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sábado, 23 de noviembre de 2013

Bailando con el Universo por Deepak Chopra










NUESTRO CUERPO, NUESTRA MENTE, NUESTRAS EMOCIONES, NUESTRA FISIOLOGÍA entera esta cambiando a cada momento en función de la hora del día, de los ciclos de la luna, las estaciones e incluso las mareas. Nuestro cuerpo es parte del universo y, en última instancia, todo lo que sucede en el universo afecta a su fisiología. Los ritmos biológicos son una expresión de los ritmos de la Tierra en relación con todo el cosmos, y solo cuatro de ellos (los ritmos diarios, mareales, mensuales y lunares) son la base de todos los demás ritmos de nuestro cuerpo.

La Tierra gira sobre su eje, por lo que experimentamos un ciclo de 24 horas de día y noche al que llamamos ritmo circadiano. Dicho ritmo se basa en el giro de la Tierra y, al formar parte de ella, también todo nuestro cuerpo gira siguiendo el ritmo de la Tierra. Cuando este ritmo biológico se ve interrumpido, por ejemplo, por algún viaje de larga distancia, sentimos jet-lag. También cuando nos quedamos trabajando toda una noche, aunque descansemos durante el día no nos sentimos del todo bien, ya que nuestros ritmos biológicos están desacompasados con los ritmos cósmicos.

Los datos científicos muestran que si sometemos a un animal a cierta dosis de radiación una vez al día, este puede experimentar algún efecto beneficioso. Pero si le damos la misma dosis de radiación doce horas mas tarde, el animal puede morir.¿Por que? Porque su fisiología ha cambiado por completo en ese periodo de doce horas. Incluso nuestra pequeña experiencia subjetiva nos dice que a ciertas horas del día tenemos hambre, mientras que a otras tenemos sueño. Sabemos que tendemos a sentirnos de una cierta manera a las cuatro de la tarde y de otra a las cuatro de la mañana.

Los ritmos de las mareas también afectan a nuestra fisiología. Estos ritmos son el resultado del efecto gravitatorio del sol, la luna y las estrellas de galaxias distantes sobre los océanos del planeta Tierra. En nuestro interior nosotros también tenemos un océano similar a los de nuestro planeta. Mas del 60 por ciento de nuestro cuerpo es agua, y mas del 60 por ciento de nuestro planeta es agua. Por lo tanto, experimentamos en nuestra propia fisiología las pleamares y las bajamares y los flujos y reflujos de las mareas. Cuando nos sentimos incómodos es porque nuestro cuerpo esta fuera de sincronía con el cuerpo del universo. Pasar tiempo cerca del mar o en cualquier sitio natural puede ayudarnos a sincronizar nuestros ritmos con los de la naturaleza.

El ritmo lunar es un ciclo de veintiocho días que se produce como resultado del movimiento relativo de la Tierra, el sol y la luna. Dicho ritmo es evidente considerando el crecimiento y decrecimiento de la luna. Vemos la luna llena, media luna, dejamos de verla, y el ciclo vuelve a empezar otra vez. La fertilidad humana y la menstruación son buenos ejemplos de ritmos lunares, pero hay otros muchos ciclos de veintiocho días. Cuando trabajaba como medico en una sala de urgencias, era de esperar que atendiésemos a mas pacientes con determinados tipos de problemas dependiendo de la hora del día y de los ciclos de la luna.

Debido al movimiento de la Tierra alrededor del sol, experimentamos los ritmos estacionales en forma de diferentes cambios bioquímicos en nuestro cuerpo y mente. Por eso somos mas propensos a enamorarnos en primavera o a deprimirnos en invierno. Las personas que padecen un síndrome conocido como desorden afectivo estacional se deprimen en invierno pero mejoran al ser expuestos a la luz solar. Los cambios estacionales no solo afectan a la bioquímica del cuerpo humano: afectan a la de los arboles, las flores, las mariposas, las bacterias y todo lo que esta presente en la naturaleza.

La Tierra se inclina sobre su eje en primavera y brotan las flores, las marmotas salen de sus madrigueras, migran las aves, los peces regresan a sus territorios de desove y comienzan los rituales de cortejo. Las personas se sienten inclinadas a escribir poesía, los amantes cantan sus canciones y corazones jóvenes y viejos se enamoran. Los ritmos estacionales nos afectan biológica, mental y emocionalmente; todos ellos tienen que ver con la relación entre la Tierra y el sol.

Hay otros ritmos y ciclos que oscilan cada pocos segundos, como las ondas cerebrales y electrocardiograficas, mientras que otros como los ritmos ultradianos duran desde treinta minutos a veinticuatro horas. Hay ciclos dentro de otros ciclos, alcanzándose un elevado nivel de complejidad que en su conjunto funciona al unisono como una sinfonía. Todos esos ritmos crean la sinfonía del universo; cuerpo y mente siempre están intentando sincronizar sus ritmos con los ritmos universales.

Separar el cuerpo y la mente del resto del cosmos es no ver las cosas como son. El sistema cuerpo-mente forma parte de una inteligencia superior, es parte del cosmos, y los ritmos cósmicos generan cambios profundos en nuestra fisiología. El universo es una verdadera sinfonía de las estrellas. Y cuando nuestro cuerpo y nuestra mente están sincronizados con dicha sinfonía, todo se da espontáneamente y sin esfuerzo, y la exuberancia del universo fluye a través de nosotros en glorioso éxtasis. Cuando los ritmos de nuestro cuerpo y mente están sincronizados con los ritmos de la naturaleza, cuando vivimos en armonía con la vida, vivimos en estado de gracia. Vivir en gracia es experimentar ese estado de conciencia en el que las cosas fluyen sin esfuerzo y nuestros deseos son satisfechos con facilidad. La gracia es mágica y sincrónica, esta llena de coincidencias y es maravillosa. Es ese factor de la buena suerte. Pero para vivir en la gracia es necesario que permitamos que la inteligencia de la naturaleza fluya a través de nosotros sin interferir con el.

Teóricamente, si estuviésemos totalmente alineados con el cosmos, si estuviésemos en completa armonía con sus ritmos y si tuviésemos cero estrés, habría muy poca entropia en nuestro cuerpo. Nuestro cuerpo no envejecería si estuviésemos completamente sincronizados con los ciclos del universo. Si su entropia no se incrementase, estaría dentro de la escala del universo, que se mide en ciclos cósmicos o eones de tiempo. Pero nuestro sistema cuerpo-mente no esta perfectamente alineado con los ritmos del universo; ¿por que es así? Por el estrés. Ya lo ves, en cuanto tenemos un pensamiento, cualquier pensamiento, este interfiere con la tendencia innata de los ritmos biológicos a sincronizarse con los universales.

¿Cómo interferimos con la inteligencia de la naturaleza? En términos espirituales, podemos decir que interferimos cuando nos identificamos con la imagen que tenemos de nosotros mismos y perdemos de vista a nuestro ser interior; cuando perdemos nuestra sensación de conexión con nuestra alma, nuestra fuente. En términos mas comunes, podemos decir que interferimos cuando empezamos a preocuparnos, cuando empezamos a anticipar problemas, cuando empezamos a pensar en lo que podría salir mal. Cuando intentamos controlarlo todo, cuando nos asustamos, cuando nos sentimos aislados; todas esas cosas interfieren con el flujo de la inteligencia de la naturaleza. Cada vez que sentimos resistencia, frustración, que las cosas van mal, que exigen demasiado esfuerzo, es porque estamos desconectados de nuestra fuente, el campo de la pura conciencia, que se manifiesta en la infinita diversidad del universo. El estado de miedo es el estado de separación; es resistencia hacia lo que es. Cuando no oponemos resistencia todo es espontaneo y sencillo, no exige esfuerzo.

Nuestro cuerpo nos esta hablando constantemente mediante señales de comodidad e incomodidad, placer y dolor, atracción y repulsión. Cuando prestamos atención a las sutiles indicaciones de nuestras sensaciones corporales, accedemos a la inteligencia intuitiva. Dicha inteligencia es contextual, relacional, enriquecedora, holística y sabia. La inteligencia intuitiva es mas detallada y precisa que cualquier otra cosa existente en el reino del pensamiento racional. La intuición no es pensamiento; es ese campo cósmico de información no localizado que nos susurra en el silencio que hay entre nuestros pensamientos. Por lo tanto, cuando hacemos caso de la inteligencia interior de nuestro cuerpo, que es el genio supremo y definitivo, nos estamos introduciendo en el universo y accediendo a una información a la que no suele tener acceso la mayor parte de la gente.

Cuando hagamos caso de la sabiduría de nuestro cuerpo, cuando seamos conscientes de las sensaciones de nuestro cuerpo, conoceremos el cosmos entero, ya que experimentamos todo el cosmos en nuestro cuerpo en forma de sensaciones. Cuando no estamos en armonía con los ritmos universales, la señal que nos llega es de incomodidad, ya sea física, mental o emocional. Cuando fluimos en armonía con el universo, la señal que nos llega es una sensación de comodidad, de alegría, de que todo es fácil. En realidad, esas sensaciones son la voz del espíritu, que nos habla al nivel de sentimiento mas sintonizado de nuestro cuerpo. Cuando ofrezcamos a nuestro cuerpo una profunda atención, escucharemos la voz del espíritu, porque nuestro cuerpo es una bioordenador constantemente conectado con la mente cósmica. Nuestro cuerpo tiene una habilidad informática que lo capacita para reparar instantáneamente en la infinidad de detalles que crean cada acontecimiento de nuestra vida.

Sabiendo todo esto, ¿por que no tratas a tu cuerpo con respeto y lo cuidas? Cuida de el con amorosa atención. Aliméntalo con comida saludable y agua fresca. Aliméntalo con la frescura de la tierra y con los colores del arcoiris que la tierra ofrece en forma de frutas y vegetales. Bebe intensamente las aguas de la Tierra para que ellas puedan abrir las lineas de comunicación e inteligencia que corren a través de tus tejidos y de tu torrente sanguíneo. Respira profundamente para que tus pulmones se expandan por completo con el aire.

Libérate de toda atadura o constricción consciente para que tu cuerpo pueda relajarse en los ritmos del universo. Mueve tu cuerpo, ejercitalo y manténlo en movimiento. Comprometete a mantenerlo libre de toxinas, tanto físicas como emocionales. No lo contamines con bebidas o alimentos muertos, químicos tóxicos, relaciones o emociones toxicas en forma de ira, miedo o culpa. Asegúrate de alimentar tus relaciones saludables y no albergues rencores ni resentimientos. La salud de cada célula contribuye directamente a tu estado de bienestar, ya que cada célula es un punto de conciencia en el campo de conciencia que tu eres.

Cuerpo y mente son la danza del universo y, cuanto mas bailen con el universo, mas alegría, vitalidad, energía, creatividad, sincronicidad y armonía experimentaras. Puedes permanecer sintonizado a tu cuerpo siendo consciente de como bailas con el universo. Si prestas atención a los ritmos y ciclos de tu cuerpo y mente y te familiarizas un poco con los ritmos cósmicos, veras como puedes sincronizar los ritmos de tu cuerpo con los del universo. No tienes que ser ningún experto, simplemente presta un poco de atención a esto. Observa como te sientes en diferentes momentos del día y del mes dependiendo del ciclo lunar. Mira al cielo y fijate en los ciclos de la luna. Si lees el diario, mira los horarios de la pleamar y la bajamar. Siente tu cuerpo y observa como se relaciona con cada estación. Entiende que estos ritmos pueden ayudarte de verdad; la siguiente información es lo único que debes recordar.

Entre las seis y las diez de la mañana y las seis y las diez de la noche es cuando tu cuerpo esta hipometabolico, en su fase de metabolismo mas baja. Intenta pasar un rato en silencio en torno a las seis de la mañana y de la tarde. Lo Ideal seria meditar al inicio de esta fase y hacer ejercicio en la mitad de ella, especialmente si lo haces para perder peso.

Entre las diez de la mañana y las dos de la tarde es cuando el fuego metabólico se encuentra al máximo. Es el momento de hacer la comida principal porque tu cuerpo metabolizara mucho mejor la comida. Entre las dos y las seis de la tarde es un buen momento para estar activos, aprender nuevas actividades mentales o emprender actividades físicas. Entre las dos y las seis de la mañana es buen momento para soñar. Alrededor de las seis de la tarde, preferiblemente antes de la puesta del sol, es un buen momento para cenar. Es mejor cenar algo ligero y dejar al menos dos o tres horas de intervalo entre la cena y el sueño. Por lo tanto, intenta acostarte hacia las diez o diez y media de la noche y tendrás un descanso ideal con grandiosos sueños.

Estas son recomendaciones muy básicas pero, una vez que empezamos a sintonizar nuestros ritmos con los ritmos cósmicos, el cuerpo se siente bastante diferente. Se siente vital; no se cansa. Subjetivamente nos sentimos mas enérgicos. Empezamos a experimentar ese estado de conciencia en el que todas las cosas de nuestra vida fluyen con facilidad. Una salud vibrante no es solo la ausencia de enfermedad; es esa alegría que debería estar en nuestro interior todo el tiempo. Es un estado de bienestar positivo no solo físico sino emocional, psicológico y, en ultima instancia, incluso espiritual. La tecnología no va a hacernos mas sanos. Lo que va a hacernos mas sanos es que estemos alineados con las fuerzas del universo, que sintamos que nuestro cuerpo es parte del cuerpo de la naturaleza, comulgar con ella y con nuestra alma pasando tiempo en soledad y silencio.

El poeta hindu Rabindranath Tagore resume el milagro de la vida de una manera mas hermosa de lo que la ciencia puede hacerlo. Dice: "La misma marea de la vida que corre por mis venas día y noche corre por el mundo y baila con métrica cadenciosa. Es la misma vida que se dispara con alegría por el polvo de la tierra en innumerables briznas de hierba, rompiendo en olas tumultuosas de hojas y flores. Es la misma vida a la que mece el mar, cuna de nacimiento y muerte, en su flujo y reflujo. Siento que la caricia de este mundo de vida hace gloriosos a mis miembros. Y mi orgullo viene del latido de eras que baila en este momento en mi sangre".


Los mares y ríos de esta biosfera son la sangre de la vida que circula por nuestro corazón y nuestro cuerpo. El aire es el aliento sagrado de vida que da energía a cada célula de nuestro cuerpo, a fin de que sea posible vivir, respirar y participar en la danza del cosmos. Tener la experiencia de "el latido vital de eras que baila en este momento en nuestra sangre" es vivir la alegría, la conexión con el cosmos. Esta es la experiencia sanadora; es la experiencia de estar completo. Y estar completo es vivir en la gracia.

Deepak Chopra

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miércoles, 13 de noviembre de 2013

EL TESTIGO de KEN WILBER



Ken Wilber nos lleva a trascender la dualidad en un sencillo ejercicio...

Ser un testigo del ser consciente puede prolongarse durante la vigilia, el sueño onírico y el sueño profundo. El Testigo se halla totalmente accesible en cualquier estado, incluyendo tu propio estado de consciencia de este mismo instante. Así que les voy a guiar hacia ese estado, utilizando lo que en Budismo se llama “instrucciones indicativas”. No voy a intentar conducirles a un estado de consciencia diferente, a un estado de consciencia alterado o a un estado diferente de lo común. Simplemente, voy a destacar algo que ya está ocurriendo en tu estado actual, presente y habitual.

Así que comencemos por tomar consciencia del mundo que nos rodea. Mira al cielo, y simplemente relaja tu mente; deja que tu mente y el cielo se fundan. Observa las nubes que flotan. Toma nota de que esto no requiere de esfuerzo alguno de tu parte. Tu estado de consciencia actual -en el que flotan estas nubes- es algo muy simple, muy fácil, que no requiere de esfuerzo, espontáneo. Simplemente toma nota de que, sin mediar esfuerzo alguno, tomas consciencia de las nubes. Lo mismo ocurre con esos árboles, esas aves y esas rocas. En forma simple y sin esfuerzo, tomas conciencia de todos ellos.

Observa ahora las sensaciones presentes en tu propio cuerpo. Puedes tomar consciencia de cualquier sensación corporal que se halle presente ahora: quizás la presión del mueble, quizás el calor en el abdomen, quizás una tensión en tu cuello. Sin embargo, aún si estas sensaciones fuesen de tensión, puedes tomar consciencia de ellas con facilidad. Estas sensaciones surgen en tu consciencia presente, y esa consciencia es muy simple, fácil, relajada, espontánea. Eres un testigo, sin esfuerzo y sin dificultad.

Observa los pensamientos que surgen en tu mente. Puede que observes diversas imágenes, símbolos, conceptos, deseos, esperanzas y temores, todos los cuales surgen espontáneamente en tu consciencia. Surgen, permanecen unos instantes y luego se van. Estos pensamientos y sensaciones surgen en tu consciencia de este momento, y esa consciencia es muy simple, relajada y espontánea. Sin esfuerzo ni dificultad, eres un testigo de todo ello.

Así que observa: puedes ver flotar las nubes porque no eres esas nubes, eres quien las está mirando. Puedes sentir sensaciones corporales porque no eres esas sensaciones: eres el testigo de esas sensaciones. Puedes ver cómo flotan los pensamientos porque tú no eres esos pensamientos -sino un testigo de su presencia-. En forma natural y espontánea, todas estas cosas surgen, por sí solas, en tu darte cuenta presente, sin que medie esfuerzo de tu parte.

Y entonces, ¿quién eres tú? No eres los objetos de allá afuera, no eres las sensaciones, no eres los pensamientos -sin esfuerzo, eres un testigo de la presencia de todos éstos, de modo que no eres ellos. ¿Quién o qué eres tú?

Dilo de este modo para ti mismo: tengo sensaciones, pero no soy esas sensaciones. ¿Quién soy? Tengo pensamientos, pero no soy esos pensamientos. ¿Quién soy? Tengo deseos, pero no soy esos deseos. ¿Quién soy?

Así que retrocedes hacia la fuente de tu propia consciencia. Retrocedes hacia el Testigo, y descansas en el Testigo. No soy los objetos, no soy las sensaciones, no soy los deseos, no soy los pensamientos.

Pero entonces, por lo general las personas cometen un gran error. Creen que, si descansan en el Testigo, van a ver algo o sentir algo, algo realmente exquisito y especial. Pero no verás nada. Si ves algo, se tratará simplemente de otro objeto: otra sensación, otro pensamiento, otra sensación, otra imagen. Sin embargo, todos éstos son objetos: no eres ninguno de éstos.

No es así: mientras descansas en la realización del Testigo -no soy los objetos, no soy las sensaciones, no soy los pensamientos- todo lo que observarás es una sensación de libertad, una sensación de liberación, una sensación de alivio... alivio de la tremenda limitación que implica el identificarse con estas pequeñeces, pequeños objetos finitos, tu pequeño cuerpo, pequeña mente y pequeño ego, todos los cuales son objetos que pueden ser vistos y, por lo tanto, no son Aquél que ve, el verdadero Yo, el Testigo puro, aquél que realmente eres.

Así que no verás nada en especial. Lo que surja está bien. Las nubes flotan en el cielo, las sensaciones flotan en el cuerpo, los pensamientos flotan en la mente -y, sin esfuerzo, tú eres testigo de todo esto-. Todo esto surge espontáneamente y sin esfuerzo en tu consciencia presente. Y esta consciencia que es testigo no es, en sí, nada específico que puedas ver. Es, simplemente, una gigantesca sensación de libertad -o de vacío puro- en el trasfondo. Y en ese vacío puro -que es lo que eres- surge el mundo entero de lo manifiesto. Tú eres esa libertad, esa apertura, ese vacío -y no alguna de las cosas que surgen de allí-.

Descansando en ese atestiguar vacío, libre, fácil y carente de esfuerzo, observa que las nubes surgen en el amplio espacio de tu consciencia. Las nubes surgen en tu interior -tan así es que puedes saborear las nubes, eres uno con las nubes-. Es como si estuviesen a este lado de tu piel... están tan cerca. El cielo y tu consciencia se han vuelto uno solo, y todas las cosas en el cielo flotan sin esfuerzo a través de tu propia consciencia. Puedes besar al sol, tragarte la montaña... están así de cercanos. El Zen dice, “Tómate el Océano Pacífico de un solo trago”, y eso es lo más fácil de hacer cuando adentro y afuera ya no son dos, cuando sujeto y objeto no son dos, cuando el que mira y lo mirado son Un Solo Sabor Único. ¿Lo ves?

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Web https://www.oshogulaab.com/PSICOLOGIA/TestigodelSer.html