EL MUNDO DE LA MENTE
El cuerpo en que nosotros vivimos es un vehículo en el que el hombre y su mente actúan en el mundo. Este vehículo lleva también consigo un saco de herramientas, que son los órganos de los sentidos, los que le informan de lo que existe y ocurre dentro del límite de su capacidad. Supongamos que ceso de escribir por un momento y miro a mí alrededor. Frente a mí están la mesa y las sillas, y colgados de las paredes los estantes Y vitrinas, un reloj, los cuadros, un calendario y muchas otras cosas. Miro a través de la ventana y veo las copas de palmeras Y mangos, las blandas nubes de marzo en Madrás, destacándose sobre el intenso azul del cielo. Si en lugar de los ojos atiendo los oídos, llega a mí el graznar de un cuervo hacia la izquierda, el tictac del reloj de pared, los pasos de alguien que anda por el corredor, el murmurar de voces distantes, el chillar de una ardilla no muy lejos, el musitar de los pandits allá abajo, el golpe seco de una máquina de escribir no sé donde, y por último el constante rugir de las rompientes de la Bahía de Bengala, al quebrarse en la costa de Adyar, a una media milla de distancia.
Escucho más atentamente y siento el sordo y prolongado ruido de la sangre en mis oídos, y el lento y distante silbar de alguna oscura función fisiológica. Enfoco la atención en la epidermis, y siento la pluma que suavemente aprieto entre los dedos, la ropa que ciñe mi cuerpo, la silla en que me siento (ojalá fuera más cómoda), el piso en que descansan mis pies, y la brisa dulcemente tibia que me produce una agradable sensación en las manos y en el rostro.
De este modo los sentidos, que porta consigo este vehículo de mí cuerpo, que es el instrumento de la voluntad y el foco de la conciencia en el mundo exterior, me ponen en contacto con tina parte de este vasto mundo en que vivimos. Sin embargo, no es más que un diminuto fragmento del mundo. Por muchos años he viajado en este cuerpo, y he visto, oído y sentido doquiera muchísimas cosas, mas ¡cuán poco de la experiencia que he tenido puede existir en un momento dado en mi conciencia, cuán inefablemente pequeña ha sido toda ella en comparación con todo lo que existe y no he visto o conocido!
De la misma naturaleza es el mundo interno de la mente. Existe también una vasta región de verdaderas ideas, algunas de las cuales conozco ahora con el vehículo de mi mente, pero cuya mayoría permanece aún para mí como lo desconocido y sin' límite aparente. En ese mundo tengo también un instrumento, y en obediencia a mi voluntad viaja por el mundo del pensamiento y sigue su derrotero por la vida mental, lo mismo que mi cuerpo vive y se mueve en el mundo exterior. Ese vehículo es la mente, el foco de mi conciencia en lo que atañe a las cosas mentales. Tomemos otro símil, y digamos que el cuerpo mental, que me permite prestar atención a las ideas, es como un pececillo que nada en el vasto océano de las ideas, y ve y me informa de lo que se halla al alcance de sus limitadas facultades, No puede ver más allá de cierta distancia, ni dar grandes saltos en el espacio, sino que debe viajar por los puntos intermedios para ir de un lugar a otro, o sea para pasar de una idea a otra.
💗