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domingo, 1 de abril de 2018

La Empática Cuántica de Gina Bribany






Capítulo I





LA EMPATÍA HA SIDO CONOCIDA comúnmente como la posibilidad de ponerse en los zapatos del otro, comprender lo que el otro siente o experimenta, sea físico, emocional o mental. Esta perspectiva ha sido explicada desde diferentes disciplinas como la filosofía y la psicología. Sin embargo, últimos estudios de la neurología sobre cómo se manifiesta la empatía en los seres humanos revelan aspectos fascinantes sobre las conexiones neuronales en nuestro cerebro.

Este fenómeno de la empatía a nivel neuronal constituye la base de mi teoría sobre la empatía cuántica en la cual planteo la posibilidad de crear nuestro éxito y felicidad, conectando con aquello que deseamos.

El primer experimento sobre la empatía a nivel neurológico se realizó en la universidad de Parma en Italia. El experimento consistió en poner a un chimpancé frente a un cacahuate, conectado a una máquina de resonancia magnética, para observar qué sucedía a nivel neuronal. El chimpancé se encontraba tratando de abrir el cacahuate y ciertas neuronas se encendían en su cerebro; de repente un humano entró en el laboratorio y tomó unos cacahuates del otro extremo de la habitación, los abrió y se los comió. Cuando el chimpancé observó que el humano estaba haciendo lo que él estaba intentando hacer, las mismas neuronas se encendieron en el chimpancé. Al estudiar la resonancia magnética los científicos se dieron cuenta de que las neuronas que alumbraban en el cerebro del chimpancé cuando éste realizaba la acción, eran las mismas que alumbraban cuando el chimpancé veía al humano realizar la acción. En ese momento pensaron que la máquina se había dañado, pero después de varios experimentos con humanos descubrieron que así es como se produce la empatía y a estas neuronas les otorgaron el nombre de neuronas espejo. Este descubrimiento constituye uno de los descubrimientos más importantes de la actualidad, incluso muchos aseguran que las neuronas espejos harán para la fisiología lo que el ADN hizo para la biología, ayudarán a explicar y a comprender muchas habilidades mentales del ser humano y su potencial misterioso.

En la empatía observamos a otros realizando una acción y encendemos las mismas neuronas que enciende el que está realizando la acción. Es decir que la acción y la observación representan lo mismo en el lenguaje del cerebro.

Pienso que siendo el cerebro una unidad tan inteligente, sabe lo que hace y si para el cerebro, lo que observa y lo que hace son la misma cosa, es porque así es en realidad.

Después de este primer acercamiento se han realizado múltiples experimentos entre humanos, demostrando las conexiones neuronales en la empatía.

Cuando observamos a otro ser vivo experimentando dolor, felicidad o cualquier otro sentimiento, al igual que realizando una acción, las mismas neuronas que se encienden en el cerebro de esa persona que observamos se encienden en nosotros y por eso se les llama neuronas espejo, porque reflejan las mismas conexiones neuronales en nuestro cerebro.

Sin embargo, el fenómeno de la empatía no sólo se limita a la observación. Un caso de empatía interesante ocurre cuando varios bebés se encuentran en un mismo espacio y estando cada uno en su cuna, uno de los bebés comienza a llorar; los otros bebés automáticamente comienzan a llorar también y esto ocurre como una respuesta empática.

La empatía ocurre también a nivel ideológico. Nos identificamos con quienes comparten nuestras mismas creencias y también podemos llegar a sentir empatía con las emociones de otros a través de la parte del cerebro llamada ínsula.

He encontrado un factor revelador en estos descubrimientos sobre el fenómeno de la empatía que contiene un potencial creativo invaluable.

He observado la empatía desde el punto de vista cuántico y me ha hecho llegar a la conclusión de que la empatía no sólo ocurre entre seres humanos; el fenómeno de la empatía ocurre entre dos energías, cualquiera que sea su manifestación física. Aunque los objetos no poseen neuronas, poseen partículas que se comportan de acuerdo con nuestras expectativas y ésta es otra forma de empatía que he llamado Empatía Cuántica. Esta responde al mismo principio de la empatía entre los humanos, la diferencia es que en lugar de las neuronas, los objetos poseen átomos y éstos, al igual que las neuronas, reflejan las expectativas del observador, generando el mismo efecto espejo.

El término “cuántico” viene de la mecánica cuántica que constituye una de las últimas y principales ramas de la física que explica el comportamiento de la materia y la energía.

La empatía es un fenómeno que ocurre a todos los niveles de nuestra existencia, por eso la llamo empatía cuántica porque se manifiesta en la materia y en la energía a través de una ley de correspondencia que conecta con las cosas y también puede manifestar cosas.

Uno de los postulados de la física cuántica afirma que los electrones de un átomo pueden cambiar de una órbita a otra sin moverse a través del espacio que las separa; en un momento está en la órbita A y al siguiente está en la órbita B, aparece o desaparece y a esto se le llama “salto cuántico”. Si el electrón absorbe energía, puede saltar a una órbita superior y si libera energía, puede pasar a una órbita inferior. En palabras sencillas, un salto cuántico es un cambio de estatus de un conjunto de circunstancias a otro que ocurre de manera inmediata, como un gran salto de un punto a otro, sin fases intermedias.

Esto trasladado a nuestro día a día quiere decir que si absorbemos energía podemos saltar a órbitas superiores, vibrando con la prosperidad, la salud y la felicidad, pero si perdemos energía, podemos pasar a una órbita inferior, vibrando con la tristeza, la enfermedad y la limitación; ambos saltos pueden ocurrir de un momento a otro. No necesitamos de procesos largos y desgastantes para alcanzar el estado que queremos; la física revela la posibilidad de realizar este salto con tan solo cambiar nuestra frecuencia energética.

Así es como la empatía cuántica trasciende las barreras del tiempo y el espacio dando saltos cuánticos hacia la realidad que queremos vivir.

Según los últimos descubrimientos de la ciencia, cuando imaginamos algo, nuestras neuronas se encienden de manera idéntica que cuando lo estamos viendo físicamente. Nuestra mente no diferencia entre lo que vemos y lo que imaginamos, las dos cosas son reales. Lo que hace que la mente no diferencie entre lo que ve y lo que imagina, es el hecho de que la mente está programada para leer energía e información y tanto las acciones en el plano físico como en el plano de la imaginación, son energía e información. Esto me llevó a desarrollar la técnica de la empatía cuántica para manifestar lo que deseamos en el plano físico.

La mente que sólo observa tiene una respuesta natural a pensar en lo que está observando y por eso se encienden las mismas conexiones neuronales. De la misma forma, la mente que sólo imagina tiene una tendencia natural a accionar lo que está imaginando. Esto ha sido observado en algunos experimentos cuando el observador en muchos casos alcanza a detectar las intenciones del sujeto observado y enciende las mismas conexiones neuronales, incluso antes de que el sujeto observado complete la acción, como si viajara al futuro, prediciendo lo que va a pasar.

Esto sitúa al tiempo en perspectiva pues elimina la necesidad de observar la acción físicamente antes de que se enciendan las neuronas en nuestro cerebro y plantea la posibilidad de obtener el mismo resultado al invertir el orden de la empatía, imaginando primero lo que queremos que suceda, para que lo que imaginamos ocurra después en el plano físico.

El método de la visualización está siendo utilizado cada vez más en las prácticas deportivas como método de preparación, pues se ha demostrado científicamente que cuando el deportista repasa sus movimientos a través de la visualización, obtiene mejores resultados. Esto ocurre porque cuando imaginamos que corremos una carrera, que practicamos una jugada o un salto atlético, nuestro cerebro está generando las mismas conexiones que cuando la actividad se realiza físicamente y de hecho los mismos músculos que están involucrados en los movimientos se mueven idénticamente cuando lo imaginamos. Esto prepara al cerebro para que reconozca estos movimientos, haciéndolo más fácil para el deportista cuando la actividad se realiza físicamente.

Lo más interesante es que desde la perspectiva cuántica esto trasciende los confines de nuestro cuerpo físico de tal forma que cuando nos imaginamos y sentimos en prosperidad, en salud, en amor a través de la repetición, lo podemos manifestar en nuestra vida.

Estamos siendo llamados a modificar la manera como hemos venido creando nuestra realidad. Cada vez más experimentos y disciplinas confirman que no necesitamos de la acción física para poder crear lo que queremos. Estamos en una nueva era de consciencia donde se nos están brindando todas las herramientas para crear a través del poder del pensamiento. Esto no significa que nos sentaremos a esperar que las cosas sucedan sin actuar en consecuencia, la acción es importante. Lo que significa es que tus experiencias no están determinadas únicamente por tus acciones, sino también por tus pensamientos. Así que para cambiar de la pobreza a la prosperidad, no necesitas trabajar duro y sin descanso, primero necesitas conectar con la prosperidad desde tu interior a través de tus pensamientos y esto cambiará la experiencia, porque en este caso, las acciones son sólo el resultado de tus pensamientos.

Es un error pensar que puedes cambiar la realidad sólo modificando tus acciones. Esto sólo te traerá frustración y más de la misma experiencia y te dirás a ti mismo, “por qué me sucede esto si he hecho todo bien”. El error está en que has modificado el vaso, más no el contenido del vaso. Cuando modificas tus creencias sobre tí mismo y sobre cómo deben ocurrir las cosas, las experiencias cambiarán por sí solas y tus acciones serán guiadas por un nuevo esquema de pensamiento que te llevará al éxito.

Para ayudarte a comprender cómo funciona la empatía cuántica y desarrollar la técnica iremos en un fascinante recorrido por los diferentes elementos que la componen llegando así a descubrir su potencial creativo.

Este recorrido incluye diferentes perspectivas, filosóficas, científicas, psicológicas y espirituales, las cuales me he dado a la tarea de investigar con el objetivo de demostrar que independientemente de la perspectiva el resultado es el mismo: somos lo que pensamos.


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