jueves

LA PODEROSA EFICACIA DE LA MENTE EN LA RECONSTRUCCIÓN DEL CUERPO de TRINE RALPH WALDO










El cuerpo parece viejo o joven, según piense la mente. Todo organismo físico continuamente muere y continuamente se renueva mediante la fuerza vital. En el cuerpo humano se efectúa este proceso por medio de las células que son el elemento histológico de los tejidos constituyentes de los órganos vitales.

Son los instrumentos de que se vale la naturaleza para su obra. Formada la célula ha de trabajar, y cumplida su finalidad muere y otras nuevas la substituyen. Este proceso de formación de las nuevas células se efectúa mucho más rápidamente y con mayor uniformidad de lo que cabe imaginar. La forma del cuerpo permanece aparentemente la misma, mas sus elementos constitutivos están en constante mudanza.

La fuerza vital que obra bajo la dirección y guía de la mente subconsciente es el motor de la incesante renovación de células. Sin embargo, la mente subconsciente está sujeta a la influencia de la consciente, y esto es lo que a todos nos interesa conocer. Es innegable que podemos determinar las condiciones del cuerpo y por lo tanto también podemos determinar las condiciones de la vejez, si no tardamos demasiado en determinarlas.

Si fuera posible establecer divisiones arbitrarias de las épocas de la vida, las enumeraría del modo siguiente:

Juventud, desde la infancia a los cincuenta y cinco años; edad madura hasta los sesenta; edad proyecta hasta los setenta y cinco; ancianidad hasta los noventa y cien.

La mayoría envejecen mucho antes de tiempo y muchos ya no sirven para nada a los cincuenta y cinco o sesenta años, precisamente cuando podrían ser más útiles a su familia y a la humanidad. Esto es contrario a la naturaleza y una deplorable condición de nuestra época. No cabe duda de que un mayor conocimiento, algo de previsión y cuidado a tiempo, evitaría la prematura vejez en el noventa por ciento de los casos.

La natural ley del cuerpo es abundancia de salud y vigor. La fuerza vital que actúa siempre bajo la dirección de la mente subconsciente, siempre construye saludable y normalmente. La estructura celular está construyéndose de continuo en el cuerpo mediante la porción asimilada del alimento tomado para la nutrición del cuerpo; pero la afecta en bien o en mal, la favorece o perturba la índole de pensamientos conscientes.

De gran valor sugestivo son los siguientes párrafos de un notable autor :

"Dios ha gobernado y perpetuamente lo gobierna todo, de suerte que nuestra naturaleza propenda hacia la salud y contra el anormal estado que llamamos enfermedad. Cuando nuestra carne recibe una herida, comienza un singular proceso salutífero para reparar el daño. Así, en toda enfermedad se establece este misterioso poder curativo para triunfar de la condición morbosa... ¿No puede acelerarse este proceso curativo por una acción voluntaria y consciente de la mente, auxiliada, si es necesario, por la de otra persona?"

Mis observaciones y experiencias me obligan a responder afirmativamente. Por un esfuerzo volitivo y mental del pensamiento, la fuerza salutífera de que Dios ha dotado a nuestro organismo fisiológico, puede intensificar su acción sobre el cuerpo. Tal es el misterio de las curaciones efectuadas por Jesucristo. La ley de la acción de la mente sobre el cuerpo es análoga a la ley de la gravedad. Es posible comprender y valerse de la ley de la curación de las enfermedades lo mismo que de las otras leyes de la naturaleza.

Si mediante este proceso es posible alterar las condiciones físicas del cuerpo, aun después de establecidas, ¿no será posible y aún más fácil determinar desde luego la clase de estructura celular del organismo? Opinan los más preclaros pensadores que si pudiéramos evitar el endurecimiento o acartonamiento de las células retardaríamos la vejez y prolongaríamos la juventud.

La causa de la osificación es en parte mental y en parte física, y con relación a ambas deben tenerse en cuenta las condiciones hereditarias.

Fijemos nuestra atención en ello. El alimento ingerido, o mejor dicho, el asimilado, es el material constructivo; pero la mente es siempre el constructor.

Hay mente consciente y subconsciente, es decir, que la mente tiene dos medios de expresión: la conciencia y la subconciencia. La conciencia es la mente pensadora y la subconciencia es la mente activa. La conciencia es la mente sensoria que percibe por medio de los cinco sentidos. La subconciencia es la mente interna, que preside las funciones orgánicas aun durante el sueño. La conciencia sugestiona y dirige; la subconciencia pone en obra las sugestiones recibidas.

Los pensamientos, las ideas, y aun las creencias y las emociones de la mente consciente son las semillas que recibe la subconciencia donde germinarán y producirán fruto de su misma índole. La actividad química de la formación celular del cuerpo está completamente bajo la influencia y dominio de la subconciencia que todo lo penetra.

En su obra Las leyes de los Fenómenos Psíquicos dice el Dr. Tomás J. Hudson:

"La mente subjetiva es siempre susceptible de sugestión." Cuando entendemos y apreciamos esta verdad, es fácil advertir cómo el cuerpo construye, o mejor, se construye para la salud y el vigor o para la enfermedad y la flaqueza; para la juventud y la energía o para la prematura osificación. Por lo tanto, en nuestro poder está el determinar unas u otras condiciones.

Un notable pensador ha dicho: "Cuanto establece la mente, los pensamientos habituales, las ideas fijas, acabará por concretarse en el mundo visible y tangible."

Tenemos en resumen que el cuerpo cambia por efecto de la asimilación y desasimilación, presididas por la mente subconsciente.

La subconciencia está a su vez regida por la conciencia o mente pensante, y por lo tanto, como dice Lubbock, debemos ir con mucho cuidado con lo que damos entrada en nuestra mente.

Si estando sanos nos creemos sujetos a la debilidad, al decaimiento y a la enfermedad, la mente subconsciente quedará sugestionada por esta creencia y construirá según la plantilla que reciba. Por esta razón, quienes de continuo piensan y hablan de sus dolencias o las presumen aprensivamente y las temen, nunca están sanos.

Mirarse a sí mismo, creerse, y por lo tanto representarse en la mente robusto, sano y activo, equivale a sugestionar la subconciencia, de modo que construya el tejido celular sano y activo, con abundante salud y vigor. Del mismo modo, cuando llega la edad en que de ordinario empieza la vejez, si nosotros creemos o los demás nos dicen que somos viejos y nos portamos de acuerdo con el pensamiento de vejez, proporcionamos a la subconciencia el patrón que inevitablemente producirá corporalmente las condiciones de vejez y quedaremos sujetos a su influencia, debilitando nuestra fuerza vital.

Permanecer joven de mente, ánimo y sentimientos equivale a permanecer joven de cuerpo. Envejecer a la edad en que muchos envejecen es cuestión de hábito mental. Pensar en la salud y en el vigor, vernos de continuo en esta condición, equivale a actualizar la sutilísima fuerza dinámica que se exterioriza en el cuerpo. Si la condición corporal, mediante siniestros hábitos mentales y emocionales, llega a ser anormal y enfermiza, bastará persistir en la opuesta actitud de la mente para actualizar la energía vital que restaure las saludables y normales condiciones.

Si las anormales y morbosas condiciones provienen de erróneos hábitos físicos, de la violación de las leyes de la salud, debe cesar esta violación, prestando al cuerpo la atención requerida mediante la sencilla alimentación y limpieza, aire puro, ejercicio moderado, y veréis cómo se opera lo que antiguamente se hubiera tenido por milagro.

De este modo, la mente es una sutil transformadora y curativa energía de gran intensidad según cada día está demostrando la experiencia. Por sumisión a la divina Ley hay ya muchos que se curan a sí mismos de varias enfermedades e invierten la debilidad e impotencia en fortaleza y vigor, luchando victoriosamente con la vejez. El pensamiento es una sutil y potente fuerza que inevitablemente produce efectos de su propia índole. En la edad madura debemos tener mucho cuidado en no anticipar la decrepitud, y para ello nada más a propósito que la moderación, la sobriedad, el júbilo y el sosiego, de suerte que la edad madura sea una prolongación de la prudente juventud, dando por resultado una fuerza y vigor que dilataría indefinidamente la virilidad.

Bueno es que hagamos aquí una observación a las madres respecto de la edad en que sus hijos crecidos, quieren parecer hombres. Sin duda, las madres no cometerían la locura de hacer a los diez y seis años lo que habrían de hacer a los treinta y cinco de modo que acortaran su dorada juventud.

El fértil campo de la literatura está a disposición de la mujer. Para los estudios y actividades que tanto anhelaba tiene ya una mente más cultivada, más copiosa experiencia que en otro tiempo. Se interesa 
también en los problemas sociales y cívicos con mayor sentido de su responsabilidad, hasta equipararse al hombre en derechos y deberes. De esta suerte es la mujer más valiosa para sí y para sus hijos, a quienes puede inspirar mayor confianza, respeto y admiración que si se retrajera en el pensamiento de su inferioridad. La vida, mientras estamos en el mundo, ha de ser una evolución, un progreso, pues tal es su finalidad; pero los pensamientos de quietismo y flaqueza se oponen a la evolución progresiva y osifican, debilitan, amortiguan física y mentalmente. Quien anhele permanecer joven, no han de ser para él los años venideros de abandono de la esperanza, de la dicha ni de la actividad, sino de relativo vigor, con mayor experiencia, y por lo tanto, con mayor provecho y utilidad de que resulten el placer y la dicha.

Aplauso merecen quienes no permiten que las vicisitudes les amarguen la vida, les arrebaten la fe o menoscaben las energías necesarias para la satisfacción de la vida. Aquellos que jamás permiten que se les deprima el ánimo, sean cuales sean sus individuales problemas, circunstancias y condiciones en que se hallen, sino que todo lo arrostran serenamente, son los verdaderos señores y dueños de la vida; los que alientan y auxilian a los demás. Muchos podrían añadir algunos años de salud y vigor a su vida por medio de la renovación de su mente y de una constructora, positiva y dominante índole de pensamientos.

Tennyson fué profeta cuando cantó: "Acerquémonos al lado luminoso de la duda. Juntémonos a la fe más allá de las formas de la fe, porque la fe no vacila con tempestad de palabras bélicas. Brilla al entrechoque del sí y del no. Vislumbra lo mejor en lo peor. Sabe que el sol lucirá de nuevo pasada la noche. Columbra el verano a través del invierno. Saborea la fruta antes de que la flor caiga. Escucha la alondra en el mudo huevo. Encuentra la fuente en donde, al parecer, no hay más que espejismo."



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lunes

LOS CUATRO PILARES DE LA CURACIÓN por Dr. Joe Dispenza










Me quedó claro, después de años de entrevistar a personas que habían experimentado remisiones y curaciones espontáneas, que la mayoría de estas personas tenían cuatro cualidades específicas en común. Habían experimentado las mismas coincidencias.

Antes de describir las cuatro cualidades comunes a estos casos, me gustaría señalar algunos de los factores que no fueron consistentes entre las personas que estudié. No todos practicaban la misma religión; varios no tenían afiliación religiosa. No muchos tenían antecedentes como sacerdote, rabino, ministro, monja u otra profesión espiritual. Estas personas no eran todas de la Nueva Era. Solo algunos rezaban a un ser religioso específico o líder carismático. Varían según la edad, el género, la raza, el credo, la cultura, el estado educativo, la profesión y el tramo impositivo. Solo unos pocos se ejercitaban diariamente, y no todos seguían el mismo régimen dietético. Eran de diferentes tipos de cuerpo y niveles de condición física. Varían en sus hábitos relacionados con el alcohol, los cigarrillos, la televisión y otros medios. No todos eran heterosexuales; No todos eran sexualmente activos.


Coincidencia 1: una inteligencia superior innata nos da vida y puede sanar el cuerpo


Las personas con las que hablé que experimentaron una remisión espontánea creían que un orden superior o inteligencia vivía dentro de él o ella. Ya sea que lo llamaran su mente divina, espiritual o subconsciente, aceptaban que un poder interno les estaba dando vida en todo momento, y que sabían más de lo que ellos, como humanos, podían saber. Además, si solo pudieran aprovechar esta inteligencia, podrían dirigirla para comenzar a trabajar para ellos.

Me he dado cuenta de que no hay nada místico en esta mente mayor. Es la misma inteligencia que organiza y regula todas las funciones del cuerpo. Este poder mantiene nuestro corazón latiendo sin interrupción más de 100,000 veces por día, sin que nos detengamos a pensar en ello. Eso suma más de 40 millones de latidos por año, casi tres mil millones de pulsaciones durante una vida de 70 a 80 años. Todo esto ocurre automáticamente, sin cuidado o limpieza, reparación o reemplazo. Una conciencia elevada evidencia una voluntad que es mucho mayor que nuestra voluntad.

Del mismo modo, no pensamos en lo que bombea nuestro corazón: dos galones de sangre por minuto, más de 100 galones por hora, a través de un sistema de canales vasculares de aproximadamente 60,000 millas de longitud, o el doble de la circunferencia de la tierra. Sin embargo, el sistema circulatorio representa solo alrededor del 3 por ciento de nuestra masa corporal. Cada 20 a 60 segundos, cada glóbulo realiza un circuito completo a través del cuerpo, y cada glóbulo rojo realiza entre 75,000 y 250,000 viajes de ida y vuelta en su vida. (Por cierto, si todos los glóbulos rojos en el torrente sanguíneo estuvieran alineados de extremo a extremo, alcanzarían 31,000 millas hacia el cielo). En el segundo que te lleva inhalar, pierdes tres millones de glóbulos rojos y en el próximo segundo, se reemplazará el mismo número. ¿Cuánto tiempo viviríamos si tuviéramos que concentrarnos en hacer que todo esto suceda? Una mente mayor (más expandida) debe estar orquestando todo esto para nosotros.

Por favor, deja de leer por un segundo. En este momento, se produjeron unas 100.000 reacciones químicas en cada una de sus células. Ahora multiplique 100,000 reacciones químicas por los 70 a 100 billones de células que componen su cuerpo. La respuesta tiene más ceros que la mayoría de las calculadoras pueden mostrar, pero cada segundo, ese número alucinante de reacciones químicas tiene lugar dentro de ti. ¿Tienes que pensar para realizar incluso una de esas reacciones? Muchos de nosotros ni siquiera podemos equilibrar nuestras chequeras o recordar más de siete artículos de nuestras listas de compras, por lo que es una suerte para nosotros que una inteligencia más inteligente que nuestra mente consciente esté dirigiendo el programa.

En ese mismo segundo, 10 millones de sus células murieron, y en el siguiente instante, casi 10 millones de nuevas células tomaron su lugar. El páncreas mismo regenera casi todas sus células en un día. Sin embargo, no pensamos ni un momento en la eliminación de esas células muertas, o en todas las funciones necesarias que intervienen en la mitosis, el proceso que da lugar a la producción de nuevas células para la reparación y el crecimiento de los tejidos. Cálculos recientes estiman que la comunicación entre las células en realidad viaja más rápido que la velocidad de la luz. En este momento, probablemente estés pensando un poco en tu cuerpo. Sin embargo, algo más que su mente consciente está causando la secreción de enzimas en cantidades exactas para digerir los alimentos que consumió en sus nutrientes componentes. Algún mecanismo de orden superior es filtrar litros de sangre a través de los riñones cada hora para producir orina y eliminar los desechos. (En una hora, las máquinas de diálisis renal más avanzadas sólo pueden filtrar del 15 al 20 por ciento de los desechos del cuerpo de la sangre). Esta mente superior mantiene con precisión las 66 funciones del hígado, aunque la mayoría de las personas nunca adivinarían que este órgano funciona tan bien. muchas tareas.

Y, por último, si te comprometiste a no levantarte para enfrentar el día hasta que realmente te sintieras como ese nuevo ideal, también estarías condicionando el cuerpo para finalmente trabajar junto con tu nueva mente. En realidad, tus pensamientos condicionan tu mente y tus sentimientos condicionan tu cuerpo. Y cuando tienes mente y cuerpo trabajando juntos, tienes el poder del universo detrás de ti. Cuando caminas por tu vida ese día, manteniendo este estado modificado, algo debería ser diferente en tu mundo como resultado de tu esfuerzo. Nadie está excluido de este fenómeno.

La misma inteligencia puede dirigir proteínas diminutas para leer la secuencia sofisticada de la hélice de ADN mejor que cualquier tecnología actual. Es una hazaña, teniendo en cuenta que, si pudiéramos desentrañar el ADN de todas las células de nuestro cuerpo y estirarlo de extremo a extremo, ¡llegaría al sol y volvería 150 veces!. De alguna manera, nuestra gran mente organiza pequeñas enzimas proteicas que constantemente atraviesan las secuencias de ácido nucleico de 3.200 millones que son los genes en cada célula, buscando mutaciones. Nuestra propia versión interna de Seguridad Nacional sabe cómo combatir miles de bacterias y virus sin que tengamos que darnos cuenta de que estamos bajo ataque. Incluso memoriza a esos invasores para que, si vuelven a entrar en nosotros, el sistema inmunitario esté mejor preparado.

Lo más maravilloso de todo es que esta fuerza vital sabe cómo comenzar con sólo dos células, un esperma y un óvulo, y crear nuestros casi 100 billones de células especializadas. Después de darnos vida, la regenera continuamente y regula una cantidad increíble de procesos. Puede que no notemos nuestra mente superior en el trabajo, pero en el momento en que morimos, el cuerpo comienza a descomponerse porque este poder interno se ha ido.

Al igual que las personas que entrevisté, he tenido que reconocer que algo de inteligencia está trabajando en nosotros que supera con creces nuestras capacidades conscientes. Anima nuestro cuerpo cada momento, y su funcionamiento increíblemente complejo tiene lugar prácticamente a nuestras espaldas. Somos seres conscientes, pero típicamente, prestamos atención solo a eventos que creemos que son importantes para nosotros. Esas 100,000 reacciones químicas cada segundo en nuestros 100 billones de células son una expresión milagrosa de la fuerza vital. Sin embargo, el único momento en que se vuelven importantes para la mente consciente es cuando algo sale mal.

Este aspecto del yo es objetivo e incondicional. Si estamos vivos, esta fuerza vital se expresa a través de nosotros. Todos compartimos este orden innato, independiente del género, la edad y la genética. Esta inteligencia trasciende la raza, la cultura, la posición social, el estado económico y las creencias religiosas. Da vida a todos, ya sea que lo pensemos o no, si estamos despiertos o dormidos, si estamos felices o tristes. Una mente más profunda nos permite creer lo que queramos, tener gustos y disgustos, permitir o juzgar. Este dador de vida presta poder a lo que sea que seamos; nos otorga el poder de expresar la vida de cualquier forma que elijamos.

Esta inteligencia sabe cómo mantener el orden entre todas las células, tejidos, órganos y sistemas del cuerpo porque creó el cuerpo a partir de dos células individuales. Nuevamente, el poder que hizo el cuerpo es el poder que lo mantiene y lo cura.

Las enfermedades de mis sujetos significaron que, hasta cierto punto, se habían desconectado o se habían distanciado de parte de su conexión con este orden superior. Tal vez su propio pensamiento había dirigido de alguna manera esta inteligencia hacia la enfermedad y lejos de la salud. Pero llegaron a comprender que si aprovechaban esta inteligencia y usaban sus pensamientos para dirigirla, sabría cómo curar sus cuerpos por ellos. Su gran mente ya sabía cómo ocuparse de los negocios, si solo pudieran hacer contacto con ellos.

Las habilidades de esta inteligencia innata, mente subconsciente o naturaleza espiritual son mucho mayores que cualquier píldora, terapia o tratamiento, y solo está esperando nuestro permiso para actuar deliberadamente. Estamos montando a lomos de un gigante, y estamos recibiendo un viaje gratis.



Coincidencia 2: los pensamientos son reales; Los pensamientos afectan directamente al cuerpo



La forma en que pensamos afecta tanto a nuestro cuerpo como a nuestra vida. Es posible que haya escuchado este concepto expresado anteriormente de varias maneras, por ejemplo, en esa frase "mente sobre la materia". Las personas que entrevisté no solo compartieron esta creencia, sino que también la usaron como base para realizar cambios conscientes en su propia mente, cuerpo y vida personal. Para entender cómo lograron esto, comencé a estudiar el creciente cuerpo de investigación sobre la relación entre el pensamiento y el cuerpo físico.

Hay un campo emergente de la ciencia llamado psiconeuroinmunología que ha demostrado la conexión entre la mente y el cuerpo. Puedo describir lo que aprendí en estos términos simplistas: cada uno de tus pensamientos produce una reacción bioquímica en el cerebro. El cerebro luego libera señales químicas que se transmiten al cuerpo, donde actúan como mensajeros del pensamiento. Los pensamientos que producen los químicos en el cerebro permiten que su cuerpo se sienta exactamente de la forma en que estaba pensando. Por lo tanto, cada pensamiento produce una sustancia química que se corresponde con un sentimiento en su cuerpo. Esencialmente, cuando tienes pensamientos felices, inspiradores o positivos, tu cerebro fabrica químicos que te hacen sentir alegre, inspirado o elevado. Por ejemplo, cuando anticipa una experiencia que es placentera, El cerebro produce inmediatamente un neurotransmisor químico llamado dopamina, que enciende el cerebro y el cuerpo en anticipación de esa experiencia y hace que empiece a sentirse excitado. Si tiene pensamientos de odio, enojo o autocrítica, el cerebro también produce químicos llamados neuropéptidos a los que el cuerpo responde de manera comparable. Te sientes odioso, enojado o indigno. Ya ves, tus pensamientos de inmediato se convierten en materia.

Cuando el cuerpo responde a un pensamiento mediante un sentimiento, esto inicia una respuesta en el cerebro. El cerebro, que constantemente monitorea y evalúa el estado del cuerpo, se da cuenta de que el cuerpo se siente de cierta manera. En respuesta a ese sentimiento corporal, el cerebro genera pensamientos que producen mensajeros químicos correspondientes; comienzas a pensar cómo te sientes. Pensar crea sentimiento, y luego sentir crea pensamiento, en un ciclo continuo.

Este ciclo eventualmente crea un estado particular en el cuerpo que determina la naturaleza general de cómo nos sentimos y nos comportamos. Llamaremos a esto un estado de ser. Por ejemplo, supongamos que una persona vive gran parte de su vida en un ciclo repetitivo de pensamientos y sentimientos relacionados con la inseguridad. En el momento en que piensa en no ser lo suficientemente buena o lo suficientemente inteligente como para nada, su cerebro libera sustancias químicas que producen una sensación de inseguridad. Ahora se siente como estaba pensando. Una vez que se sienta insegura, comenzará a pensar de la manera en que se sentía. En otras palabras, su cuerpo ahora le está haciendo pensar. Este pensamiento conduce a más sentimientos de inseguridad, por lo que el ciclo se perpetúa. Si los pensamientos y sentimientos de esta persona continúan, año tras año,

Cuanto más pensamos los mismos pensamientos, que luego producen los mismos químicos, que causan que el cuerpo tenga los mismos sentimientos, más físicamente nos modificamos por nuestros pensamientos. De esta manera, dependiendo de lo que estemos pensando y sintiendo, creamos nuestro estado de ser. Lo que pensamos y la energía o intensidad de estos pensamientos influye directamente en nuestra salud, las decisiones que tomamos y, en última instancia, nuestra calidad de vida.

Aplicando este razonamiento a sus propias vidas, muchos entrevistados entendieron que muchos de sus pensamientos no solo no servían a su salud, sino que también podrían ser la razón por la cual sus condiciones infelices o poco saludables se desarrollaron en primer lugar. Muchos de ellos habían pasado casi todos los días durante décadas en estados internos de ansiedad, preocupación, tristeza, celos, ira o alguna otra forma de dolor emocional. Pensar y sentir, sentir y pensar así durante tanto tiempo, dijeron, es lo que había manifestado sus condiciones.

Aquí hay un ejemplo: desarrollar una enfermedad digestiva tras otra y vivir con un dolor constante en la columna vertebral finalmente llevó a Tom a examinar su vida. Al reflexionar sobre sí mismo, se dio cuenta de que había estado reprimiendo los sentimientos de desesperación causados ​​por el estrés de quedarse en un trabajo que lo hacía sentir miserable. Había pasado dos décadas enojado y frustrado con su empleador, compañeros de trabajo y familia. Otras personas a menudo experimentaron el mal genio de Tom, pero durante todo ese tiempo, sus pensamientos secretos habían girado en torno a la autocompasión y la victimización. Experimentar repetidamente estos patrones rígidos de pensar, creer, sentir y vivir equivalía a actitudes tóxicas de que el cuerpo de Tom simplemente "no podía soportar". Tom me dijo que su curación comenzó cuando reconoció que sus actitudes inconscientes eran la base de su estado de ser, para la persona en la que se había convertido.

Para comenzar a cambiar sus actitudes, estos individuos comenzaron a prestar atención constante a sus pensamientos. En particular, hicieron un esfuerzo consciente para observar sus procesos de pensamiento automáticos, especialmente los dañinos. Para su sorpresa, descubrieron que la mayoría de sus declaraciones internas negativas y persistentes no eran ciertas. En otras palabras, solo porque tengamos un pensamiento no necesariamente significa que tenemos que creer que es verdad. De hecho, la mayoría de los pensamientos son ideas que inventamos y luego llegamos a creer. Creer simplemente se convierte en un hábito. Por ejemplo, Sheila, con todos sus trastornos digestivos, notó con qué frecuencia se consideraba una víctima sin la capacidad de cambiar su vida. Ella vio que estos pensamientos habían provocado sentimientos de impotencia.

Algunos de mis sujetos compararon sus pensamientos repetitivos con programas de computadora que se ejecutan todo el día, todos los días, en el fondo de sus vidas. Como estas personas eran las que operaban estos programas, podían elegir cambiarlas o incluso eliminarlas.

Esta fue una idea crucial. En algún momento, todos los que entrevisté tuvieron que luchar contra la idea de que los pensamientos de uno son incontrolables. En cambio, tenían que elegir ser libres y tomar el control de su pensamiento. Todos habían decidido interrumpir los procesos habituales de pensamiento negativo antes de que pudieran producir reacciones químicas dolorosas en su cuerpo. Estas personas estaban decididas a manejar sus pensamientos y eliminar formas de pensar que no les sirvieron.

Los pensamientos conscientes, repetidos con suficiente frecuencia, se convierten en pensamientos inconscientes. En un ejemplo común de esto, debemos pensar conscientemente en cada una de nuestras acciones mientras estamos aprendiendo a conducir. Después de mucha práctica, podemos conducir 100 millas desde el punto A al punto B y no recordar ninguna parte del viaje, porque nuestra mente subconsciente está típicamente al volante. Todos hemos experimentado estar en un estado inconsciente durante una conducción de rutina, solo para sentir que nuestra mente consciente se vuelve a conectar en respuesta a un sonido inusual del motor o al golpe rítmico de una rueda pinchada. Entonces, si continuamente entretenemos los mismos pensamientos, comenzarán cómo conscientes, pero finalmente se convertirán en programas de pensamiento automáticos e inconscientes. Hay una explicación sólida en neurociencia de cómo sucede esto.

Estas formas inconscientes de pensar se convierten en nuestras formas inconscientes de ser. Y afectan directamente nuestras vidas tal como lo hacen los pensamientos conscientes. Así como todos los pensamientos desencadenan reacciones bioquímicas que conducen a la conducta, nuestros pensamientos repetitivos e inconscientes producen patrones de conducta automáticos y adquiridos que son casi involuntarios. Estos patrones de comportamiento son hábitos y, seguramente, se vuelven neurológicamente cableados en el cerebro.

Se necesita conciencia y esfuerzo para romper el ciclo de un proceso de pensamiento que se ha vuelto inconsciente. Primero, necesitamos salir de nuestras rutinas para poder ver nuestras vidas. A través de la contemplación y la autorreflexión, podemos tomar conciencia de nuestros guiones inconscientes. Luego, debemos observar estos pensamientos sin responder a ellos, de modo que ya no inicien las respuestas químicas automáticas que producen el comportamiento habitual. Dentro de todos nosotros, poseemos un nivel de autoconciencia que puede observar nuestro pensamiento. Debemos aprender a separarnos de estos programas y, cuando lo hagamos, podemos tener dominio sobre ellos. En última instancia, podemos ejercer control sobre nuestros pensamientos. Al hacerlo, estamos separando neurológicamente los pensamientos que se han conectado en nuestro cerebro.

Como sabemos por la neurociencia que los pensamientos producen reacciones químicas en el cerebro, tendría sentido, entonces, que nuestros pensamientos tuvieran algún efecto en nuestro cuerpo físico al cambiar nuestro estado interno. No solo nuestros pensamientos importan en cómo vivimos nuestra vida, sino que nuestros pensamientos se convierten en materia directamente dentro de nuestro propio cuerpo. Pensamientos.

Debido a su creencia de que los pensamientos son reales y que la forma en que las personas piensan impacta directamente en su salud y sus vidas, estos individuos vieron que sus propios procesos de pensamiento fueron los que los metieron en problemas. Comenzaron a examinar su vida analíticamente. Cuando se inspiraron y fueron diligentes para cambiar su forma de pensar, pudieron revitalizar su salud. Una nueva actitud puede convertirse en un nuevo hábito.



Coincidencia  3: podemos reinventarnos



Motivados por enfermedades graves tanto físicas como mentales, las personas que entrevisté se dieron cuenta de que, al pensar en nuevos pensamientos, tenían que ir hasta el final. Para convertirse en una persona cambiada, tendrían que repensarse en una nueva vida. Todos los que restauraron su salud a la normalidad lo hicieron después de tomar una decisión consciente de reinventarse.

Rompiendo a menudo de las rutinas diarias, pasaban tiempo a solas, pensando y contemplando, examinando y especulando sobre qué tipo de personas querían ser. Hicieron preguntas que desafiaron sus suposiciones más profundas sobre quiénes eran. Las preguntas “¿Qué pasa si?” Fueron vitales para este proceso: ¿Qué pasa si dejo de ser una persona infeliz, egocéntrica y sufriente, y cómo puedo cambiar? ¿Qué pasa si ya no me preocupo o me siento culpable o guardo rencor? ¿Qué pasa si empiezo a decirme la verdad a mí mismo ya los demás? Esos "qué pasaría si" los llevaron a otras preguntas: ¿Qué personas conozco que suelen ser felices y cómo se comportan? ¿Qué personajes históricos admiro como nobles y únicos? ¿Cómo podría ser como ellos? ¿Qué tendría que decir, hacer, pensar y actuar para presentarme de manera diferente al mundo? ¿Qué quiero cambiar de mí?

Recopilar información fue otro paso importante en el camino hacia la reinvención. Aquellos a quienes entrevisté tuvieron que tomar lo que sabían de sí mismos y luego reformatear su pensamiento para desarrollar nuevas ideas sobre en quién querían convertirse. Todos comenzaron con ideas de sus propias experiencias de vida. También profundizaron en libros y películas sobre personas que respetaban. Al unir algunos de los méritos y puntos de vista de estas figuras, junto con otras cualidades que estaban contemplando, usaron todo esto como materia prima para comenzar a construir una nueva representación de cómo querían expresarse.

A medida que estos individuos exploraron las posibilidades de una mejor forma de ser, también aprendieron nuevos modos de pensar. Interrumpieron el flujo de pensamientos repetitivos que habían ocupado la mayor parte de sus momentos de vigilia. Dejando de lado estos hábitos de pensamiento familiares y cómodos, reunieron un concepto más evolucionado de en quién podrían convertirse, reemplazando una vieja idea de sí mismos con un nuevo ideal mayor. Se tomaban tiempo diariamente para ensayar mentalmente cómo sería esta nueva persona. Como se discutió en el capítulo 1, el ensayo mental estimula al cerebro a desarrollar nuevos circuitos neuronales y cambia la forma en que funcionan el cerebro y la mente.

En 1995, en el Journal of Neurophysiology, se publicó un artículo que demuestra los efectos que el ensayo mental solo tuvo en el desarrollo de redes neuronales en el cerebro. Las redes neuronales son grupos individuales de neuronas (o células nerviosas) que trabajan juntas e independientemente en un funcionamiento cerebro. Las redes neuronales, como las llamaremos cariñosamente, son el último modelo en neurociencia para explicar cómo aprendemos y cómo recordamos. También se pueden usar para explicar cómo cambia el cerebro con cada nueva experiencia, cómo se forman los diferentes tipos de recuerdos, cómo se desarrollan las habilidades, cómo se demuestran las acciones y comportamientos conscientes e inconscientes, e incluso cómo se procesan todas las formas de información sensorial. Las redes neuronales son la comprensión actual en neurociencia que explica cómo cambiamos a nivel celular. En esta investigación particular, Se pidió a cuatro grupos de individuos que participaran en un estudio de cinco días que involucraba practicar el piano, para medir los cambios que podrían tener lugar en el cerebro. El primer grupo de voluntarios aprendió y memorizó una secuencia específica de cinco dedos con una sola mano que practicaron físicamente todos los días durante dos horas durante ese período de cinco días.

Al segundo grupo de individuos se le pidió que tocara el piano sin ninguna instrucción o conocimiento de ninguna secuencia específica. Tocaron al azar durante dos horas todos los días durante cinco días sin aprender ninguna secuencia de notas.

El tercer grupo de personas nunca tocó el piano, pero tuvieron la oportunidad de observar lo que se le enseñó al primer grupo hasta que lo supieron de memoria en sus mentes. Luego ensayaron mentalmente sus ejercicios imaginándose en la experiencia durante el mismo período de tiempo por día que los participantes en el primer grupo.

El cuarto grupo fue el grupo control; No hicieron nada en absoluto. Nunca aprendieron ni practicaron nada en este experimento en particular. Ni siquiera aparecieron.

Al final del estudio de cinco días, los experimentadores utilizaron una técnica llamada estimulación magnética transcraneal junto con algunos otros dispositivos sofisticados, para medir los cambios que tuvieron lugar en el cerebro. Para su sorpresa, el grupo que solo ensayó mentalmente mostró casi los mismos cambios, involucrando la expansión y el desarrollo de redes neuronales en la misma área específica de su cerebro, como los participantes que practicaron físicamente las secuencias en el piano. El segundo grupo, que no aprendió ninguna secuencia de piano, mostró muy pocos cambios en su cerebro, ya que no jugaban la misma serie de ejercicios una y otra vez cada día. La aleatoriedad de su actividad nunca estimuló los mismos circuitos neuronales de forma repetitiva y, por lo tanto, no fortaleció ninguna conexión adicional de células nerviosas. El grupo de control.

¿Cómo produjo el tercer grupo los mismos cambios cerebrales que el primer grupo sin tocar el teclado? A través del enfoque mental, el tercer grupo de participantes disparó repetidamente redes neuronales específicas en áreas particulares de su cerebro. Como resultado, conectaron esas células nerviosas juntas en mayor medida. Este concepto en neurociencia se llama aprendizaje hebbiano.  La idea es simple: las células nerviosas que se disparan juntas, se conectan entre sí. Por lo tanto, cuando las pandillas de neuronas son estimuladas repetidamente, construirán conexiones más fuertes y enriquecidas entre sí.

De acuerdo con los escáneres cerebrales funcionales en este experimento en particular, los sujetos que ensayaban mentalmente activaban su cerebro de la misma manera que si realmente estuvieran realizando el esfuerzo. El disparo repetitivo de las neuronas moldeó y desarrolló un grupo de neuronas en una parte específica del cerebro, que ahora apoyaba el patrón de intención consciente. A voluntad, sus pensamientos se mapearon y se trazaron en el cerebro. Curiosamente, los circuitos se fortalecieron y desarrollaron en la misma área absoluta del cerebro que el grupo que practicaba físicamente. Crecieron y cambiaron de cerebro con solo pensar. Con el esfuerzo mental adecuado, el cerebro no sabe la diferencia entre el esfuerzo mental o físico.

La experiencia de Sheila de curar su enfermedad digestiva ilustra este proceso de reinvención. Sheila había resuelto que ya no volvería a visitar los recuerdos de su pasado y las actitudes asociadas que la habían definido como víctima. Habiendo identificado los procesos de pensamiento habituales que quería liberar, cultivó un nivel de conciencia donde tenía suficiente control para interrumpir sus pensamientos inconscientes. Por lo tanto, ya no disparaba las mismas redes neuronales asociadas a diario. Una vez que Shelia ganó dominio sobre esos viejos patrones de pensamiento y ya no disparó esos hábitos neurológicos de pensamiento, su cerebro comenzó a eliminar esos circuitos no utilizados. Este es otro aspecto relacionado del aprendizaje hebbiano que podemos resumir de la siguiente manera: las células nerviosas que ya no se disparan juntas, ya no se conectan entre sí. Esta es la ley universal de "usarlo o perderlo" en acción, y puede hacer maravillas en el cambio de viejos paradigmas de pensamiento sobre nosotros mismos. Con el tiempo, Sheila eliminó la carga de los viejos y limitados pensamientos que habían estado coloreando su vida.

Ahora se hizo más fácil para Sheila imaginar a la persona que quería ser. Exploró posibilidades que nunca antes había considerado. Durante semanas, se centró en cómo pensaría y actuaría como esta nueva persona desconocida. Constantemente revisaba estas nuevas ideas sobre sí misma para poder recordar quién iba a ser ese día. Finalmente, se convirtió en una persona sana, feliz y entusiasmada con su futuro. Creció nuevos circuitos cerebrales, tal como lo han hecho los pianistas. Es interesante notar aquí que la mayoría de las personas que entrevisté nunca sintieron que debían disciplinarse para hacer esto. En cambio, les encantaba practicar mentalmente en quién querían convertirse.

Al igual que Sheila, todas las personas que compartieron sus historias de casos conmigo lograron reinventarse. Persistieron en atender su nuevo ideal hasta que se convirtió en su forma familiar de ser. Se convirtieron en otra persona, y esa nueva persona tenía nuevos hábitos. Rompieron la costumbre de ser ellos mismos. La forma en que lograron esto nos lleva al cuarto credo compartido por aquellos que experimentaron curaciones físicas.



Coincidencia  4: somos capaces de prestar atención tan bien que podemos perder la noción del espacio y el tiempo relativos



Las personas que entrevisté sabían que otros antes que ellos habían curado sus propias enfermedades, por lo que creían que la curación también era posible para ellos. Pero no dejaron su curación al azar. Esperar y desear no serviría. Simplemente saber lo que tenían que hacer no era suficiente. La curación requería que estos individuos raros cambiaran de opinión de forma permanente e intencional para crear los resultados que deseaban. Cada persona tenía que alcanzar un estado de decisión absoluta, voluntad absoluta, pasión interna y enfoque completo. Como dijo Dean, "¡Solo tienes que decidirte!"

Este enfoque requiere un gran esfuerzo. El primer paso para todos ellos fue la decisión de hacer de este proceso lo más importante en su vida. Eso significaba separarse de sus horarios habituales, actividades sociales, hábitos de ver televisión, etc. Si hubieran seguido sus rutinas habituales, habrían seguido siendo la misma persona que había manifestado la enfermedad. Para cambiar, dejar de ser la persona que habían sido, ya no podían hacer las cosas que normalmente hacían.

En cambio, estos rebeldes se sentaron todos los días y comenzaron a reinventarse. Hicieron esto más importante que hacer cualquier otra cosa, dedicando cada momento de su tiempo libre a este esfuerzo. Todos practicaban convertirse en observadores objetivos de sus viejos pensamientos familiares. Se negaron a permitir cualquier cosa excepto sus intenciones de ocupar su mente. Quizás esté pensando: “Eso es bastante fácil de hacer cuando se enfrenta a una grave crisis de salud. Después de todo, mi propia vida está en mis manos. “Bueno, ¿la mayoría de nosotros no sufrimos alguna aflicción física, emocional o espiritual que afecte la calidad de nuestra vida? ¿No merecen esas dolencias el mismo tipo de atención enfocada?

Ciertamente, estas personas tuvieron que luchar con creencias limitantes, dudas y temores. Tuvieron que negar tanto sus voces internas familiares como las voces externas de otras personas, especialmente cuando estas voces los instaron a preocuparse y a concentrarse en el resultado clínico predicho de su condición.

Casi todos comentaron que este nivel mental no es fácil de alcanzar. Nunca se habían dado cuenta de cuánta charla ocupa la mente no entrenada. Al principio se preguntaban qué pasaría si comenzaran a caer en patrones de pensamiento habituales. ¿Tendrían la fuerza para evitar regresar a sus viejas costumbres? ¿Podrían mantener la conciencia de sus pensamientos durante todo el día? Pero con experiencia, descubrieron que cada vez que volvían a ser su antiguo yo, podían detectar esto e interrumpir ese programa. Cuanto más practicaban prestando atención a sus pensamientos, más fácil se volvía este proceso y mejor se sentían acerca de su futuro. Sintiéndose tranquilo y calmado, aliviado por una sensación de claridad, surgió un nuevo yo.

Curiosamente, todos los sujetos informaron haber experimentado un fenómeno que se convirtió en parte de su nueva vida. Durante largos períodos de introspección para reinventarse, se involucraron tanto en enfocarse en el momento presente y en su intento que sucedió algo notable. Perdieron completamente la noción de su cuerpo, tiempo y espacio. Nada era real para ellos excepto sus pensamientos.

Déjame poner esto en perspectiva. Nuestra conciencia cotidiana y consciente generalmente se relaciona con tres cosas:

Primero, somos conscientes de estar en un cuerpo. Nuestro cerebro recibe comentarios sobre lo que sucede dentro del cuerpo y los estímulos que recibe de nuestro entorno, y describimos lo que siente el cuerpo en términos de sensaciones físicas.

En segundo lugar, somos conscientes de nuestro entorno. El espacio que nos rodea es nuestra conexión con la realidad externa; Prestamos atención a las cosas, objetos, personas y lugares de nuestro entorno.

Tercero, tenemos una sensación de pasar el tiempo; Estructuramos nuestra vida dentro del concepto del tiempo.

Sin embargo, cuando las personas se enfocan internamente a través de una seria contemplación autorreflexiva, cuando ensayan mentalmente nuevas posibilidades de en quién podrían convertirse, son capaces de sumergirse tanto en lo que están pensando que, a veces, su atención se desvía completamente de su cuerpo y su entorno; estos parecen desvanecerse o desaparecer. Incluso el concepto de tiempo se desvanece. No es que estén pensando en el tiempo, pero después de esos períodos, cuando abren los ojos, esperan descubrir qué ha pasado un minuto o dos, solo para descubrir que han pasado horas. En estos momentos, no nos preocupamos por los problemas ni sentimos dolor. Nos desasociamos de las sensaciones de nuestro cuerpo y las asociaciones con todo en nuestro entorno. Podemos involucrarnos tanto en el proceso creativo que nos olvidamos de nosotros mismos.

Cuando se produce este fenómeno, estos individuos no son conscientes de nada más que de sus pensamientos. En otras palabras, lo único que es real para ellos es la conciencia de lo que están pensando. Casi todos han expresado esto en palabras similares. "Iría a este otro lugar en mi mente", dijo un sujeto, "donde no había distracciones, no había tiempo, no tenía cuerpo, no había nada, nada" excepto mis pensamientos ". En efecto, se convirtieron en un no-cuerpo, un no-nada, en poco tiempo. Dejaron su asociación actual con ser alguien, el "usted" o "uno mismo", y se convirtieron en un don nadie.

En este estado, como iba a aprender, estos individuos podrían comenzar a convertirse exactamente en lo que estaban imaginando. El cerebro humano, a través del lóbulo frontal, tiene la capacidad de bajar el volumen o incluso excluir los estímulos del cuerpo y el medio ambiente, así como la conciencia del tiempo. La última investigación en tecnología funcional de escaneo cerebral ha demostrado que cuando las personas están realmente concentradas y concentradas, los circuitos cerebrales asociados con el tiempo, el espacio y los sentimientos / movimientos / percepciones sensoriales del cuerpo literalmente se calman. Como seres humanos, tenemos el privilegio de hacer que nuestros pensamientos sean más reales que cualquier otra cosa, y cuando lo hacemos, el cerebro registra esas impresiones en los pliegues profundos de sus tejidos. Dominar esta habilidad es lo que nos permite comenzar a reconectar nuestros cerebros y cambiar nuestras vidas.


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Extraído https://blog.drjoedispenza.com/the-four-pillars-of-healing








domingo

ADONAY - Capítulo VII CONSEJOS



libro ADONAY




Tres días permaneció Aristóteles en casa de Adonay. El anciano deseaba infundir su espíritu en el joven, al que trataba como a un hijo.

—Hijo mío —le decía—, la libertad es la esencia de la espiritualización. Nadie puede libertar a un pueblo cuyos ojos han perdido el brillo altanero, de tanto mirar al cebo para pescar la inteligencia.

Quien no tiene el corazón libre lo limita la pasión y no puede sentir la amplitud del espíritu.

El hombre pide la libertad para esclavizarse a sus deseos y pasiones y llama estado al sitio donde puede suicidarse lentamente.

El hombre que se convierte en la misma ley, legisla sin palabras y obra sin objeto.

Del exceso de egoísmo nace el amor propio y el amor propio es el padre del espíritu criminal.

El egoísmo hace al pueblo inteligente, y los inteligentes aniquilan a los verdaderos sabios. Ni ellos obran ni dejan a otros obrar.

Huye, hijo mío, huye; pero que tu huida sea la huida del valiente, mas no la del cobarde, porque es prudencia huir de la peste.

En otros lugares si hay almas libres que todavía pueden vivir sobre la faz de la tierra; todavía existen almas con vida libre.

Sé, hijo mío, un estado libre dentro del esclavo estado. Sé la canción melódica entre la orgía de los ebrios.

Refúgiate en la soledad de tu corazón y dicta leyes silenciosas que armonicen lo estrepitoso y mitiguen lo agudo. Allí donde cesa el estruendo del comercio, empieza la soledad. El mundo gira alrededor de un espantajo que le llamaron Dios. Y el Dios de ellos es como el agua: se adapta a todo recipiente.

Ama hijo, a la humanidad, mas no amarás a los inteligentes de la humanidad, porque son comediantes políticos.

Cuanto más se aleja el hombre de los inteligentes políticos más se aproxima a sí mismo.

El comediante político busca la gloria la que se horroriza de él.

En las profundidades de ti mismo está la identificación; tu descenso a ti mismo te conduce a la ingenuidad; la purificación de ti mismo te da la superioridad.

Huye de la inteligencia y tu saber no será superfluo.

El sabio es el creador: crea, pero no guarda nada para sí; obra pero no se aprovecha; sobresale pero no domina.

Toda alma grande, según el mundo, es culpable: le castiga por sus virtudes y perdonan sus errores.

Quien quiere alegrar al mundo debe ser vanidoso que finge modestia. Los hombres se sienten pequeños ante la grandeza del alma y esta pequeñez se vuelve como la bolsa de veneno en el paladar de la víbora.

La grandeza del alma es el aguijón en la conciencia del prójimo.

La fuerza no es instrumento del sabio.

El poder está en la dulzura.

Es bueno ser patriota, pero es mejor ser cosmopolita y universal.

La voz del poder habla muy quedo y muy bajo. Sólo puede oírla el alma despierta.

La virtud en sí misma es la recompensa.

Que tu virtud sea una flecha o una lanza que rompa el odre de las almas que se creen virtuosas.

Tienes que exponer los secretos de tu alma a la luz del sol. Entonces sí podrás separar la verdad de la mentira.

Tú debes amar a la virtud, y serás el verdadero virtuoso. Tú mismo debes ser el sol, y deja que los hombres analicen tus rayos.

Nunca debes seguir la virtud de los demás porque éstos creen que sus temores son virtudes.

No supliques ni alabes a nadie, porque ningún santo, ningún ser es digno de súplica y alabanza.

Una acción, para ser buena, debe ser desinteresada.

Nunca debes gobernar sino a aquellos que saben gobernarse por sí mismos.

Tu profundidad debe ser tranquila e inconmovible, aunque flotan en ti los enigmas indescifrables.

Debes aprender a reír siempre, porque el saber es siempre alegría.

Cuanto te canses de tu saber, entonces brillará tu belleza y cuando te apartes de ti mismo, podrás saltar por encima de los demás.

No busques la santidad hipócrita sino la obra taciturna.

Sé un rayo en la vida de los demás, pero nunca un trueno para sus oídos.

Los ojos deben expresar luz sin sombra, pero las manos no deben ensombrecer la obra.

El hartazgo no acalla un deseo. Sólo la belleza calma la pasión."

Y muchos, muchos consejos más fueron emanados de sus labios...



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La Empática Cuántica de Gina Bribany






Capítulo I





LA EMPATÍA HA SIDO CONOCIDA comúnmente como la posibilidad de ponerse en los zapatos del otro, comprender lo que el otro siente o experimenta, sea físico, emocional o mental. Esta perspectiva ha sido explicada desde diferentes disciplinas como la filosofía y la psicología. Sin embargo, últimos estudios de la neurología sobre cómo se manifiesta la empatía en los seres humanos revelan aspectos fascinantes sobre las conexiones neuronales en nuestro cerebro.

Este fenómeno de la empatía a nivel neuronal constituye la base de mi teoría sobre la empatía cuántica en la cual planteó la posibilidad de crear nuestro éxito y felicidad, conectando con aquello que deseamos.

El primer experimento sobre la empatía a nivel neurológico se realizó en la universidad de Parma en Italia. El experimento consistió en poner a un chimpancé frente a un cacahuate, conectado a una máquina de resonancia magnética, para observar qué sucedía a nivel neuronal. El chimpancé se encontraba tratando de abrir el cacahuate y ciertas neuronas se encendían en su cerebro; de repente un humano entró en el laboratorio y tomó unos cacahuates del otro extremo de la habitación, los abrió y se los comió. Cuando el chimpancé observó que el humano estaba haciendo lo que él estaba intentando hacer, las mismas neuronas se encendieron en el chimpancé. Al estudiar la resonancia magnética los científicos se dieron cuenta de que las neuronas que alumbraban en el cerebro del chimpancé cuando éste realizaba la acción, eran las mismas que alumbraban cuando el chimpancé veía al humano realizar la acción. En ese momento pensaron que la máquina se había dañado, pero después de varios experimentos con humanos descubrieron que así es como se produce la empatía y a estas neuronas les otorgaron el nombre de neuronas espejo. Este descubrimiento constituye uno de los descubrimientos más importantes de la actualidad, incluso muchos aseguran que las neuronas espejos harán para la fisiología lo que el ADN hizo para la biología, ayudarán a explicar y a comprender muchas habilidades mentales del ser humano y su potencial misterioso.

En la empatía observamos a otros realizando una acción y encendemos las mismas neuronas que enciende el que está realizando la acción. Es decir que la acción y la observación representan lo mismo en el lenguaje del cerebro.

Pienso que siendo el cerebro una unidad tan inteligente, sabe lo que hace y si para el cerebro, lo que observa y lo que hace son la misma cosa, es porque así es en realidad.

Después de este primer acercamiento se han realizado múltiples experimentos entre humanos, demostrando las conexiones neuronales en la empatía.

Cuando observamos a otro ser vivo experimentando dolor, felicidad o cualquier otro sentimiento, al igual que realizando una acción, las mismas neuronas que se encienden en el cerebro de esa persona que observamos se encienden en nosotros y por eso se les llama neuronas espejo, porque reflejan las mismas conexiones neuronales en nuestro cerebro.

Sin embargo, el fenómeno de la empatía no sólo se limita a la observación. Un caso de empatía interesante ocurre cuando varios bebés se encuentran en un mismo espacio y estando cada uno en su cuna, uno de los bebés comienza a llorar; los otros bebés automáticamente comienzan a llorar también y esto ocurre como una respuesta empática.

La empatía ocurre también a nivel ideológico. Nos identificamos con quienes comparten nuestras mismas creencias y también podemos llegar a sentir empatía con las emociones de otros a través de la parte del cerebro llamada ínsula.

He encontrado un factor revelador en estos descubrimientos sobre el fenómeno de la empatía que contiene un potencial creativo invaluable.

He observado la empatía desde el punto de vista cuántico y me ha hecho llegar a la conclusión de que la empatía no sólo ocurre entre seres humanos; el fenómeno de la empatía ocurre entre dos energías, cualquiera que sea su manifestación física. Aunque los objetos no poseen neuronas, poseen partículas que se comportan de acuerdo con nuestras expectativas y ésta es otra forma de empatía que he llamado Empatía Cuántica. Esta responde al mismo principio de la empatía entre los humanos, la diferencia es que en lugar de las neuronas, los objetos poseen átomos y éstos, al igual que las neuronas, reflejan las expectativas del observador, generando el mismo efecto espejo.

El término “cuántico” viene de la mecánica cuántica que constituye una de las últimas y principales ramas de la física que explica el comportamiento de la materia y la energía.

La empatía es un fenómeno que ocurre a todos los niveles de nuestra existencia, por eso la llamo empatía cuántica porque se manifiesta en la materia y en la energía a través de una ley de correspondencia que conecta con las cosas y también puede manifestar cosas.

Uno de los postulados de la física cuántica afirma que los electrones de un átomo pueden cambiar de una órbita a otra sin moverse a través del espacio que las separa; en un momento está en la órbita A y al siguiente está en la órbita B, aparece o desaparece y a esto se le llama “salto cuántico”. Si el electrón absorbe energía, puede saltar a una órbita superior y si libera energía, puede pasar a una órbita inferior. En palabras sencillas, un salto cuántico es un cambio de estatus de un conjunto de circunstancias a otro que ocurre de manera inmediata, como un gran salto de un punto a otro, sin fases intermedias.

Esto trasladado a nuestro día a día quiere decir que si absorbemos energía podemos saltar a órbitas superiores, vibrando con la prosperidad, la salud y la felicidad, pero si perdemos energía, podemos pasar a una órbita inferior, vibrando con la tristeza, la enfermedad y la limitación; ambos saltos pueden ocurrir de un momento a otro. No necesitamos de procesos largos y desgastantes para alcanzar el estado que queremos; la física revela la posibilidad de realizar este salto con tan solo cambiar nuestra frecuencia energética.

Así es como la empatía cuántica trasciende las barreras del tiempo y el espacio dando saltos cuánticos hacia la realidad que queremos vivir.

Según los últimos descubrimientos de la ciencia, cuando imaginamos algo, nuestras neuronas se encienden de manera idéntica que cuando lo estamos viendo físicamente. Nuestra mente no diferencia entre lo que vemos y lo que imaginamos, las dos cosas son reales. Lo que hace que la mente no diferencie entre lo que ve y lo que imagina, es el hecho de que la mente está programada para leer energía e información y tanto las acciones en el plano físico como en el plano de la imaginación, son energía e información. Esto me llevó a desarrollar la técnica de la empatía cuántica para manifestar lo que deseamos en el plano físico.

La mente que sólo observa tiene una respuesta natural a pensar en lo que está observando y por eso se encienden las mismas conexiones neuronales. De la misma forma, la mente que sólo imagina tiene una tendencia natural a accionar lo que está imaginando. Esto ha sido observado en algunos experimentos cuando el observador en muchos casos alcanza a detectar las intenciones del sujeto observado y enciende las mismas conexiones neuronales, incluso antes de que el sujeto observado complete la acción, como si viajara al futuro, prediciendo lo que va a pasar.

Esto sitúa al tiempo en perspectiva pues elimina la necesidad de observar la acción físicamente antes de que se enciendan las neuronas en nuestro cerebro y plantea la posibilidad de obtener el mismo resultado al invertir el orden de la empatía, imaginando primero lo que queremos que suceda, para que lo que imaginamos ocurra después en el plano físico.

El método de la visualización está siendo utilizado cada vez más en las prácticas deportivas como método de preparación, pues se ha demostrado científicamente que cuando el deportista repasa sus movimientos a través de la visualización, obtiene mejores resultados. Esto ocurre porque cuando imaginamos que corremos una carrera, que practicamos una jugada o un salto atlético, nuestro cerebro está generando las mismas conexiones que cuando la actividad se realiza físicamente y de hecho los mismos músculos que están involucrados en los movimientos se mueven idénticamente cuando lo imaginamos. Esto prepara al cerebro para que reconozca estos movimientos, haciéndolo más fácil para el deportista cuando la actividad se realiza físicamente.

Lo más interesante es que desde la perspectiva cuántica esto trasciende los confines de nuestro cuerpo físico de tal forma que cuando nos imaginamos y sentimos en prosperidad, en salud, en amor a través de la repetición, lo podemos manifestar en nuestra vida.

Estamos siendo llamados a modificar la manera como hemos venido creando nuestra realidad. Cada vez más experimentos y disciplinas confirman que no necesitamos de la acción física para poder crear lo que queremos. Estamos en una nueva era de consciencia donde se nos están brindando todas las herramientas para crear a través del poder del pensamiento. Esto no significa que nos sentaremos a esperar que las cosas sucedan sin actuar en consecuencia, la acción es importante. Lo que significa es que tus experiencias no están determinadas únicamente por tus acciones, sino también por tus pensamientos. Así que para cambiar de la pobreza a la prosperidad, no necesitas trabajar duro y sin descanso, primero necesitas conectar con la prosperidad desde tu interior a través de tus pensamientos y esto cambiará la experiencia, porque en este caso, las acciones son sólo el resultado de tus pensamientos.

Es un error pensar que puedes cambiar la realidad sólo modificando tus acciones. Esto sólo te traerá frustración y más de la misma experiencia y te dirás a ti mismo, “por qué me sucede esto si he hecho todo bien”. El error está en que has modificado el vaso, más no el contenido del vaso. Cuando modificas tus creencias sobre tí mismo y sobre cómo deben ocurrir las cosas, las experiencias cambiarán por sí solas y tus acciones serán guiadas por un nuevo esquema de pensamiento que te llevará al éxito.

Para ayudarte a comprender cómo funciona la empatía cuántica y desarrollar la técnica iremos en un fascinante recorrido por los diferentes elementos que la componen llegando así a descubrir su potencial creativo.

Este recorrido incluye diferentes perspectivas, filosóficas, científicas, psicológicas y espirituales, las cuales me he dado a la tarea de investigar con el objetivo de demostrar que independientemente de la perspectiva el resultado es el mismo: somos lo que pensamos.


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lunes

La conexión metafísica







Las neuronas son las células principales que forman el cerebro. Son capaces de transportar la corriente eléctrica de un punto a otro de este, como lo realzaría cualquier conductor eléctrico. Todas las acciones que realiza el cuerpo humano, desde un mínimo movimiento hasta un simple pensamiento, activan los diferentes circuitos neuronales localizados por todo el sistema nervioso. Esta actividad eléctrica es muy sensible, una neurona transporta una señal eléctrica de aproximadamente 125 mV. En actividades complejas las señales eléctricas se disparan a la vez, activándose los circuitos necesarios que requiere el proceso. La actividad cerebral eléctrica produce una señal magnética relacionada que puede ser recogida con sensores exteriores, para ser traducida posteriormente en las señales eléctricas de las que surge. Este proceso comúnmente lo conocemos como electroencefalograma.




Estados de consciencia:

Partiendo de un punto de actividad vital, la especie humana adulta alcanza una frecuencia cerebral entre 14 Hz y 35 Hz en estado de vigilia. Este estado implica la acción física y mental, percibiendo el ser su realidad más externa.

Cuando la frecuencia cerebral del ser humano se atenúa entre 7 Hz y 14 Hz, aparece una gran paz y tranquilidad interior. Es el estado en que se proyecta y fluye la sanación.

Con un nuevo descenso de la frecuencia cerebral entre 4 Hz y 7 Hz, el ser se encuentra en el umbral del sueño, apareciendo un estado de alta creatividad y emotividad que considera al cuerpo y mente como un todo indisoluble, manteniéndose la consciencia del individuo.

El estado de menor frecuencia cerebral se sitúa entre 0,5 Hz y 3 Hz, apareciendo cuando dormimos sin sueños, en el descanso con amnesia, o en la hipnosis profunda. En este estado carecemos de consciencia.

Proceso de la información:

Los estudios científicos más recientes asumen que tenemos dos formas de procesar la información a través de los dos hemisferios cerebrales.

La actividad del hemisferio central derecho (HCD), rige la parte izquierda del cuerpo, percibe de forma subjetiva, y es la parte intuitiva donde aparece la emoción y el sentimiento. Entiende al ser de una forma multidimensional, es el espacio donde reside la ética y la síntesis, siendo su orden cualitativo y espacial.

La actividad del hemisferio central izquierdo (HCI), rige la parte derecha del cuerpo, percibe de forma objetiva, es casual, razona, contrasta y enjuicia. Entiende al ser de una forma unidimensional, define y analiza, siendo su orden cuantitativo y temporal.

El hemisferio (HCI) con las cualidades que hemos referido, crea el tiempo, que implica la dualidad, (dentro - afuera), (yo - otros), (causa - efecto) etc. Esta dualidad excluyente es el principio de cualquier enfermedad. La somatizacion en sí, es un proceso que intenta expulsar la enfermedad del cuerpo.

Cuando razonamos no accedemos al hecho concreto que sucede, más bien interpretamos mentalmente la situación. La razón es un juicio pero no un sentimiento. La razón evalúa libremente las partes que ha separado del todo, recomponiéndolas para darles una nueva valoración. El (HCI) en estado de vigilia no nos muestra la realidad, más bien una forma de percibir esta. Esta acción nos puede resultar muy útil, pero que en ningún caso podemos considerar la única forma válida de percepción.

En caso de emergencia , cada uno de los hemisferios puede asumir parte de las funciones del otro, pero no ejecutarlas con la misma precisión que el hemisferio cerebral principal.

Estados alterados de consciencia:

Los estados alterados de consciencia nos abren la percepción del plano espiritual. Esto se logra a través del hemisferio derecho (HCD) donde se encuentran los niveles más perceptivos de la mente subconsciente. Aquí residen las percepciones más sutiles de las cuales no somos generalmente conscientes.


Medición radiestésica de un sanador trabajando


El (HCD) funciona de forma acausal, interiorizando el conocimiento para desarrollar la expansión de la consciencia. Este hemisferio es un peldaño más en el proceso de complejidad del ser humano.

Entrando en frecuencia alfa mediante relajación, podemos relacionar el Yo superior con la fuente espiritual. La fusión en el plexo solar de la energía sagrada con la energía telúrica, da lugar a la conexión metafísica. En este estado natural del ser humano fluye la sanación.

La conexión metafísica es importante e indispensable entre los mundos de la materia y del espíritu. La Magia es la ciencia y el arte de usar estados alterados de consciencia para causar cambios que ocurran en conformidad con la voluntad. Voluntad que debe respetar en todo caso el libre albedrío.


Configuración arquetípica del sello de Salomón


Los estados elevados de conciencia, conducen al ser humano al escalón más excelso de la pirámide evolutiva.


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Extraído http://jcpbaeg.blogspot.com.es/2014/11/la-conexion-metafisica.html






viernes

George Ivánovich Gurdjíeff - Fundador de la escuela del Cuarto Camino








Fue un maestro místico, escritor y compositor armenio, quien se autodenominaba "un simple Maestro de Danzas"
Nace en enero de 1866. Gyumri, Armenia. Muere el 29 de octubre de 1949, Neuilly-sur-Seine, Francia




Es mucho lo que se ha escrito sobre el cuarto camino, por lo tanto nos vamos a referir de manera sintética a ciertos elementos fundamentales de esta enseñanza, que en nuestra opinión se deben resaltar. Además, es importante destacar que algunas ideas presentadas en este documento son una interpretación muy particular de los conceptos originales del cuarto camino.

El cuarto camino es una enseñanza de tipo metafísico (ya que el objetivo principal de su estudio es el Espíritu, El Ser interno y este no forma parte del mundo físico tridimensional) Esta enseñanza fue difundida ampliamente en occidente por el armenio G. I. Gurdjieff y básicamente promulgaba que el objetivo más trascendente del ser humano es DESPERTAR o alcanzar el auto-conocimiento y que la mejor manera de desarrollar ese autoconocimiento, una vez que se ha despertado, es por medio del RECUERDO DE SÍ o sea por medio de la atención de Sí mismo, del recuerdo constante del verdadero YO, sin olvidar que ese Yo verdadero de cada persona es su espíritu, que a su vez es un fragmento del ETERNO o Dios Absoluto.

Indiscutiblemente ese tipo de enseñanza no era nueva ni fue inventada por Gurdjieff. Algunos Investigadores nos indican que los elementos básicos del Cuarto Camino tiene sus orígenes en enseñanzas que provienen de Asia, del cristianismo esotérico, del budismo Tibetano, otros. Por lo tanto, como lo expresa el mismo Gurdjieff, esta enseñanza no le pertenece a nadie, no se ha originado de nadie y no acabará con la muerte de nadie.

Recordemos que Sócrates, el gran filósofo ateniense del siglo IV a.C., nos decía “Hombre, conócete a ti mismo y conocerás al universo y a los Dioses”. Con el fin de saber algo, el hombre debe primero conocerse a sí mismo.

Cuando se estudian las enseñanzas de Los Upanishads (libros sagrados hindúes) no percatamos que eran
un tratado completo sobre el SER INTERNO, de Dios, que según ellos debía ser recordado frecuentemente y traído al frente.

El Sufismo, habla de la “Remembranza de Dios” pero no se refería a un Dios externo y lejano que es el que normalmente se inculca en la mayoría de las organizaciones religiosas tradicionales y que en última instancia impide que los humanos nos relacionemos con el fragmento divino interno de cada quien, para alcanzar una verdadera evolución espiritual.

Jesús enseñaba en el evangelio de Tomás “3. Dijo Jesús: «Si aquellos que os guían os dijeren: Ved, el Reino está en el cielo, entonces las aves del cielo os tomarán la delantera. Y si os dicen: Está en la mar, entonces los peces os tomarán la delantera. Más el Reino está dentro de vosotros y fuera de vosotros. Cuando lleguéis a conoceros a vosotros mismos, entonces seréis conocidos y caeréis en la cuenta de que sois hijos del Padre Viviente. Pero si no os conocéis a vosotros mismos, estáis sumidos en la pobreza y sois la pobreza misma».”

Son incontables los referentes de todas la épocas que hacen referencia a la importancia del despertar, del auto conocimiento y de la auto-observación consciente. Para más información sobre este tema recomendamos ver el boletín # 67 de esta página Web, o haga un clic AQUI

El conocimiento de Sí mismo, no es un proceso de tipo egocéntrico, ya que el Ser Interno, El Espíritu, de cada quien no es parte de la estructura psicológica de los humanos, no es una entidad egóica, por ello, para empezar a conocerse, el hombre debe primero DESPERTAR y luego recordarse frecuentemente o de estar consciente regularmente que en realidad es un espíritu encarnado en un cuerpo físico. La falta de reconocimiento del hombre de la importancia de su Ser Interno, para que este empiece a conocer el origen de la conducta o del desempeño de su estructura psicológica, es la base de su ignorancia de todo. Con el fin de saber algo el hombre debe primero recordarse y reconocer la importancia de su verdadero Ser existencial o de su verdadero YO, para luego poder desarrollar el sentido de la auto observación y la observación consciente.

Cuando el hombre despierta o activa su Ser interno, el sentido de la observación consciente adquiere una característica muy especial. Resulta que el Ser interno Activo o despierto se convierte en el Observador de todo lo que observa, manteniendo una separación constante entre el observador y lo observado, para no identificarse, aprobar o rechazar lo que se está observando. El Ser Interno Despierto, Observa no solo el mundo exterior, sino además todo el conjunto de pensamientos, deseos, recuerdos, fantasías, agresividad, charla interior, otros, que procesa la estructura psicológica (mente o embrión de alma) que ha creado el organismo biológico donde se encuentra el espíritu encarnado.

Gurdjieff le llamo “El cuarto camino” para diferenciarlo de otros caminos, que indirectamente pueden llevar igualmente al hombre a despertar, ellos: son el camino del yogui, del monje y del faquir. Sin embargo, la experiencia de muchos indica que estos sistemas producen resultados muy limitados, de manera tal que solo un porcentaje pequeño alcanza el objetivo de DESPERTAR.

Algunas escuelas esotéricas señalan que la doctrina del cuarto camino no necesariamente le sirve a todas las personas por igual, por lo tanto, cada persona debe encontrar el camino que más le sirva, para despertar del ensueño de la conciencia de vigilia en la que se encuentra atrapado. En nuestra humilde opinión consideramos que la doctrina del DESPERTAR es más sencilla y práctica que cualquiera de las otras técnicas que enseñan los otros caminos y si le puede servir a todo el que intente practicarla con seriedad y esfuerzo continuo

Tengamos en consideración que una simple introspección bien orientada puede producir el DESPERTAR y esta acción de hacerse auto-consciente la puede realizar una persona de cualquier rincón de planeta o del universo, independientemente de su nivel cultural, social o raza.

Lo fundamental en la doctrina del cuarto camino es EL DESPERTAR y practicar con frecuencia el RECUERDO DE SÍ. Los complementos recomendados por Gurdjieff en su sistema de orientación con los múltiples ejercicios sugeridos, indiscutiblemente son de un valor relativo, siempre y cuando no provoquen una distracción del objetivo fundamental del DESPERTAR.

En el libro “Fragmento de una enseñanza desconocida”, su autor, Ouspensky, uno de los principales discípulos de Gurdjieff, decía:

“El cuarto camino no exige que uno se retire del mundo, no exige que uno abandone todo aquello por lo que se ha vivido hasta el momento. Este camino comienza mucho más lejos que el del yogui. Esto significa que es necesario estar preparado para entrar en el cuarto camino, y que esta preparación, que es de las más serias, tiene que adquirirse en la vida ordinaria y aplicarla sobre muchos lados diferentes. Además, el hombre que quiere seguir el cuarto camino tiene que reunir en su vida condiciones favorables al trabajo, o por lo menos aquellas que no lo hagan imposible; porque es necesario convencerse de que tanto en la vida exterior como en la vida interior, ciertas condiciones pueden constituir barreras infranqueables para el cuarto camino. Añadamos aún, que este camino, contrariamente al del faquir, al del monje y al del yogui, no tiene una forma definida. Ante todo, tiene que ser hallado. Es la primera prueba. Y es difícil, porque el cuarto camino es mucho menos conocido que los otros tres caminos tradicionales. Son numerosas las personas que nunca han oído hablar de él o que niegan simplemente su existencia o aun su posibilidad”.

Todo fragmento espiritual que se separa del Dios Absoluto o del Eterno para participar de manera individualizada en la gran fiesta de la creación, debe evolucionar en experiencias, conocimiento, abstracción, pero sobre todo debe cumplir, de manera consciente, con la función o la misión que le fue asignada. Esta responsabilidad sólo la podrá cumplir de manera consciente, cuando estando encarnado en un organismo biológico, DESPIERTA o se hace auto-consciente.

Una vez que el ser humano DESPIERTA y empieza a servir a los demás conscientemente, es cuando realmente comienza a vivir o disfrutar del don de la vida en todo su esplendor, ya que esa es la verdadera razón de la existencia de todo individuo. Siempre deberíamos tener en cuenta que la vida es para disfrutarla no para sufrirla, cada quienes su propio juez verdugo o benefactor.

Según Gurdjieff el propósito del cuarto camino es elevar al humano a un nivel sobre-humano, llevarlo de lo físico a lo supra físico, de lo material a lo espiritual, pero no por medio de los métodos tradicionales religiosos, sino a través de una experiencia directa e individualizada. La mente inferior vinculada al cuerpo físico humano tiene limitaciones claramente conocidas, que le impiden evolucionar de manera trascendente y cualquier sistema que intente empujar al hombre más a allá de sus capacidades físicas, debe intentar hacerlo superando las limitaciones del hombre físico. Ese más Allá está relacionado con el DESPERTAR y luego con el desarrollo de su mente superior, según Gurdjieff, o mente analítica según otros referentes, que es la fuente del conocimiento objetivo.

El DESPERTAR es un camino práctico y garantiza un cambio de conciencia efectivo, no se trata tanto de conocer más, sino ser más. El DESPERTAR requiere de una práctica constante y de hecho es un procedimiento breve para pasar rápidamente de la teoría a los hechos. Para realizar un acto de Recuerdo de Si, solo se necesita haber despertado, solo se debe haber comprendido y tener la certeza de que somos espíritu puro. Sin embargo para lograr un estado de conciencia prolongado, se requiere de un mayor esfuerzo, para poder superar ese impulso inicial de un simple deseo pasajero de querer recordarse, que muchas veces es ayudado por un despertador asociativo. (3)

Los actos de recuerdo de Si, pueden ser esporádicos y muy breves, sobre todo si son el producto de un despertador asociativo, (Se pueden ejecutar una vez al día o cada tres días y con una duración de solo unos segundos) pero tienen una importancia trascendental. Los estados de recuerdo de Si, son acciones más prolongadas (podrían tener una duración de más de treinta segundos continuos y ser ejecutados varias veces al día) que colocan al despierto en un nivel de progreso casi irreversible.

A continuación varios párrafos tomados de la página web Gurdjieff enseña hoy (5)

“El recuerdo de sí es el puente entre el conocimiento y la sabiduría. Es un esfuerzo para ser consciente de uno mismo en el presente, para apartarse de cualquier mundo imaginario en el que uno pueda haber escarbado hace un momento y regresar a la realidad. Es una reorganización interior instantánea: es empujar los pensamientos y emociones mecánicas hacia el fondo mientras que se trae el propio Ser Superior hacia el frente, recordándose a Sí Mismo. Gurdjieff introdujo el recuerdo de sí en una de sus primeras conversaciones con sus estudiantes rusos, invitándolos a compartir lo que habían visto al observarse. Ninguno había notado el hecho más importante: que no se recordaban. Ouspensky, quien narra esta discusión, comienza a experimentar con el recuerdo de sí y luego se da cuenta de su rol clave en el trabajo hacia la consciencia”

El Cuarto Camino es un camino, un sendero. Como tal, sólo puede ser comprendido por experiencia. El “sistema” como lo presentaran Gurdjieff y Ouspensky, es una expresión del siglo XX del Cuarto Camino, pero no es el camino en sí. Ayuda a describir este “camino” a gente que no esté familiarizada con él, bosquejando su carácter y su sabor. Es una distante aproximación de la cosa en sí misma. Por cierto, Gurdjieff y Ouspensky fueron con el tiempo forzados a abandonar el sistema que tan completamente enseñaran, una vez que encontraran a sus estudiantes perdiéndose en caprichosos debates sobre el sistema a expensas de cruzar el camino. El sistema comenzó a bloquear el camino.”
“En consecuencia, sería en vano agregar explicaciones más sistemáticas a los volúmenes ya existentes sobre el sistema. Sin embargo, mucho menos se ha expresado sobre el Cuarto Camino como tradición, como influencia. No obstante, para uno que cruza el Cuarto Camino, es crucial que gradualmente se familiarice con la gran tradición de la que es parte; que se conecte con algo mayor y superior que él mismo. Abajo, expondremos sobre la tradición del Cuarto Camino, de la que Gurdjieff era un agente del siglo XX”
“No puedo decir que este sistema sea el Cuarto Camino; el Cuarto Camino es muy grande y este sistema es muy pequeño en comparación…” –Del Cuarto Camino, p.106


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Extraído: http://www.losdespiertos.com/cuarto%20camino.html

A continuación presentamos algunos enlaces relacionados:

1-Observemos lo que nos dicen los referentes más destacados de nuestra historia sobre el auto-conocimiento y el proceso de auto observación consciente. Haga un clic AQUI o Buscar el boletín 67 de esta pagina Web.
2-Como activar la mente analítica. Haga un clic AQUI
3-Lista de despertadores asociativos. Haga un clic AQUI
4-Analogía del Cochero. Haga un clic AQUÍ o ver boletín # 23
5-Ver Gurdjieff enseña hoy: http://ggurdjieff.es/el-cuarto-camino/