George Ivanovitch Gurdjieff (1866-1949) dejó un legado de diversidad única y la expresión de una forma de pensamiento orgánica y coherente. Aparte de sus tres libros, que presentan una original visión de Dios, el universo y el ser humano, compuso también unas 200 piezas musicales y creó un intrigante conjunto de danzas y ejercicios físicos llamados “Movimientos”. Sin duda, éstos son la materia principal de su sistema de enseñanza, queriendo él mismo ser conocido simplemente como “maestro de danza”. Sus desafiantes ideas tales como “el ser humano está dormido” y “recuérdate a ti mismo siempre y en todas partes” han influenciado generaciones de hombres y mujeres de todo el mundo desde su primera aparición en Moscú en 1913. Nacido en Alexandropol, lo que es actualmente la región fronteriza entre Rusia y Turquía, desde muy joven desarrolló un profundo anhelo por una forma especial de conocimiento que él creía estaba enraizado en las tradiciones antiguas y oculto en algún lugar de la tierra. Formado en religión y medicina, a la edad de veinte años se embarcó en un viaje que le condujo a los lugares más inaccesibles de Oriente. Indudablemente, es durante estos viajes que Gurdjieff entra en contacto con monasterios, grupos étnicos y escuelas de sabiduría perenne recopilando el vasto repertorio de coreografías, gimnasias, danzas sagradas y música. En estos viajes descubrió que gran parte del conocimiento antiguo era transmitido en los templos a través de la música y la danza. Los movimientos de estas danzas formaban un alfabeto que podía ser descifrado por aquellos que estaban preparados para ello. Así, al atardecer, cuando los sacerdotes y sacerdotisas danzaban en el hall del templo, los iniciados podían leer e interpretar la verdad implantada hace miles de años en los gestos y en las posturas y que brotó de fuentes conscientes, siendo transmitida de esta manera de generación en generación. Cuando Gurdjieff vio estas danzas por primera vez, se quedó atónito y conmovido por la precisión y la pureza de las posiciones sin todavía comprender su significado. Con el tiempo descubrió que las mismas leyes que gobiernan el cosmos y la existencia entera pueden ser encontradas en la psique humana y en su estructura celular y que a través de ciertos movimientos y patrones estrictamente definidos por los bailarines, esas leyes se hacen visibles e inteligibles para aquellos que las conocen. Fue después de estos largos viajes que Gurdjieff vuelve a Rusia, poseyendo un profundo conocimiento del movimiento, la música y el ser. Así, comienza a reunirse con personas interesadas en el crecimiento espiritual y a transmitir su conocimiento, instalándose en Francia donde crea el Instituto para el Desarrollo Armónico del Hombre.
Gurdjieff hizo un esfuerzo supremo para desarrollar ejercicios que ayudaran a fortalecer la consciencia, la voluntad y el poder de atención, habiendo dos períodos marcadamente diferentes en la creación de sus Movimientos. El primer período sería desde 1918 hasta 1924, año en el que tuvo un accidente de automóvil, y en el que los Movimientos consistían en ejercicios obligatorios, danzas derviches, danzas-trabajo, danzas de mujeres y elaboradas ceremonias y rituales-oración. Los Movimientos de este período contienen marcados componentes étnicos y religiosos. El segundo período va desde 1939 hasta su muerte en 1949, en el que Gurdjieff organizaba clases de Movimientos casi a diario para diferentes grupos, transmitiendo nuevos Movimientos y ejercicios. En este período creó lo que se conoce por la Serie de los 39 Movimientos, en los que prevalecen los gestos y las posturas abstractas presentados en desplazamientos matemáticos y geométricos.
Gurdjieff llama a su método de enseñanza "trabajo" porque requiere de nosotros un esfuerzo real que podemos hacer de forma invisible e interna. Estamos hablando de un trabajo psicológico interno, un trabajo que requiere, no sólo de conocer las ideas sino también de aplicarlas y experimentarlas en nosotros mismos. Esta aplicación práctica nos lleva a un cambio personal que nos abre a un nuevo nivel de conocimiento que algunos han llamado "conocimiento a través del ser". Las ideas presentadas en este trabajo tienen el poder de una transformación psicológica y espiritual genuina en medio de la vida diaria. Está hecho a medida para aquellas personas que, sin escapar de sus obligaciones cotidianas, las necesitan para llevar un significado y un propósito a sus vidas. Esta enseñanza trata así sobre la posible transformación de uno mismo y la materia a explorar somos nosotros mismos. El trabajo de Gurdjieff ofrece percepciones magníficas en la idea de "conócete a ti mismo", conectándola con nuestros asuntos personales y haciéndonos comprender lo que esta idea implica realmente. La enseñanza comienza con el fundamento de que antes de poder cambiar algo en nosotros, debemos ser más conscientes de quiénes somos ahora. Gran parte de este trabajo estriba en echar por tierra las ideas e imaginaciones de lo que creemos que somos, para descubrir quiénes somos realmente. Todas las enseñanzas espirituales dicen que existe un extraordinario potencial en el ser humano, pero muy pocas personas tienen el coraje de actualizarlo.
El Trabajo provee herramientas psicológicas que pueden elevarnos más allá de la confusión y el caos pero, si deseamos tener una vida de una cualidad diferente, debemos comenzar por darnos cuenta qué tipo de vida tenemos ahora. El ser humano es un ser capaz de auto-desarrollo, es una semilla, pero esta semilla puede malgastar su potencial de crecimiento. Una persona puede sufrir una transformación definitiva, una evolución real si sabe lo que debe hacer. Nuestro propósito es transformar nuestro estado psicológico actual, el cuál está hecho de actitudes e imitaciones que hemos ido recogiendo a lo largo de años de desarrollo y como resultado de conductas inconscientes. El Trabajo nos muestra el camino a través de todas estas conductas inconscientes, de nuestras actitudes, de todas las cosas que no reconocemos y que, consecuentemente, nos dañan en nuestra vida diaria. Algo fundamental aquí es la sinceridad con uno mismo. Y esto no es fácil. De alguna manera lo sabemos, pero en esta enseñanza la sinceridad se hace aún más difícil debido a que podemos comenzar a vislumbrar cosas en nuestra forma de ser y hacer que no coinciden con la idea-imagen que tenemos de nosotros mismos. Debemos salir de la oscuridad del no conocer quiénes somos realmente, cómo nos comportamos y por qué lo hacemos de esa forma. El uso de la atención y la energía es muy importante en este proceso. Todo lo que el trabajo ofrece está basado en la práctica, en ideas verificables. No debe ser un acto de fe o una creencia, sino que debe haber un esfuerzo, un trabajo de transformación psicológica real. Ninguna de las ideas expuestas en la enseñanza de Gurdjieff se comprenderá sino nos las aplicamos a nosotros mismos. El Trabajo requiere esfuerzo psicológico a través de una auto-observación conscientemente mantenida. Estas ideas no pueden cambiar nuestra vida externa de forma directa. Lo que sí harán será cambiar nuestra vida interna y elevar nuestro nivel de consciencia, transformando así nuestra relación con la vida y, consecuentemente, transformándolo todo a nuestro alrededor.
La danza sagrada ha estado considerada como una materia principal de estudio en todas las escuelas esotéricas del Este, tanto en tiempos remotos como actualmente, preservando su profundo significado religioso y científico en su sentido real. Los movimientos que las componen tienen un doble propósito; expresan y contienen cierto conocimiento, una dimensión desconocida que revela lo que está oculto para el hombre ordinario y, a la vez, sirven de método para obtener un estado armónico del ser. Las combinaciones de estos movimientos expresan diferentes sensaciones, producen varios grados de concentración de pensamiento, crean esfuerzos necesarios en diferentes funciones y muestran las posibilidades de la fuerza individual.
Según la enseñanza de Gurdjieff, en el ser humano existen dos polos. Un polo corresponde a su potencial, a sus posibilidades reales. El otro corresponde a la forma en que vive, en estado de hipnotismo. Se contenta con una vida tolerable, al mínimo, haciendo lo posible por olvidar el drama de su mortalidad y de su no saber. Su vida gira entorno de un conjunto de intereses insignificantes y superficiales. Está esclavo del automatismo que gobierna sus pensamientos y sentimientos, estando esto estrechamente ligado con los movimientos y posturas que adopta. Es necesario, dice, que el individuo comprenda su condición actual. Intentar despertar de este sueño debería ser la dirección de su vida a cada momento. Si fuéramos capaces de pasar de nuestro nivel ordinario a uno superior, significaría que algo en nosotros ha cambiado. Los cambios están gobernados por leyes cósmicas definidas y el conocimiento de estas leyes existe y puede ser descubierto.
Los Movimientos y Danzas Sagradas que Gurdjieff nos legó proveen condiciones especiales para el trabajo de transformación y es un método de estudio que ayuda a los bailarines a despertar este potencial, el Yo permanente y unificado. Según él, introducen una serie de nuevas posturas procedentes de una humanidad consciente, proveniente de un conocimiento real, que puede abrirnos a un orden diferente dentro de nosotros, ayudándonos a salir del estrecho círculo de automatismo y hábitos.
El lenguaje de estas Danzas es matemático, de acuerdo a una medida exacta. Cada movimiento tiene su lugar específico, su duración y su peso. Las combinaciones y secuencias son matemáticamente calculadas. Las posturas y las actitudes están definidas para producir emociones predeterminadas. En este tipo de movimiento, aquel que observa puede también participar, puede leerlas como si de un libro se tratara, en el cuál una mente y una emoción de grado superior toma lugar. En la creación de estos movimientos, cada detalle tiene su significado. El más pequeño elemento es tomado en cuenta y nada se deja al azar o a la imaginación. Existe sólo un gesto, una postura y un ritmo posible con el que representar una situación humana o cósmica determinada. Otro gesto, postura o movimiento no sería verdadero. Si se produce la más mínima falta de cálculo en la composición de un movimiento, la danza sería profanada y la fantasía tomaría el lugar del conocimiento.
Durante toda su vida, Gurdjieff se dedicó a estudiar estas danzas sagradas, dominando sus principios, lo que constituye una rama del arte objetivo. Comprendiendo los principios, Gurdjieff fue capaz de transmitir verdades a través de estos movimientos. Vistos como ejercicios o como danzas, los Movimientos tienen como meta el re-equilibrio del cuerpo-mente-emociones y un nuevo orden de sus funciones. Revelan la existencia de una ciencia sagrada, una ciencia exacta capaz de abrirnos a la experiencia de otra dimensión, de otra fuente de vida, adquiriendo su significado real sólo cuando la aparición de una energía más alta nos revela otro nivel del ser. Para acercarse a esta fuente vital, es necesario atravesar un proceso, ver el estado de dependencia mental que nos divide, que limita nuestro campo de consciencia y nos hace dudar e incluso olvidar nuestro propio poder de liberarnos. Es sólo después de haber sufrido, después de reconocer la limitación, que puede aparecer una profunda aceptación y apertura. El ser interno se vuelve permeable a una acción de un orden totalmente diferente. En la práctica de los Movimientos nuestra apertura a esta acción es puesta a prueba constantemente y éste, es el ejercicio esencial.
La ejecución de las Danzas de Gurdjieff es un test que no permite el fraude. La posición y el movimiento se convierten en algo consciente. A través de una posición firme y equilibrada la presencia se mantiene sin tensión ni gasto innecesario de energía. Debe haber exactitud en el gesto, obediencia al ritmo, absoluto orden gobernando las filas de los bailarines y unanimidad de movimiento. El menor error puede echar a perder todo el trabajo. El bailarín debe tener una atención profunda, relajada, sostenida y renovada. Debe sentir la posición, tener una impresión viva de ella, la posición debe ser correcta y pura, tratando de ampliar el contacto directo entre la voluntad y el cuerpo mientras ejecuta la transición de las posturas. Esta sensibilidad no se desarrolla sólo por ella misma sino que es necesario que el participante tenga una actitud externa que corresponda con la actitud interna. El objetivo es que se produzca una abstracción de la asociación de ideas que lo absorbe y dividir la atención, a fin de que los centros no tengan libertad para desempeñarse equivocadamente.
Los Movimientos reclaman nuestro ser de diferentes maneras y esto explica su asombrosa diversidad. Algunos movimientos buscan la maestría del cuerpo a través del ritmo y la intensidad que envuelve una atención conscientemente controlada y más “masculina” en su expresión. Otros requieren mayor suavidad y una expresión más “femenina”, que nos alzan más allá de la condición humana a través de la belleza en gestos de profundo significado. La intención no es satisfacer un sentido estético, aunque lo hace, sino despertar energías latentes con la ayuda de posturas apropiadas. La danza practicada con esta intención tiene un significado completamente diferente, nos convertimos en instrumento de la energía universal.
Cuando los pensamientos y la imaginación desaparecen y solo las vibraciones del cuerpo son el centro de nuestra atención, el otro mundo se vuelve accesible. Aquí, todos los motivos de deseo y curiosidad se vuelven completamente irreales y aparece un nuevo tipo de pensamiento, liberado de forma y compuesto de una energía pura y frágil.
Gurdjieff siempre consideró los Movimientos como una parte esencial de su enseñanza. En un primer vistazo, éstos parecen sólo ejercicios de atención, pero más tarde también pueden ser entendidos como un lenguaje en el sentido de que, a través de gestos simbólicos y otros signos, posturas y desplazamientos, se expresan leyes cósmicas difíciles de percibir a través de los sentidos ordinarios, además de estar más allá del alcance de nuestra comprensión actual. Algunos Movimientos parecen ofrecer de forma bastante clara un vehículo transmisor de conocimiento que el pensamiento racional no puede alcanzar, a niveles superiores del ser humano que ordinariamente no puede asir. Se puede sentir que sucede cierto tipo de proceso alquímico que, no solamente nos da destellos del "camino", sino que nos capacita para movernos en esa dirección. Al principio, el único problema que surge trabajando con los Movimientos es el adoptar la postura correcta y la sucesión de gestos y desplazamientos que van con ellos. En esta etapa, la atención debe estar enfocada en las diferentes partes del cuerpo que tienen que representar los múltiples movimientos, simultáneamente o en rápida sucesión. Esto es bastante dificultoso, pero pronto será preciso otro esfuerzo: el momento de la cualidad más refinada posible de atención hacia la sensación de uno mismo como un todo. Durante cierto período de tiempo, nuestro acceso a esta demanda adicional de atención será torpe. No obstante, el doble esfuerzo de atención a veces aparece, trayendo consigo un sabor fugaz de libertad que, a pesar de durar poco, es tan memorable que ansiosamente se busca otra vez. Una vez que este tipo de trabajo comienza a ser posible, los Movimientos ya no son controlados sólo en referencia a una imagen mental, sino que dependen de la aguda sensación de uno mismo que mana de un nivel de atención más activo. Se podría decir entonces que el Movimiento se manifiesta a través de mí, no por mí. Esto lo cambia todo.
A pesar del deseo de hacer el Movimiento solo en referencia a una imagen mental, esto no puede tener éxito debido a que la mente no es lo suficientemente rápida para controlar el instrumento que debe producir la actividad física requerida. El cuerpo se cohíbe en su intento de cumplir una demanda que no es la acostumbrada. Los Movimientos que se realizan de esta forma, no serán ni precisos ni obedientes al tempo, apareciendo la emoción que lo confunde todo. Tal actividad permanece a un nivel ordinario y las contracciones habituales de la vida cotidiana se presentan como barreras a la fluidez correcta de energía, que intenta moverse en todas las direcciones de forma incontrolada y que es la causa principal de la falta habitual de contacto con nuestro propio cuerpo. Cuando la atención se dispersa de esta forma, los Movimientos, o no pueden ser hechos o, en el mejor de los casos, se convierten en una mera gimnasia. La des-identificación con las interferencias de la mente permite una nueva libertad de pensamiento, un mejor dominio del gesto y ayuda a mantener la atención sobre uno mismo. Por lo tanto, el punto inicial de la auto-observación debe ser el conjunto de la sensación corporal. Y es a través de esta sensación, que podemos discernir los diferentes movimientos y energías de nuestras propias funciones internas. Sin la estabilidad de esta sensación, los esfuerzos en el trabajo de la observación de sí se tornarán rápidamente en identificación con cualquier cosa que nos atraviese.
Auto-observación y niveles de sensación
La sensación puede ser experimentada en diferentes niveles, dependiendo del grado de atención y relajación de cada uno. Estos niveles son:
La sensación automática y superficial de los dolores.
La sensación más sutil de la temperatura, el movimiento y el tacto.
La sensación de hormigueo de la totalidad de la piel.
La sensación compacta del peso y la forma del cuerpo.
La sensación vívida de la estructura interna de la fascia, músculos, órganos, huesos, etc., incluyendo las tensiones.
La sensación vibrante e integradora de los campos energéticos del cuerpo y los circuitos que conectan todas las funciones del ser.
La sensación profunda y acompasada de espacio y silencio que se encuentra en el corazón de nuestro ser somático. Esta es una etapa crucial en el trabajo de auto-observación porque sólo experimentando la sensación como ambos, espacio y silencio, que podemos abarcar la totalidad de nosotros mismos. Es en este "abarcar" que comienza la transformación de uno mismo.
Así, se puede comprender que la llave del auto-conocimiento y de la auto-transformación se encuentra en nuestros sentimientos y emociones. Gurdjieff deja claro que nuestros sentimientos y emociones son los caballos que conducen el carruaje de nuestro cuerpo. Ellos dan forma y reflejan nuestras relaciones y actitudes hacia nosotros mismos y hacia el mundo.
Cuando el movimiento es correcto, este produce un sonido. Una influencia especial que puede ser recibido por aquellos que escuchan. Es como una reverberación de vibraciones provenientes de un nivel superior de consciencia, que puede ser sentido no sólo por las personas que representan un movimiento dado, sino también por las personas que lo observan. A este respecto, se puede decir que los Movimientos son una ilustración de la práctica de las tres líneas de trabajo características de la enseñanza de Gurdjieff: trabajo con uno mismo, trabajo con los demás y trabajo por el trabajo en sí.
Gurdjieff dijo que después de 20 años de exploración a través de Asia Central y Oriente Medio, trajo consigo tres cosas. Lo primero sería el sistema de conocimiento esotérico. Segundo, un conjunto de danzas sagradas y ejercicios y tercero, piezas musicales, a muchas de las cuáles las consideró arte objetivo. La gente que trabajó cerca de él durante algunos años, ha dicho que Gurdjieff consideraba estas tres partes igual de importantes como vehículos para su enseñanza. No es posible hablar de las Danzas Sagradas sin hacer referencia a la música que las acompaña y al conocimiento que las envuelve.
En lo más profundo de su enseñanza sobre la naturaleza y el propósito de la música, subyace la diferencia entre arte objetivo y arte subjetivo. Él comprendió que la mayor parte de la música que escuchamos es sólo arte subjetivo, un fenómeno enteramente accidental que aparece de un estado subjetivo fluctuante del compositor en el momento de su composición y que afecta al oyente de acuerdo con el estado, también totalmente subjetivo en el que está cuando la escucha. El arte objetivo, por el contrario, no contiene ningún elemento accidental en su creación o en su efecto. Es un lenguaje universal, que actúa de la misma manera en todas las personas, de acuerdo a su nivel de ser.
Gurdjieff creó Movimientos en dos períodos separados de su vida y su enseñanza, pudiendo estos ser divididos en dos grupos históricos principales. El primer período fue de 1917 a 1924, cuando unos 60 Movimientos eran estudiados y presentados en escenarios de París y América. Aquí hay extractos de su ballet "La lucha de los Magos" (ahora perdido) y los Movimientos que fueron creados en los años en que Thomas de Hartmann colaboró con él. La música para los Movimientos de este período fue compuesta por el mismo Gurdjieff para ser presentados por una orquesta de 36 piezas. Más tarde, esta orquestación fue transcrita sólo para piano. Según Gurdjieff, estos son los Movimientos que contienen la música y las posturas que escuchó y observó durante sus viajes. Estos primeros Movimientos son de diferente tipología y con diferentes propósitos. Primero vienen las Obligatorias o ejercicios despertadores, diseñados para traer los tres niveles a un estado de atención y consciencia del momento presente. El segundo grupo son las Ocupacionales o danzas-trabajo, representaciones y mímicas que reflejan la esencia de un particular oficio o actividad. Estos Movimientos son practicados esencialmente con un compañero, sintiendo que se trabaja como un todo unificado. En el siguiente, hay Movimientos que expresan las dos grandes Leyes, la Ley de Tres y la Ley de Siete. Tradicionalmente se decía sobre la combinación de estas dos leyes, que requerían tener experiencia en movimiento para entender con profundidad su interacción. Junto a este tipo de Movimientos están las Oraciones o Movimientos devocionales, que constan de posiciones y gestos simbólicos. Otro grupo de Movimientos es el practicado sólo por hombres o sólo por mujeres. Tomar parte en estos Movimientos da al bailarín la oportunidad de experimentar la esencia de las energías masculina y femenina.
Después de su casi fatal accidente de coche en 1924, Gurdjieff estuvo años sin transmitir nuevas Danzas, trabajando entonces de forma intensiva en la creación de nuevos Movimientos para su grupo de París, basados en la circulación del eneagrama. El segundo período fue de 1939 hasta su muerte en 1949, en el que impartía clases casi a diario y, en realidad, representaban la única enseñanza estructurada que entonces transmitía. Este período incluye la serie de los 39 Movimientos, el último de los cuales, el Nº 39, fue creado 18 días antes de su muerte. Debido a que de Hartmann dejó a Gurdjieff en 1927, la música para estos era improvisada.
El joven Thomas De Hartmann, a la búsqueda de un maestro espiritual, se encontró con Gurdjieff en 1916 y pronto se convirtió en su discípulo. Como Gurdjieff no era un compositor de formación, De Hartmann también se convirtió en el instrumento ideal para la expresión de los pensamientos musicales de Gurdjieff. Comenzó armonizando, desarrollando y comprendiendo la música de Gurdjieff para las Danzas Sagradas o Movimientos. Unos años más tarde, De Hartmann colaboró de una manera similar en otros trabajos musicales de Gurdjieff independientes de los Movimientos. De forma asombrosa, estas piezas posteriores, muy considerables en número, fueron casi todas compuestas entre 1925 y 1927 en Fontainebleau (Francia). En 1927 este trabajo musical finaliza y Gurdjieff nunca compone otra vez. La música de Gurdjieff y De Hartmann se diseñó para asistir a la armonización de la psique humana posibilitando una experiencia emocional de mayor grado, particularmente cuando se utiliza acompañada de los Movimientos. Para Gurdjieff, más que el valor emocional de la música, es importante el que consiste en vibraciones a través de las cuáles ciertas leyes pueden ser estudiadas y aplicadas a toda la creación.
La música objetiva está basada en un conocimiento de las matemáticas preciso y completo determinando las leyes de la vibración y, por lo tanto, producirá un resultado en el oyente específico y predecible. Gurdjieff da como ejemplo a una persona no religiosa que llega a un monasterio. Escuchando la música que es tocada allí, la persona siente el deseo de orar. En este ejemplo, la capacidad de llevar a alguien a un estado interior más elevado es dada como una de las propiedades del arte objetivo. El efecto, dependiendo de la persona, difiere solo en el grado. De acuerdo a Gurdjieff, en la antigüedad todas las artes estaban relacionadas con las leyes de las matemáticas y servían como contenedores de un conocimiento superior acerca del ser humano y del cosmos, codificado en diferentes formas, preservado así de distorsiones posteriores. Incluso si el significado interno fuera olvidado, el "texto" o esencia permanecería intacta esperando ser redescubierta.
El antiguo arte oriental podía ser leído como una escritura. No era para agradar o desagradar sino para comprender, dice Gurdjieff.
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Extraído http://sagradasdanzas.blogspot.com.es/p/danzas-de-gurdjieff.html
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