LIBROS -

jueves, 2 de octubre de 2014

EL GRAN AGENTE MÁGICO por Jorge Adoum (Mago Jefa)







En muchas de sus obras el DR JORGE ADOUM (Mago Jefa) nos habla sobre los ‘Misterios de la Serpiente’, el poder eléctrico sexual de Kundalini, la serpiente ígnea de nuestros mágicos poderes que despierta con los encantos del amor y también señala claramente la Sexualidad Superior como el Gran Agente Mágico, el Arcano Indecible de la Magia, aquí algunos fragmentos de algunas de sus obras:

La Zarza de Horeb o El Misterio de la Serpiente (por Mago Jefa)

"¿No habéis leído que Aquél que creó al hombre en el comienzo del mundo, creó un hombre y una mujer y dijo: los dos no serán sino una sola carne?" (Mt. 19. 4-5).

-Sí, hemos leído, pero no hemos comprendido.

Precisamente ahí está el Misterio del Sexo.




En el muro infranqueable que separa al hombre de Dios, sólo hay una ventana: el sexo. El mismo Dios la abrió en la carne del hombre y la cerró de nuevo con carne, y únicamente por esa carne transparente, como el cristal puro de una ventana, podemos lanzar una ojeada de este mundo al otro.

La sed sexual es la sed de la ciencia; la curiosidad es un veneno.

Adán conoció a Eva y murió porque los dos no fueron, ni han sido nunca una sola carne en el amor. Todo lo que nace muere; pero el hombre será inmortal en el amor inmortal, resucitante.

El sexo no es solamente la procreación, no es el nacimiento y la muerte; el sexo es ante todo resurrección. El sexo es la fuerza resucitante y es el camino que conduce a través de la muerte, hacia la resurrección.

En el Libro de los Muertos, el falo del Dios Osiris es identificado con el propio Dios. Por eso, todo el cuerpo resucitante es fálico, está saturado de sexo, no del sexo grosero, terrenal, sino del sexo sutil, espiritual, astral, cósmico, de la fuerza resucitante, ya que el muerto tiene que resucitar, que engendrarse a sí mismo en la eternidad.

Por eso Isis encontraba todas las partes del cuerpo desgarrado de Osiris, menos el falo: "La incrustación" y por eso no podía resucitarle; y la Diosa sustituye el miembro humano por un falo sobrenatural, trascendente, divino, con "la imagen sagrada" de madera de sicómoro. Éste es el símbolo de la resurrección entre los egipcios.

El "Fuego devorado" de Jehová no es sino el fuego del ansia sexual. Pero el fuego del sexo, en Egipto era el Fuego Sagrado; para nosotros este Fuego Sagrado es fuego maldito. Los egipcios tenían en el fuego del sexo la paz, la vida eterna y la resurrección de los muertos, mientras que nosotros tenemos la muerte, el crimen y la guerra eterna. El sexo sagrado de los egipcios tenía la voz del mando "Resucita"; el sexo maldito nuestro clama "Mata".

Según la biología moderna, en el mundo humano como en el mundo animal y vegetal, no hay individuo de un solo sexo; todos son intermedios entre los dos polos, masculino y femenino.

En cada hombre, entonces, se esconde una mujer, y en cada mujer, un hombre. Esto es lo que significa el hecho de Isis cuando reemplaza el desaparecido falo de Osiris con la imagen sagrada, con el propio falo trascendente y divino.

Vivir en Dualidad sexual es caminar hacia la muerte; vivir en Unidad sexual es devenir inmortal.

La raíz de la muerte es la separación sexual de la personalidad en dos mitades. Vencer a la muerte, resucitar, es restablecer la unidad del sexo en la personalidad, es curar la abierta herida del sexo.

La personalidad integral es sellada y su amor sexual es el camino de la resurrección.

La voluptuosidad del amor es la amargura, la repugnancia, la vergüenza y el temor. Es sumo deleite, es el dolor sumo -amor y muerte.



El primer hombre inmortal, antes de la caída era Hombre-Mujer, Adán-Eva; y el hombre postrero, el resucitado, será también Hombre-Mujer. Así debe ser en Aquél que triunfe de la muerte con la muerte, del sexo con el sexo.

La divinización del hombre cede el puesto, por el momento, a la humanización de Dios. Actualmente los Dioses son hombres; envejecen, sufren, mueren y resucitan. Los Dioses mortales de la antigüedad son demasiado humanos, por eso el sacerdote antiguo oraba el oficio cotidiano diciendo: "No he venido a matar al Dios sino a reanimarlo". Pero, ¿Qué Dios es ése y con qué hay que reanimarlo? Con el sexo, porque el sexo tiene el poder de matar y de reanimar a los Dioses.

El sexo humanizó a los Dioses; el sexo divinizará a los hombres.

El sexo es el mediodía en Dios: su aurora es el Hombre-Dios, su ocaso es el Dios-Hombre. El hombre antiguo decía: "Yo soy Dios"; mientras que nosotros actualmente decimos: "Dios no existe".

Nosotros tenemos el sexo abatido mientras que los antiguos tenían el sexo transfigurado en el sexo sagrado. Por eso se dijo en el Evangelio: "Los hijos de la resurrección no se casan, porque son semejantes a los ángeles". (Mt. 22. 30).

El sexo tiene muchos nombres figurados como son los siguientes: Energía Creadora, Energía Divina, Fuego Sagrado, el Misterio de la Serpiente, Kundalini, el Fuego Ígneo, y otros muchos más. Nosotros le hemos llamado "La Zarza de Horeb", porque esta zarza arde y no se quema; es Luz Inefable y porque Dios llama en medio de la Zarza diciendo: "No te acerques acá: desata el calzado de tus pies; porque el lugar en que estás, tierra santa es". (PROLOGO)

Más adelante leemos:

“Reconozco y confieso que en el momento de unirme a mi mujer, debo, con el espíritu y con el corazón mantenerme ante Dios como me mantengo ante El, en el oficio divino, cuando me hallo al pie del altar del Señor", escribe el Padre Ustinsky, anciano sacerdote ruso, ortodoxo, verdadero cristiano, "en quien no hay ninguna malicia", el único pensador acaso que, en dos mil años de cristianismo, haya planteado la cuestión religiosa del sexo.

El hombre al orar invoca a Dios; pero al unirse sexualmente a la mujer, se convierte en Dios.

¡Blasfemia! Sí, para los hipócritas fabricantes de dogmas; pero es luz en la santidad.

El fuego del sexo es el fuego de la santidad. El origen del sexo tiene su raíz en la misma Divinidad.
Los dos no serán sino “una sola carne" se ha dicho antes del pecado original.

Es el sexo el que está en Dios, así como el hijo está en el Padre.

El sexo y la santidad son dos líneas paralelas que se encuentran en Dios; pero los ojos del libertino y la vista del fanático, no pueden ver este encuentro.

¿Es posible la santidad en el sexo?

No —responden las religiones exotéricas,

Sí —contestan las religiones esotéricas.” Y aún hay más..:

“Las masas en su ignorancia de la verdad, no pueden darse cuenta de que la función sexual es, no solamente la causa de nuestra existencia individual sino también la base y el manantial de la eternidad; y que si el hombre fuera privado del instinto del deseo sobrevendría la exterminación de la raza, de todo esfuerzo, afecto, poesía, arte y aún el amor; porque con la supresión de la función sexual, no podría haber generación ni regeneración. El amor es el espíritu animador del mundo; pero el amor es la manifestación del instinto sexual. Lo vergonzoso, lo indeseable en la función genérica se halla en la lujuria y la pura gratificación animal y como consecuencia de esta actitud antinatural y antiespiritual, nos es imposible reconocerla en la altísima, nobilísima y omnipenetrante forma del amor.

El sexo es el fundamento y el pináculo de la Religión. Las emociones religiosas brotan del poder animador de la naturaleza sexual y por medio de las emociones así despertadas, deificamos y adoramos la fuente de inspiración de nuestros anhelos espirituales.


El hombre al orar invoca a Dios; pero al unirse sexualmente a la mujer se convierte en Dios.

Es el sexo el que está en Dios, así como el hijo está en el Padre.

El hombre debe en el acto sexual, sentirse Dios Creador Omnipotente. Pero hay sexualidad carnal y sexualidad espiritual: la carnal es el nacimiento y la muerte, la espiritual es la resurrección eterna.

Más, cada vez que se presente una idea errónea del sexo o en el sexo, debemos repetir con santidad la afirmación precedente.


YO SOY LO QUE EL CREADOR ES. LUEGO:

YO SOY EL FUEGO DEVORADOR EN EL SEXO QUE CONSUME TODA IMPUREZA DE LA MENTE


El verdadero casto es el que lleva su virilidad hasta la Divinidad; porque la verdadera castidad debe estar en la pureza y en la santidad del sexo.

El placer sexual es incompleto lejos de la pureza sexual, ambos son necesarios para la unión.

Sentir el impulso sexual es sentir la Divinidad en sí, que tiende a crear primero en el invisible para después manifestarse en el visible. Si el origen invisible es limpio y santo, el visible será también limpio, puro y santo.


YO SOY LO QUE EL CREADOR ES. LUEGO:

YO SOY LA LUZ INEFABLE EN EL SEXO QUE ILUMINA TODO CORAZÓN Y TODO CEREBRO

La sexualidad espiritual tiene por objeto hallar el elixir de la vida y la piedra filosofal que transmuta los metales para la realización perfecta de toda obra. Antes de emprender una obra trascendental, hay que acercarse mucho a la esposa; pero hay que permitir que la luz atraviese entre los dos. Hay que embriagarse con el aroma de la flor sin tomarla. Hay que contemplar al árbol cuyo fruto es bueno para comer, hermoso a los ojos y agradable a la vista, pero no hay que comerlo; entonces los ojos serán abiertos. Esta es la sexualidad espiritual cuyo objeto es hallar el elíxir de la vida y la realización perfecta de toda obra.


“En el principio el sexo era la vida; era el Verbo en Dios y en El yacía. Y el sexo era la luz. Resplandecía en las tinieblas que en la nada anida. El Átomo simiente abrió una herida en una tierra del vigor vacía. Y dijo el sexo, al verla estéril, fría: "FIAT LUX" y en la luz fue sumergida. Con el sexo las cosas fueron hechas y sin él no hay semillas ni cosechas: hermano es del vivir y a él conexo. Es cierto y es verdad y sin mentira: El matrimonio a lo divino mira, porque Dios es Amor y Dios es sexo.”



Los Maestros legaron al mundo la Iniciación para hacer posible este proceso en el futuro inmediato y no esperar el curso natural de la Evolución; los místicos le llamaron el Misterio del Fuego, mientras que los ocultistas le llamaron el Misterio del Sexo o la Magia Sexual. Entonces, el Misterio del Fuego o del Sexo es la segunda Llave del Reino.



Los antiguos han buscado esta llave del Arcano Supremo del poder del Fuego y los modernos los imitaron, aunque éstos tergiversaron las doctrinas arcaicas. El Fuego era y es la Divinidad que arde en el hombre y en el Universo. Es el misterio del Espíritu Santo, que con lenguas de Fuego desciende sobre los discípulos, con lenguas de luz e inspiración en el corazón, altar del alma.

Prometeo robó y trajo el Fuego Divino a los hombres, y porque los hombres lo utilizaron para la destrucción, él fue encadenado para que un buitre le devorara el hígado, hasta que un ser humano dominara al Fuego y lo librara de su encadenamiento. Esta profecía la cumplió Hércules, que es el Iniciado perfecto, el hijo de la Luz.

Prometeo es Lucifer; Lucifer es la estrella matutina, la Estrella matutina es la Virgen María: María es el símbolo de la mujer y la mujer es el emblema de la Naturaleza.

El Génesis relata (cap. 3, vers. 15): "Enemistad pondré entre ti y la mujer, y entre tu linaje y su linaje; ella quebrantará tu cabeza y tú pondrás acechanzas a su calcañar". El hombre es la Voluntad y el Poder, la mujer es la acción del Fuego; por la unión de los dos se formó la sabiduría que modeló la tierra, el Universo, y todos los seres visibles e invisibles. El primero es la vida, la segunda es el movimiento; del cerebro derecho cruza la vida a la zona izquierda y del cerebro izquierdo cruza el movimiento a la zona de la vida, y ambos forman la luz que es mitad vida y mitad acción, y forman la esfera de la unión.

Todo hombre que trabaja para difundir su luz en el mundo, es el Iluminado Hércules que salva a Prometeo encadenado, a la Naturaleza por medio de la Espiritualización.

En el hombre hay tres soles: el Sol Padre en la cabeza que ilumina; el Sol Madre o E.S. en el sexo, que alimenta y fortalece el cuerpo; y el Sol Hijo en el corazón, que desarrolla la inteligencia; o en otros términos: el Sol Íntimo manifiesta su calor en el sexo, su vitalidad en el corazón y su luz en el cerebro.

Los sacerdotes antiguos empleaban sustancias, hierbas, animales para atraer la luz astral o el Alma del mundo, de una manera especial; pero los iluminados modernos han suprimido toda planta y todo animal para sustituirlos con el magnetismo de la mujer en sus trabajos de alta magia.

Uno de los significados de la cruz es la fricción de dos palos cruzados para reproducir el Fuego, un significado fálico, emblema del Fuego Cósmico.

El Fuego encendido por la mujer en la gaseosa sangre del hombre, circula por el sistema, anima y mantiene el cuerpo en contacto con el Alma del mundo, por medio de sus rayos áuricos y centros magnéticos.

La Llama Sagrada encendida por la mujer se traduce en humo en el sexo; el hígado lo transforma en calor en el corazón, y la glándula pineal en luz en el cerebro. Toda esta transmutación depende de la imaginación del hombre; si la imaginación se dirige abajo, durante la Llama, atrae materias cerebrales para aumentar el humo sofocante, y si se eleva al corazón y al cerebro, produce el calor del amor en el uno y la luz en el otro.

El Fuego atizado por la mujer debe ascender por la médula espinal hasta el cerebro, de donde sale por el occipucio como luz dorada, como nimbo, que los artistas clarividentes pintaron alrededor de las cabezas de los santos, y que significa la regeneración del hombre o su iluminación.

Los antiguos adoraban a Dios, colocando sobre sus altares la figura o la imagen de un hombre; los mismos cristianos colocan en sus altares al hombre y a la mujer, Jesús y María, José y María.

Sabemos de una secta del Oriente que adora solamente a la Divinidad bajo la forma femenina, y colocan en sus altares a la mujer. Primitivamente esta adoración tenía por objeto el llegar a descubrir los misterios de la Divinidad en el hombre. Los antiguos comprendían y sentían perfectamente lo dicho por Hermes: "Como es arriba, así es abajo". Comprendían que cada parte del organismo humano tenía su significado secreto; las medidas de este cuerpo y sus movimientos, servían para medir todas las partes del Cosmos y conocer con exactitud sus movimientos. Ejemplos de esta sabiduría los conservan la Pirámide de Egipto, el Arca de Noé, el Templo de Salomón.

Cuando el tiempo echó el velo de la ignorancia sobre las mentes humanas, comenzó el hombre a adorar el símbolo en sí, olvidando la Realidad simbolizada y dio a cada acto de sus misterios un significado objetivo. El mundo actual aprende lo que le dictan los sentidos externos y no se detiene a estudiar inteligentemente el mundo interno del hombre para llegar a descubrir el verdadero arcano de la Sabiduría.

Cuando el hombre vuelva al reino Interno y Subjetivo entonces comprenderá las palabras del Divino Maestro que dice: "El Reino de los Cielos está dentro de vosotros". Comprenderá que Adán no es un hombre, sino la primera emanación positiva del Absoluto.

Que Eva no es una mujer, sino la segunda emanación pasiva.

Que el Jardín del Edén está en el cuerpo que reúne estas polaridades.

Que el fuego infernal arde eternamente en el sexo y atormenta al que lo busque, y que Lucifer, la Bestia, está en esta parte del cuerpo.

Que el árbol de la Vida y del Conocimiento del Bien y del Mal, en medio del Jardín del Edén, es el sexo que está en medio del cuerpo humano.

Que el Hijo de Dios es el hijo del Fuego Sagrado, mientras que el Hijo del Hombre es el hijo de los deseos humanos, representados en la Biblia por Adán y Eva, Caín y Abel


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