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sábado, 30 de octubre de 2021

SANA TUS GENES HEAL Summit Bruce Lipton Primera parte





¿Qué ha cambiado desde que cambiaste de dirección hacia la nueva ciencia? ¿Qué es la nueva ciencia?

Bruce Lipton:

Fui muy científico muy afortunado porque en 1968 estaba aprendiendo a clonar células madre, de modo que estaba en el lugar correcto en el momento oportuno para hacer algunos descubrimientos interesantes. En ese entonces, solo un puñado de personas en todo el mundo sabía qué era una célula madre. Son células embrionarias. Las tenemos en el cuerpo siendo adultos porque cada día perdemos por desgaste normal cientos de billones de células de piel, de cabello. Cada tres días reemplazamos el recubrimiento completo del aparato digestivo. Si pierdo esa cantidad de células por día necesito reemplazarlas para mantenerme vivo y ese es el trabajo de las células madre. Una vez que naces dejas de ser un embrión, ya no puedes seguir tomando las células embrionarias, así que entonces las llamamos células madre, aunque sean células embrionarias.

Una de las cosas más importantes que descubrí al clonar células madre fue que si pongo una célula madre aislada en un cultivo, esta se divide cada diez o doce horas. Al principio hay una, dos, luego cuatro, ocho, dieciséis, treinta y dos. Se duplican, así que en una semana hay cincuenta mil células genéticamente idénticas en la placa de Petri. Pero el hecho más importante es que todas son genéticamente idénticas porque provienen de una única célula madre. El experimento que hice fue el siguiente: Dividí las células en tres placas de Petri diferentes y cambié la composición química del medio de cultivo en cada una de las tres placas para que hubiera una leve diferencia en el medio de cultivo, que es el equivalente de la sangre. Si estoy cultivando células de ratones, lo que hago es buscar sangre de ratón, veo de qué está hecha y después hago una versión sintética de ese medio de cultivo; si estoy cultivando células humanas, observo la composición de la sangre humana y creo un medio de cultivo basado en eso. Esa es la clave. Células genéticamente idénticas en tres placas con una ligera diferencia de entorno debido a la química. En la primera placa, las células forman músculo, en la segunda forman hueso y en la tercera forman grasa. ¿Qué significa? ¿Qué controla el destino de las células? Todas las células eran genéticamente idénticas, ¡el entorno seleccionaba la actividad genética de las células! Y eso es completamente diferente a lo que estaba enseñando en ese momento a los estudiantes de Medicina, el concepto del determinismo genético, que dice que tus características, tus rasgos, comportamientos y emociones, todo eso está relacionado con la presencia de tus genes. Pero resulta que esto no es cierto. En realidad, está relacionado con el entorno.

¿Cuál es el significado profundo de la investigación? Simple. Si los genes controlan tu vida – y hasta donde sabemos no escogimos los genes con los que vinimos, y si no nos gustan los rasgos que tenemos, no podemos cambiarlos -estás atrapado con tus genes y ellos controlan tu vida. Eres víctima de tu herencia. Si hay antecedentes de cáncer, o Alzheimer, o diabetes en tu familia y heredas los genes, puedes anticipar que tú también tendrás los mismos resultados. Entonces, vamos a ser víctimas cuando decimos que los genes controlan nuestras vidas. ¿Qué descubrí al estudiar las células madre? Descubrí que cambiando el entorno cambio la expresión de las células. Yo soy el que puede cambiar el entorno, yo soy el maestro de mi genética. No soy víctima de mis genes. Soy el que puede cambiar el entorno, y lo más importante, mi percepción del entorno. Y eso es lo que controla el destino de las células.


La naturaleza de la biología es sencilla. Los organismos biológicos adaptan su biología para encajar en un ambiente. Una célula lee un entorno y luego ajusta su genética y su actividad al medio ambiente. Ahora bien, tenemos un problema y es este. Digamos que estamos observando la actividad de las células hepáticas en el cuerpo, las que deberían estar ajustándose a lo que está sucediendo en el entorno, pero ¿Cómo saben lo que está sucediendo en el entorno si no están en contacto directo con él? Las células hepáticas no están tocando el entorno, depende del sistema nervioso enviar la información dentro del cuerpo para que las células ajusten su biología y coincidan con lo que está sucediendo en el mundo.

Bueno, solo hay un problema. La conciencia es una interpretación, así que mi mente está interpretando el entorno y no envía la información real del entorno, sino mi interpretación. Tiene relevancia porque yo podría vivir en un entorno perfecto, saludable y feliz que me va a sostener, pero si percibo que es un entorno negativo, entonces las células de mi cuerpo no saben que es un entorno saludable. Ellas solo ven la percepción que les envío y por eso la percepción se convierte en algo tan importante. Si cambio mi percepción, si cambio mi mente, cambio las señales que entran, ajustando la función de la célula. Esto es muy, pero muy significativo: No soy víctima de mis genes porque yo –gracias a mi habilidad de cambiar mi entorno y mi percepción del mismo- puedo controlar mi actividad genética. No soy una víctima de mi herencia. Soy el maestro de mi actividad genética.

¿Cómo podemos cambiar nuestra percepción del entorno?

Entendiendo cómo lidiamos con el entorno y la percepción. El hecho más importante que tenemos que mencionar en este punto es que hay una mente entre el entorno y mis células. Y cuando digo “mente”, todos piensan en una única entidad: la mente. Y esto no es enteramente cierto por esta razón: La mente está compuesta por dos elementos independientes que funcionan juntos y tienen funciones diferentes y aprenden de formas distintas. Es nuestra inconsciencia de ello la que crea el problema, porque cuando hablamos de la mente pensamos que hay una sola y hay dos mentes con diferentes percepciones y diferentes actitudes ante la vida. Existen la mente consciente y la mente subconsciente. La diferencia es profunda. La mente consciente –la última evolución del cerebro- es la mente creativa. ¿Qué quieres para tu vida? Creatividad. La creatividad es la respuesta de la mente consciente, es la que puede ver el futuro, es lo que hace que los seres humanos sean mucho más poderosos que los organismos inferiores, porque la mente creativa consciente nos permite no solo tener una respuesta de estímulo como animales inferiores sino que entre los estímulos y la respuesta tengo creatividad, puedo cambiar la forma en que respondo a la vida, soy el maestro de eso. La mente creativa es la que nos ayudó a crear el mundo que tenemos hoy en día.

La otra es la mente subconsciente que reproduce discos; básicamente es una mente de hábitos. Aprendo un comportamiento y una vez que está allí presiono el botón y cada vez que lo presiono, se reproduce el comportamiento. Es irrelevante que sea un buen o mal comportamiento, siempre reproducirá el mismo. Entonces, cuando veo al mundo, puedo mirarlo a través de mi mente consciente, deseos y propósitos, para decir: Esto es lo que quiero para mi vida. O, como la mayoría de nosotros hacemos sin saberlo, vemos el mundo operando a través de la mente subconsciente de los programas de cómo interpretar la vida y cómo responder a ella. Es relevante, porque los programas en la mente subconsciente básicamente descargan comportamientos de otras personas: tu madre, tu padre, tus hermanos, tu comunidad. En los primeros siete años de vida estuviste descargando comportamientos al observar a otras personas, y por lo tanto, las respuestas conductuales fundamentales en tu mente subconsciente no son tus deseos y propósitos, en realidad son copias del comportamiento de otras personas. El problema es que si estoy operando desde mi mente consciente, estoy controlando mi vida de la manera que quiero. Pero cuando estoy operando desde la mente subconsciente, estoy en un comportamiento automático, reproduciendo programas que he adquirido de otra personas y que no necesariamente me benefician.

El último aspecto importante es este. Podrías decir: Entonces ¿por qué debería ejecutar mi mente subconsciente? Podría usar mi mente consciente. Y esa es una muy buena idea, excepto por este problema: Cuando pensamos, la mente consciente se compromete. Yo digo: ¿Qué harás el lunes a las dos? Si en realidad contemplas eso, simplemente piensas en ello. ¿Dónde está la respuesta? No está ahí afuera, está aquí adentro. Entonces, en el momento en que me pregunto qué voy a hacer el lunes a las dos, mi consciencia se dirige al interior, a la pequeña agenda. ¿Qué está pasando? En el momento en que estoy pensando, significa que no estoy prestando atención. Y eso es cierto. ¿Significa que dejo de hacer algo hasta que mi pensamiento termina? Camino por la calle, tengo un pensamiento, me paro, oh, el pensamiento finalizó, ¿ahora puedo caminar de nuevo? No. Esta es la parte crítica. Cuando la mente consciente está comprometida en el pensamiento, el subconsciente es el programa predeterminado, el piloto automático. Mi mente consciente podrá estar ocupada, pero mi mente subconsciente llevará a cabo cualquier tarea que esté haciendo: caminar, manejar el auto, comunicarme con otra persona. No necesito mi mente consciente para eso, ya tengo programas sobre cómo hacer esas cosas.

Cuando estamos pensando, no estamos usando la mente consciente para controlar nuestras vidas. Es el potencial control personal. Cuando pensamos, predeterminamos programas subconscientes. Y ahí es donde surge el problema. A) Los programas del subconsciente que están reproduciéndose vinieron de otras personas; B) La mayoría de los programas, el 70% de ellos, son negativos, desempoderantes y autosaboteadores, C) Cuando reproduzco estos programas, la razón por la que lo estoy haciendo es porque mi mente consciente está ocupada en el pensamiento un 95% del día.

¿Cuál es su relevancia? Si la mente consciente se dedica al pensamiento y estoy reproduciendo un programa del subconsciente, entonces el que no observo mi propio comportamiento soy yo, porque mi observación está dentro de mi cabeza, pensando. Entonces, no estoy observando el comportamiento automático que se está reproduciendo. Eso significa que el 95% del día no estamos operando desde los deseos y propósitos de la mente consciente o desde lo que queremos porque el pensamiento está funcionando por defecto desde el subconsciente.

¿Es relevante? Bueno, la mayoría de esos programas son negativos y desempoderantes o autosaboteadores y son invisibles. Cada día me levanto y digo: Hoy voy a salir por mis deseos y mis propósitos, voy a encontrar amor y el mejor trabajo que pueda, voy a encontrar salud; esa es mi intención, mi deseo y mi propósito. Y salimos a la mañana a todo vapor y volvemos a casa a la noche con el rabo entre las piernas. No sucedió hoy. Luego miramos alrededor y decimos: Bueno, no soy yo, porque yo salí con la visión para el éxito, entonces soy una víctima, mi vida no está bajo mi control y no tengo éxito porque el Universo no me está ayudando. Esa es la percepción. Y resulta que esto está completamente errado. El 95% del día estuviste disparándote a ti mismo en el pie con programas subconscientes malos y al final del día miras tu pie ensangrentado y te preguntas quién lo hizo. Y te lo hiciste tú mismo.

Entonces, ¿Cuál es la nueva biología? La nueva biología dice que estamos ejecutando programas el 95% del tiempo. La mayoría de los programas son negativos, desempoderantes, autosaboteadores. Cuando efectivamente operamos desde la consciencia, cuando nos ponemos al volante y manejamos el vehículo con deseos y propósitos, ¿Qué piensas que manifestamos? La respuesta es hermosa porque la ciencia descubrió que la única vez que las personas hacen esto sin siquiera saber lo que están haciendo, es cuando se enamoran, porque cuando se enamoran se mantienen conscientes. La razón es simple. Lo que has estado buscando durante toda tu vida se aparece frente a tu rostro. ¿Vas a permitir que tu mente se vaya a divagar? Esto es lo que quiero, por esto estoy así. Y es interesante, porque cuando te enamoras, ese primer período, el excitante período que llamo luna de miel, piénsalo, la vida era hermosa sin importar cuán alocada fuera tu vida hasta que conociste a esa persona y te enamoraste. Al día siguiente, sientes que la Tierra es el Cielo, todo es hermoso, la vida es grandiosa, maravillosa, ¡estás tan enamorado! Y luego, durante ese período de amor, si te pregunto cómo es tu vida, respondes: ¡Amo mi vida, es genial, maravillosa! Ya sabes, el día antes de conocer a esa persona no parecía ser así y luego la conoces y la vida cambia. ¿Qué sucedió? La respuesta es simple. La ciencia ha reconocido que en el instante en que nos enamoramos así, nos mantenemos atentos, conscientes, porque es relevante. Mantenemos nuestras manos en el volante con la mente consciente, operando para los deseos y propósitos. La luna de miel es la manifestación de los deseos y propósitos. Porque para esto estoy operando. Y digo: Sí, pero desafortunadamente la luna de miel no dura, luego vuelve la vida normal. Y sí, hay un entendimiento simple y es este: ¿Cómo creaste la luna de miel? Te mantuviste atento, dejaste de pensar. Cuando pensabas, operabas sobre los programas malos. Cuando te mantuviste atento, operaste desde los deseos y propósitos. Es grandioso, pero adivina qué. Incluso si estás enamorado, la vida continúa. Hay un punto donde tienes que manejar las cosas. Tienes un trabajo, tienes deberes, tienes cosas de qué ocuparte, tienes que arreglar el auto. Entonces ¿Qué pasa cuando esto sucede durante la luna de miel? Comienzo a pensar: Oh, tengo que hacer esto para el trabajo, me tengo que ocupar de esta tarea. Como consecuencia de pensar, dejo ir el control y luego vuelvo al subconsciente predeterminado con los comportamientos negativos. ¿Y cuál es la consecuencia de eso? Dejo de crear vida desde los deseos y propósitos y vuelvo a los programas que tenía antes de enamorarme.

Esto es relevante para la luna de miel porque tu pareja nunca ha visto ninguno de esos comportamientos negativos desde que te enamoraste, porque nunca usaste los programas subconscientes que adquiriste de otras personas. Esto se llama la luna de miel. Los dos están creando deseos y propósitos.

Luego comienzo a pensar en qué pasa cuando pienso eso y automáticamente vuelvo al piloto automático, al control subconsciente. Me digo que esos comportamientos no son míos. De repente comienzo a vomitar esos comportamientos negativos. Si mi pareja me ve y me dice: ¿Quién eres tú? ¿De dónde salió eso?, aquí hay un problema. Yo soy el que ni siquiera se dio cuenta de lo que acabé de decir porque estaba pensando por defecto en el programa automático. Mi mente consciente en el pensamiento de negación ni siquiera vio el comportamiento que acabo de ejecutar, que básicamente es negativo. Mi pareja lo ve y me acusa, me pregunta quién soy. Y yo solo atino a pensar: ¿De qué habla? ¿Por qué? Porque yo ni siquiera noté lo que acabo de decir y por consiguiente me pongo muy a la defensiva. ¿De qué está hablando? ¿Quién? ¡Yo no soy ese!

Entonces ¿Cuál es la consecuencia? Te enamoras, te vuelves atento, creas desde los deseos y propósitos, manifiestas el Cielo en la Tierra. Luego la vida se entromete y cuando eso pasa, comienzas a pensar. En cuanto piensas, comienzas a descargar programas -piloto automático, subconsciente- y esos programas surgen sin que veas siquiera lo que acabas de decir y aparentemente, porque son negativos, ofendes a las personas de tu entorno, a tu pareja. Y la luna de miel se convierte en compromisos. Aparecen nuevos comportamientos que no eran parte de la luna de miel y no son muy buenos. ¿Qué va a hacer tu pareja en respuesta a que de pronto comienzas a interpretar a tu madre o tu padre y no lo ves, y ella sí? ¿Qué va a pasar? Tu pareja es quien tiene que decir: Acepto este comportamiento en mi relación. Entonces, ya sabes, la mayoría del tiempo tenemos esta luna de miel, esto es genial. Luego sale esa cosa fea y piensas: Está bien, él es así, de modo que me comprometeré. Sí, pero este es solo un comportamiento. A medida que surgen más comportamientos subconscientes, hay más compromisos. Y mientras más compromisos, más alejado estás de la luna de miel. Y de repente la vida es como solía ser antes.

Grandioso. ¿Cómo se puede relacionar con sanar?

La observación más interesante de la historia de la clonación de células de cultivo es que la composición química del medio de cultivo determina el destino de las células. Y digo bien. Pero esas son solo células madre en una placa plástica de Petri en un medio sintético, ¿Qué tiene que ver eso con la vida real? La respuesta es simple. Cuando te miras a ti mismo en el espejo y te ves como una sola entidad, esa es una percepción errónea. La simple verdad es que tú estás hecho de cincuenta billones de células. Las células son la entidad viviente. Tú, por definición absoluta, eres una comunidad. Entonces, cuando digo “Bruce”, no estoy hablando de una sola entidad, estoy hablando de una sola comunidad de cincuenta billones de ciudadanos.

Un humano es una placa de Petri recubierta de piel y el medio de cultivo interior es la sangre. No hace diferencia para el destino de una célula que esté en una placa plástica o en una placa de piel, el destino de la célula será determinado por el medio de cultivo y su composición química. Puedes pensar: Bueno, en mi cuerpo el medio de cultivo original es la sangre. ¿Y quién controla la química de la sangre? Bueno, el cerebro es el químico. ¿Cuáles sustancias químicas debería liberar el cerebro? Ahí es donde entra la mente. La mente lee el entorno, hace una interpretación del mismo y el cerebro traduce esa interpretación en la química de la sangre. Tu interpretación de la vida determina la composición química de tu medio de cultivo: tu sangre. Y eso es lo que determina tu genética. Al cambiar tus pensamientos, cambias la química.

Doy un ejemplo simple: Me siento aquí con los ojos cerrados, los abro, veo a alguien que amo. La química del amor, la interpretación del amor, es traducida en una química muy interesante. La dopamina es el resultado del amor que es placer, la oxitocina surge del amor y se une a la fuente de placer. La vasopresina, cuando estás enamorado, es la sustancia química que se libera en la sangre y te hace más atractivo a tu pareja. Y lo más importante, la hormona del crecimiento. Cuando estás enamorado, el cerebro libera hormonas de crecimiento. Esto es relevante porque la persona enamorada brilla, se la ve saludable, y el hecho es que no es un accidente o una coincidencia, está directamente vinculado a la química de la sangre. Al estar enamorado, estoy realzando la salud y el crecimiento de mis células.

Solo para comparar la diferencia. Estoy sentado aquí y cuando abro los ojos, esta vez veo algo que me asusta. Mi cerebro traduce la imagen o interpretación de esa amenaza en una química totalmente diferente. Cuando veo algo que me asusta, libero hormonas de estrés y agentes inflamatorios. Las sustancias químicas que libero son la percepción del estrés, detienen el crecimiento de las células y realmente inhiben el sistema inmunológico. Puedes preguntarte por qué le haría eso a mi cuerpo, por qué detendría el crecimiento y atacaría al sistema inmunológico. La respuesta es simple: Cuando percibes una amenaza - en los viejos días en la escuela nos referíamos a eso como activar el sistema suprarrenal: defensa o huida- si te persigue un tigre dientes de sable, ¿Cuánta energía vas a poner a disposición para escapar?

Te doy un ejemplo. Tengo una infección bacteriana y mi sistema inmunológico está demandando energía para combatir la infección. Demanda mucha energía y si piensas al respecto, cuando estás enfermo, ¿Cuánto te cansas? La respuesta es que el sistema inmunológico está usando tanta energía que incluso te agota. Imagina esta historia. Tienes una infección bacteriana y el tigre dientes de sable te persigue. Estás a cargo de distribuir la energía. Entonces ¿Cuánta de la energía quieres que luche contra la bacteria y cuánta para escapar del tigre? Espero que tengas la respuesta. La respuesta es que quiero el 100% de la energía para escapar del tigre porque si no puedo escapar del tigre, la infección bacteriana ni siquiera va a ser un problema para mí a esta altura.

La idea es esta. Cuando tienes miedo, tomas toda la energía disponible de tu cuerpo y la usas para defenderte o huir. Detienes el crecimiento e inhibes tu sistema inmunológico. Luego la química de la sangre reorienta la genética de la actividad del crecimiento a la protección. Se excluyen mutuamente. No puedes estar en ambas al mismo tiempo.

¿Qué determina la diferencia? Primero tu percepción, después cómo tu percepción traduce la química que produce el cerebro. La química va al medio de crecimiento que llamamos sangre, que nutre y dirige la actividad de cincuenta billones de células en tu placa cubierta de piel. Esta es la razón por la que un pensamiento cambia la genética de tu actividad, porque el cerebro convierte tus pensamientos en sustancias químicas.

Grandioso. Dices que el 90% de las enfermedades y visitas al médico son a causa del estrés. Obviamente, ya no hay tigres corriendo alrededor. Las personas perciben la vida de forma estresante y eso provoca que se sientan enfermas.

Si pudiéramos engendrar el concepto de miedo en alguien -tu trabajo no es seguro, pueden aparecer enemigos, tu comida no es saludable, la contaminación te amenaza- la percepción del miedo libera sustancias químicas que detendrán el crecimiento y deprimirán el sistema inmunológico. Si piensas detener el crecimiento porque eres adulto y no necesitas crecer, recuerda que cada día tienes que reemplazar cientos de miles de millones de células que mueren a diario, así que no importa qué edad tengas, tienes que crecer todos los días. Entonces dices: Sí, pero si el miedo detiene el crecimiento, interfiere con mi vida. Y sí, pero cuando evolucionábamos como seres humanos, la respuesta al miedo era intermitente y esporádica. Si el tigre aparece, voy a tener miedo y voy a correr. Defensa o huída. Pero una vez que me alejo del tigre, vuelvo a la salud normal y al crecimiento. En los viejos tiempos, el miedo duraba un período de tiempo muy corto. Entonces, si vas a detener el crecimiento y el sistema inmunológico por poco tiempo, no tiene demasiada importancia. Actualmente, sentimos estrés las veinticuatro horas de los siete días de la semana, los trescientos sesenta y cinco días del año. Nunca se acaba. Y eso significa que cada día estás comprometiendo tu crecimiento y la acción del sistema inmunológico por el estrés de las hormonas. El resultado es el malestar y la enfermedad. Esa es la única consecuencia de la química del miedo. Aun así, observa al mundo actual. Lo único que nos mueve es el miedo todo el día, cada día.

Por ejemplo, si recibes un diagnóstico de cáncer, inmediatamente sientes miedo a la muerte, a perder a tus seres amados, ya sabes, es el peor lugar al que puedes ir.

Para entender la manera en que la mente controla la biología, vamos a hablar de algo con lo que todo el mundo está familiarizado: el efecto placebo. Tengo una enfermedad y el médico me dice que tiene una nueva droga, la mejor para mi enfermedad, Incluso es de color morado, así que es mucho más poderosa y me va a sanar. Me convence de que la percepción de la droga va a sanarme. Tomo la droga, mejoro y luego me doy cuenta de que esa droga era una pastilla de azúcar, un placebo. ¿Me curó la pastilla de azúcar? No, la pastilla de azúcar no hizo nada, fue la creencia en la pastilla de azúcar la que me sanó, no la pastilla. Fue mi creencia. El efecto placebo es el equivalente de lo que podrías llamar un pensamiento positivo. Un placebo es un pensamiento positivo: Esto me va a sanar. Y lo hace. Grandioso.

Aquí está el mayor problema. Todos están conscientes del efecto placebo, del resultado del pensamiento positivo. Y la pregunta importante es esta: ¿Cuál es la consecuencia del pensamiento negativo? Adivina qué. Es igualmente poderoso para influenciar tu vida, en la misma medida que el pensamiento positivo, pero trabaja en la dirección opuesta. Mientras que el placebo, el pensamiento positivo, puede sanarte de lo que sea, el nocebo o creencia negativa puede de hecho generar cualquier enfermedad y causar la muerte solo porque lo creíste. Y esto es importante, porque si dejas de lado el rol de las creencias negativas has omitido al personaje más influyente de nuestras vidas. Un psicólogo te dirá que la mayoría de nuestras creencias son negativas y desempoderantes y, por consiguiente, cada día nuestro pensamiento negativo nos está quitando la salud porque libera hormonas de estrés que detienen el crecimiento y el sistema inmunológico, abriendo paso a la enfermedad. Entonces, creencias positivas o negativas son igual de poderosas a la hora de moldear tu vida, solo que trabajan en direcciones opuestas.

Entonces, el peligro de un diagnóstico...

La desafortunada situación que tratamos día a día es que la mayor parte de nuestra vida –un 95%- vivimos a través de programas. El aspecto significativo de la salud es que la mayoría de las personas que crecen adquieren un comportamiento asociado al hecho de que cuando alguien está enfermo, tiene que ir al médico. ¿Qué se programa con esto en un niño con menos de siete años? La respuesta es esta: No soy responsable de mi salud, de mi cuidado, el responsable es el médico. Y después compramos la opinión del médico como la verdad y como la función de la mente es tomar nuestras creencias, nuestra verdad como la vemos y convertirla en biología, entonces una verdad negativa puede convertirse en una biología negativa. La mayoría de los diagnósticos son muy negativos, en el sentido que son el equivalente al efecto nocebo, una creencia negativa que ocupa nuestra mente. El doctor le dice a un paciente que le quedan unos tres meses de vida. Entonces el paciente tiene realmente tres meses de vida o la sentencia de muerte prescrita por el doctor se cumple en tres meses y podríamos decir que el médico lo sabía no es así. El médico le prescribió la muerte en tres meses porque la mente estaba programada con un nocebo, una creencia negativa: Solo me quedan tres meses. Ese es un reloj que ahora va en cuenta regresiva y dice que el tiempo se despliega. El destino va a traducir la creencia, una enfermedad terminal en una realidad.

Una persona puede obtener un diagnóstico errado, el médico toma la carpeta equivocada, se sienta, le dice al paciente: Lo siento, tienes tres meses de vida, tienes este cáncer, está por todo el cuerpo, bla, bla, bla. El paciente realmente no tiene cáncer, pero adivina qué. El diagnóstico pondrá en su mente un programa de cáncer y la función de la mente es tomar la imagen y traducirla en una química que después controla las células. La mayoría de los diagnósticos son muy negativos, no son: Te vas a poner bien, estás sanando, maravilloso, la vida es grandiosa. Casi todos tienen un resultado negativo. Placebo. Nocebo. ¿Qué es esto? Consciencia que controla la biología.

Si le das el poder a alguien más y compras su verdad, se convertirá en tu biología. Si quieres simplificarlo en la forma más sencilla, más fundamental posible, es que la mayoría de nosotros, cuando éramos jóvenes, jugábamos con algo llamado Colorear por números. Tienes una imagen dividida en pequeñas piezas con números en cada una de ellas. El número refleja un color en el set de pintura. Luego tomas el color del número y lo rellenas en ese lugar. Luego lo observas y te convertiste en Picasso, creaste esta pintura gigante. Aquí hay una conclusión simple. La función de la consciencia cerebral en la salud es colorear por números en reversa. Significa que comienza con una imagen en tu mente y el cerebro descompondrá la imagen en números, pero los números no reflejan pigmentos, color, reflejan neurohormonas, neurosecreciones. La mente toma una foto, el cerebro convierte la imagen en química que luego ajusta al cuerpo para hacer una imagen tridimensional de la foto. Comenzamos con una foto en nuestra mente y creamos un cuerpo que haga juego con la foto. Si comienzas con un diagnóstico negativo, la mente usará esa imagen y el cerebro la traducirá en la química que manifestará el diagnóstico. Los médicos dicen que vas a morir en tres meses, morirás aproximadamente en tres meses, no porque era necesario sino porque la imagen, el nocebo, la creencia negativa se convertirá en biología.



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Extraído https://www.manantialcaduceo.com.ar/bruce_lipton/bruce.html







lunes, 20 de septiembre de 2021

LA LEY DEL EQUILIBRIO de de DAN MILLMAN

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LA LEY DEL EQUILIBRIO

ENCONTRANDO EL CAMINO INTERMEDIO



Si la gravedad es la cola que cimienta el Universo, el equilibrio es la llave que abre Sus secretos. El equilibrio es aplicable a nuestro cuerpo, mente y emociones, a todos los niveles de nuestro ser. Nos recuerda que todo lo que hacemos, lo podemos rehacer y deshacer, y que, si el péndulo en nuestras vidas o hábitos oscila demasiado hacia un lado, inevitablemente va a oscilar al otro. Sé humilde puesto que estás hecho de tierra sé noble puesto que estás hecho de estrellas

Proverbio Servio



"Vamos a favor del viento, y por eso él todavía no ha percibido nuestra presencia," dijo la santa suavemente, dirigiendo mi mirada hacia el final del lago, donde un pájaro blanco estaba en perfecto equilibrio sobre una pierna. "¿Puedes tú mantener el equilibrio como ese pelícano?" me preguntó.

"¿Qué..., te refieres a sostenerme sobre una pierna?"

"Me refiero a sentir lo que ese pelícano está sintiendo dentro. ¿Puedes permanecer tan calmado a lo largo de tu vida cotidiana?"

"Sí ... Quizá ... No sé. Todavía estoy intentando descubrir cómo hemos llegado hasta aquí."

Ella repitió su pregunta: "Tú no sientes frecuentemente esta serenidad, ¿verdad?"

"Bien, no, supongo que no."

"Una respuesta honesta y un buen punto de partida," dijo la santa mientras se sentaba a la luz en la soleada montaña y contemplaba el lago. "Considera, por un momento, la importancia del equilibrio en el orden natural de la vida humana. Somos criaturas de moderación: No podemos nadar igual que un pez, correr tan rápido como los leopardos, o levantar tanto peso como los gorilas, pero tenemos todas estas habilidades con cierta moderación, en equilibrio."

La santa volvió a señalar al blanquecino pájaro, todavía parado al final del lago. "Cada cuerpo humano suspira en busca de un estado de equilibrio interior, de paz interior”. ¿Puedes sentir tú esto dentro de ti ahora?

En el instante que ella puso su palma de la mano sobre mi pecho, sentí invadir mi cuerpo una gran paz y tranquilizó mi mente. "Lo sientes," susurró.

"Sí." Miré con placer.

"Este sentimiento de serenidad te proporcionará un punto de referencia; aumentará tu consciencia real, y disminuirá tu tolerancia al desequilibrio, a los desequilibrios que normalmente experimentas."

"¿En qué sentido?"

"Bueno, supongo que entenderás que sirve de bien poco aconsejar a las personas tensas que se relajen si no conocen lo que se siente cuando se está relajado. Pero una vez que experimentan un estado de profunda relajación, tienen un punto de referencia; pueden notar la tensión con mayor facilidad y pueden seguir unos pasos para desprenderse de ella. Y ahora que conoces lo que se siente cuando estás en verdadero equilibrio, comenzarás a notar lo que es estar fuera de equilibrio en cualquier faceta de tu vida; funciona como una señal automática para que puedas volver a ese lugar de equilibrio en tu interior. La Ley del equilibrio se puede aplicar a partir de notar tus faltas de equilibrio."

"¿Tan simple como eso?"

Ella rio. " Muy simple, pero no siempre fácil, porque cualquiera que sea el estado físico o emocional al que estés acostumbrado – incluso si es un estado de tensión o desequilibrio extremo – parecerá normal para ti. Lo que mucha gente llama neurosis es de hecho un desequilibrio o exageración de un pensamiento, impulso, o emoción que todos sentimos de vez en cuando. Por ello cambiar a un estado de equilibrio verdadero puede causar una sensación extraña al principio."

"Entonces, ¿Cómo puedo hacer este cambio hacia el verdadero equilibrio?"

Un pez saltó sobre la superficie del lago, provocando un pequeño oleaje que radiaba alrededor de su superficie cristalina mientras la santa se disponía a responder: "Ve a ese lugar tranquilo, a ese lago dentro de ti. Mira. Escucha. Presta atención a cualquier oleaje dentro de tu cuerpo o de tu vida provocado por hacer demasiado o demasiado poco en las áreas de la alimentación, la bebida, el ejercicio, el trabajo o la comunicación."

Mientras lo consideraba, otro pensamiento surgió. "Con todo lo que está ocurriendo en el mundo hoy, emplear toda esta energía en mirar en el interior y encontrar equilibrio y serenidad parece bastante egocéntrico."

Sonriendo, la santa me invitó a que caminara con ella alrededor del lago. "Mucha gente confunde egocentrista con egoísta. Pero una vez tú encuentras tu propio equilibrio, también encuentras paz interior y poder interior para realmente marcar una diferencia en el mundo."

Se agachó y cogió una rama fina y delgada, de algunos pies de longitud, y se preparó para ponerla en equilibrio sobre un dedo. La rama se mantuvo perfectamente recta al principio; entonces comenzó a balancearse para delante y para detrás. "Los deseos y las ataduras te empujan hacia delante. El miedo, la resistencia y el esquivo te detienen. En muchas ocasiones los extremos de cualquier tipo, incluso tomar una postura rígida en cualquier cosa, te puede conducir fuera de ese punto de equilibrio que valora todas las partes. ¿Lo entiendes?"

"Eso creo, pero no estoy seguro," respondí.

"¡Estupendo! Eso quiere decir que estás preparado para aprender."

Mientras continuábamos a través del camino, me di cuenta que la santa pisaba con tanta suavidad las ramas caídas que prácticamente no podía oírla; su propio estado de equilibrio era exquisito. "Como todas las Leyes que intento compartir contigo," continuó, "la Ley del Equilibrio no es sólo una filosofía sino una forma de vida, con aplicaciones muy prácticas." Viendo mi mirada confusa, recogió una piedra, me la dio, y señaló un pino a unos diez metros. "¿Ves el tronco del árbol de allá? A ver si lo puedes tocar con la piedra."

Cogí aire, me concentré, y lancé. Fallé por unos centímetros a la izquierda. Ella me pasó otra piedra. Volví a lanzar y me acerqué más, pero todavía a la izquierda del centro. Entonces me dio cuatro piedras más, me miró a los ojos, y habló despacio. "Es importante que toques el tronco con una de estas piedras." No entendí por qué era tan importante, pero sabía que lo decía en serio; noté mi corazón acelerarse.

"¡Aplica la Ley del equilibrio!" me recordó.

"¿Cómo?"

"Ya te he dicho que cuando estás en desequilibrio, parece normal para ti. Por esta razón, sigues inclinándote hacia el lado más familiar. Por tanto, la manera más fácil de encontrar el centro es sobre corregirte – practicar deliberadamente lo opuesto de lo que estás acostumbrado a hacer. Por ejemplo, si hablas demasiado rápido o demasiado flojo, para que la gente te entienda, entonces deberías deliberadamente hablar de una manera que a ti te parezca demasiado lenta o demasiado alta."

"Y ya que he lanzado demasiado hacia la izquierda," dije, "debería intentar lanzar muy a la derecha. ¿Verdad?"

"Correcto," dijo ella.

"El problema es que sólo me quedan cuatro intentos; no quiero errar el centro ni por la izquierda ni por la derecha. Quiero darle."

"Estoy segura de ello. Pero una vez hayas trabajado con los dos lados, es mucho más fácil encontrar el centro, sea el de un árbol o cualquier otra cosa."

"Entiendo," dije.

"Hacer es entender," contestó, señalando el árbol.

Dubitativamente, pero con ganas de probar la Ley, deliberadamente lancé hacia la derecha; para mi sorpresa, volví a errar hacia la izquierda de nuevo.

"Lo ves," dijo la santa. "Acostumbrado a lo que haces normalmente – a lo que sientes como normal – no has corregido lo suficiente. Esta es la razón por la que modificar cualquier hábito es difícil, y es por eso que la gente aprende tan despacio. ¡Esta vez sé audaz! ¡Asegúrate que los dos próximos lanzamientos son a la derecha del árbol!"

Me aseguré del todo: La primera piedra fue dos metros a la derecha; y lo mismo con la segunda. "Mi último intento," dije nervioso.

"La ley del equilibrio te ayudará," dijo ella, "y yo también." Me dirigió hasta el árbol hasta que me encontré a sólo dos metros. "Nadie dijo que tenías que complicarte tanto la vida," añadió con una sonrisa. "Si te fijas, estás demasiado lejos, ¡acércate más!"

Riendo, toqué el árbol de pleno.

Mientras continuábamos el camino alrededor del lago, la santa habló sobre otro aspecto de esta ley: "El equilibrio comienza con la respiración," dijo. "Inspirar y expirar son los ritmos primitivos de la vida misma. Inspirando encuentras inspiración; expirando encuentras desahogo. Inspirar y expirar – nacimiento y muerte con cada respiración.

"Siente tu respiración ahora," dijo ella. "Date cuenta de qué manera los ritmos de tu respiración están desequilibrados, al igual que tus emociones. Cuando sientas furia, acéptala completamente, y lleva tu respiración al punto de equilibrio. Cuando sientas lástima, abrázala con cariño, y lleva tu respiración al punto de equilibrio. Cuando sientas miedo, hónralo, respira profundamente y encuentra tu equilibrio.

"Cuando exhalas, das; cuando inhalas, recibes. Si recibes más de lo que das, sientes ese desequilibrio como una necesidad de reciprocar y completar el círculo de relaciones. Si das más de lo que recibes, sientes cansancio, y eventualmente te quedas sin nada más para dar."

"He leído sobre santos que dieron mucho y recibieron muy poco."

"Eso es lo que puede parecer, pero tales seres viven en un estado de abundante felicidad, y gratitud," contestó. "La ley del Equilibrio nos asegura que aquellos que dan libremente, en nombre de Dios y con generosidad, reciben en abundancia."

Mientras escalábamos camino a la cima a través de un sendero repleto de ciervos, me acordé de algo que me había dicho cuando nos conocimos. "Anteriormente me has dicho que necesitabas mi ayuda," dije, "para algún tipo de misión."

"Esto es tu preparación," me recordó. "Primero aprende la lección del pelícano. Encuentra equilibrio en tu vida y en todas las cosas. Honra la Ley y sigue los pasos a la sabiduría. Explora el abanico de la experiencia humana, pero, ya que los extremos habituales crean estrés, siempre vuelve a la base, al camino del medio. Deja que tus acciones y palabras salgan con suavidad, como el cambio de las estaciones. A partir del estado de equilibrio en tu interior, encontrarás la claridad y la paz en el mundo exterior."

Mientras las palabras de la santa se convertían en silencio, y continuábamos hacia los picos, me giré por última vez hacia el pelícano. Todavía yacía tranquilamente en el borde del lago.



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jueves, 21 de enero de 2021

LA PODEROSA EFICACIA DE LA MENTE EN LA RECONSTRUCCIÓN DEL CUERPO de TRINE RALPH WALDO









El cuerpo parece viejo o joven, según piense la mente. Todo organismo físico continuamente muere y continuamente se renueva mediante la fuerza vital. En el cuerpo humano se efectúa este proceso por medio de las células que son el elemento histológico de los tejidos constituyentes de los órganos vitales.

Son los instrumentos de que se vale la naturaleza para su obra. Formada la célula ha de trabajar, y cumplida su finalidad muere y otras nuevas la substituyen. Este proceso de formación de las nuevas células se efectúa mucho más rápidamente y con mayor uniformidad de lo que cabe imaginar. La forma del cuerpo permanece aparentemente la misma, mas sus elementos constitutivos están en constante mudanza.

La fuerza vital que obra bajo la dirección y guía de la mente subconsciente es el motor de la incesante renovación de células. Sin embargo, la mente subconsciente está sujeta a la influencia de la consciente, y esto es lo que a todos nos interesa conocer. Es innegable que podemos determinar las condiciones del cuerpo y por lo tanto también podemos determinar las condiciones de la vejez, si no tardamos demasiado en determinarlas.

Si fuera posible establecer divisiones arbitrarias de las épocas de la vida, las enumeraría del modo siguiente:

Juventud, desde la infancia a los cincuenta y cinco años; edad madura hasta los sesenta; edad proyecta hasta los setenta y cinco; ancianidad hasta los noventa y cien.

La mayoría envejecen mucho antes de tiempo y muchos ya no sirven para nada a los cincuenta y cinco o sesenta años, precisamente cuando podrían ser más útiles a su familia y a la humanidad. Esto es contrario a la naturaleza y una deplorable condición de nuestra época. No cabe duda de que un mayor conocimiento, algo de previsión y cuidado a tiempo, evitaría la prematura vejez en el noventa por ciento de los casos.

La natural ley del cuerpo es abundancia de salud y vigor. La fuerza vital que actúa siempre bajo la dirección de la mente subconsciente, siempre construye saludable y normalmente. La estructura celular está construyéndose de continuo en el cuerpo mediante la porción asimilada del alimento tomado para la nutrición del cuerpo; pero la afecta en bien o en mal, la favorece o perturba la índole de pensamientos conscientes.

De gran valor sugestivo son los siguientes párrafos de un notable autor :

"Dios ha gobernado y perpetuamente lo gobierna todo, de suerte que nuestra naturaleza propenda hacia la salud y contra el anormal estado que llamamos enfermedad. Cuando nuestra carne recibe una herida, comienza un singular proceso salutífero para reparar el daño. Así, en toda enfermedad se establece este misterioso poder curativo para triunfar de la condición morbosa... ¿No puede acelerarse este proceso curativo por una acción voluntaria y consciente de la mente, auxiliada, si es necesario, por la de otra persona?"

Mis observaciones y experiencias me obligan a responder afirmativamente. Por un esfuerzo volitivo y mental del pensamiento, la fuerza salutífera de que Dios ha dotado a nuestro organismo fisiológico, puede intensificar su acción sobre el cuerpo. Tal es el misterio de las curaciones efectuadas por Jesucristo. La ley de la acción de la mente sobre el cuerpo es análoga a la ley de la gravedad. Es posible comprender y valerse de la ley de la curación de las enfermedades lo mismo que de las otras leyes de la naturaleza.

Si mediante este proceso es posible alterar las condiciones físicas del cuerpo, aun después de establecidas, ¿no será posible y aún más fácil determinar desde luego la clase de estructura celular del organismo? Opinan los más preclaros pensadores que si pudiéramos evitar el endurecimiento o acartonamiento de las células retardaríamos la vejez y prolongaríamos la juventud.

La causa de la osificación es en parte mental y en parte física, y con relación a ambas deben tenerse en cuenta las condiciones hereditarias.

Fijemos nuestra atención en ello. El alimento ingerido, o mejor dicho, el asimilado, es el material constructivo; pero la mente es siempre el constructor.

Hay mente consciente y subconsciente, es decir, que la mente tiene dos medios de expresión: la conciencia y la subconciencia. La conciencia es la mente pensadora y la subconciencia es la mente activa. La conciencia es la mente sensoria que percibe por medio de los cinco sentidos. La subconciencia es la mente interna, que preside las funciones orgánicas aun durante el sueño. La conciencia sugestiona y dirige; la subconciencia pone en obra las sugestiones recibidas.

Los pensamientos, las ideas, y aun las creencias y las emociones de la mente consciente son las semillas que recibe la subconciencia donde germinarán y producirán fruto de su misma índole. La actividad química de la formación celular del cuerpo está completamente bajo la influencia y dominio de la subconciencia que todo lo penetra.

En su obra Las leyes de los Fenómenos Psíquicos dice el Dr. Tomás J. Hudson:

"La mente subjetiva es siempre susceptible de sugestión." Cuando entendemos y apreciamos esta verdad, es fácil advertir cómo el cuerpo construye, o mejor, se construye para la salud y el vigor o para la enfermedad y la flaqueza; para la juventud y la energía o para la prematura osificación. Por lo tanto, en nuestro poder está el determinar unas u otras condiciones.

Un notable pensador ha dicho: "Cuanto establece la mente, los pensamientos habituales, las ideas fijas, acabará por concretarse en el mundo visible y tangible."

Tenemos en resumen que el cuerpo cambia por efecto de la asimilación y desasimilación, presididas por la mente subconsciente.

La subconciencia está a su vez regida por la conciencia o mente pensante, y por lo tanto, como dice Lubbock, debemos ir con mucho cuidado con lo que damos entrada en nuestra mente.

Si estando sanos nos creemos sujetos a la debilidad, al decaimiento y a la enfermedad, la mente subconsciente quedará sugestionada por esta creencia y construirá según la plantilla que reciba. Por esta razón, quienes de continuo piensan y hablan de sus dolencias o las presumen aprensivamente y las temen, nunca están sanos.

Mirarse a sí mismo, creerse, y por lo tanto representarse en la mente robusto, sano y activo, equivale a sugestionar la subconciencia, de modo que construya el tejido celular sano y activo, con abundante salud y vigor. Del mismo modo, cuando llega la edad en que de ordinario empieza la vejez, si nosotros creemos o los demás nos dicen que somos viejos y nos portamos de acuerdo con el pensamiento de vejez, proporcionamos a la subconciencia el patrón que inevitablemente producirá corporalmente las condiciones de vejez y quedaremos sujetos a su influencia, debilitando nuestra fuerza vital.

Permanecer joven de mente, ánimo y sentimientos equivale a permanecer joven de cuerpo. Envejecer a la edad en que muchos envejecen es cuestión de hábito mental. Pensar en la salud y en el vigor, vernos de continuo en esta condición, equivale a actualizar la sutilísima fuerza dinámica que se exterioriza en el cuerpo. Si la condición corporal, mediante siniestros hábitos mentales y emocionales, llega a ser anormal y enfermiza, bastará persistir en la opuesta actitud de la mente para actualizar la energía vital que restaure las saludables y normales condiciones.

Si las anormales y morbosas condiciones provienen de erróneos hábitos físicos, de la violación de las leyes de la salud, debe cesar esta violación, prestando al cuerpo la atención requerida mediante la sencilla alimentación y limpieza, aire puro, ejercicio moderado, y veréis cómo se opera lo que antiguamente se hubiera tenido por milagro.

De este modo, la mente es una sutil transformadora y curativa energía de gran intensidad según cada día está demostrando la experiencia. Por sumisión a la divina Ley hay ya muchos que se curan a sí mismos de varias enfermedades e invierten la debilidad e impotencia en fortaleza y vigor, luchando victoriosamente con la vejez. El pensamiento es una sutil y potente fuerza que inevitablemente produce efectos de su propia índole. En la edad madura debemos tener mucho cuidado en no anticipar la decrepitud, y para ello nada más a propósito que la moderación, la sobriedad, el júbilo y el sosiego, de suerte que la edad madura sea una prolongación de la prudente juventud, dando por resultado una fuerza y vigor que dilataría indefinidamente la virilidad.

Bueno es que hagamos aquí una observación a las madres respecto de la edad en que sus hijos crecidos, quieren parecer hombres. Sin duda, las madres no cometerían la locura de hacer a los diez y seis años lo que habrían de hacer a los treinta y cinco de modo que acortaran su dorada juventud.

El fértil campo de la literatura está a disposición de la mujer. Para los estudios y actividades que tanto anhelaba tiene ya una mente más cultivada, más copiosa experiencia que en otro tiempo. Se interesa 
también en los problemas sociales y cívicos con mayor sentido de su responsabilidad, hasta equipararse al hombre en derechos y deberes. De esta suerte es la mujer más valiosa para sí y para sus hijos, a quienes puede inspirar mayor confianza, respeto y admiración que si se retrajera en el pensamiento de su inferioridad. La vida, mientras estamos en el mundo, ha de ser una evolución, un progreso, pues tal es su finalidad; pero los pensamientos de quietismo y flaqueza se oponen a la evolución progresiva y osifican, debilitan, amortiguan física y mentalmente. Quien anhele permanecer joven, no han de ser para él los años venideros de abandono de la esperanza, de la dicha ni de la actividad, sino de relativo vigor, con mayor experiencia, y por lo tanto, con mayor provecho y utilidad de que resulten el placer y la dicha.

Aplauso merecen quienes no permiten que las vicisitudes les amarguen la vida, les arrebaten la fe o menoscaben las energías necesarias para la satisfacción de la vida. Aquellos que jamás permiten que se les deprima el ánimo, sean cuales sean sus individuales problemas, circunstancias y condiciones en que se hallen, sino que todo lo arrostran serenamente, son los verdaderos señores y dueños de la vida; los que alientan y auxilian a los demás. Muchos podrían añadir algunos años de salud y vigor a su vida por medio de la renovación de su mente y de una constructora, positiva y dominante índole de pensamientos.

Tennyson fué profeta cuando cantó: "Acerquémonos al lado luminoso de la duda. Juntémonos a la fe más allá de las formas de la fe, porque la fe no vacila con tempestad de palabras bélicas. Brilla al entrechoque del sí y del no. Vislumbra lo mejor en lo peor. Sabe que el sol lucirá de nuevo pasada la noche. Columbra el verano a través del invierno. Saborea la fruta antes de que la flor caiga. Escucha la alondra en el mudo huevo. Encuentra la fuente en donde, al parecer, no hay más que espejismo."



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lunes, 15 de junio de 2020

LOS CUATRO PILARES DE LA CURACIÓN por Dr. Joe Dispenza









Me quedó claro, después de años de entrevistar a personas que habían experimentado remisiones y curaciones espontáneas, que la mayoría de estas personas tenían cuatro cualidades específicas en común. Habían experimentado las mismas coincidencias.

Antes de describir las cuatro cualidades comunes a estos casos, me gustaría señalar algunos de los factores que no fueron consistentes entre las personas que estudié. No todos practicaban la misma religión; varios no tenían afiliación religiosa. No muchos tenían antecedentes como sacerdote, rabino, ministro, monja u otra profesión espiritual. Estas personas no eran todas de la Nueva Era. Solo algunos rezaban a un ser religioso específico o líder carismático. Varían según la edad, el género, la raza, el credo, la cultura, el estado educativo, la profesión y el tramo impositivo. Solo unos pocos se ejercitaban diariamente, y no todos seguían el mismo régimen dietético. Eran de diferentes tipos de cuerpo y niveles de condición física. Varían en sus hábitos relacionados con el alcohol, los cigarrillos, la televisión y otros medios. No todos eran heterosexuales; No todos eran sexualmente activos.

Coincidencia # 1: una inteligencia superior innata nos da vida y puede sanar el cuerpo

Las personas con las que hablé que experimentaron una remisión espontánea creían que un orden superior o inteligencia vivía dentro de él o ella. Ya sea que lo llamaran su mente divina, espiritual o subconsciente, aceptaban que un poder interno les estaba dando vida en todo momento, y que sabían más de lo que ellos, como humanos, podían saber. Además, si solo pudieran aprovechar esta inteligencia, podrían dirigirla para comenzar a trabajar para ellos.

Me he dado cuenta de que no hay nada místico en esta mente mayor. Es la misma inteligencia que organiza y regula todas las funciones del cuerpo. Este poder mantiene nuestro corazón latiendo sin interrupción más de 100,000 veces por día, sin que nos detengamos a pensar en ello. Eso suma más de 40 millones de latidos por año, casi tres mil millones de pulsaciones durante una vida de 70 a 80 años. Todo esto ocurre automáticamente, sin cuidado o limpieza, reparación o reemplazo. Una conciencia elevada evidencia una voluntad que es mucho mayor que nuestra voluntad.

Del mismo modo, no pensamos en lo que bombea nuestro corazón: dos galones de sangre por minuto, más de 100 galones por hora, a través de un sistema de canales vasculares de aproximadamente 60,000 millas de longitud, o el doble de la circunferencia de la tierra. Sin embargo, el sistema circulatorio representa solo alrededor del 3 por ciento de nuestra masa corporal. (1) Cada 20 a 60 segundos, cada glóbulo realiza un circuito completo a través del cuerpo, y cada glóbulo rojo realiza entre 75,000 y 250,000 viajes de ida y vuelta en su vida. (Por cierto, si todos los glóbulos rojos en el torrente sanguíneo estuvieran alineados de extremo a extremo, alcanzarían 31,000 millas hacia el cielo). En el segundo que te lleva inhalar, pierdes tres millones de glóbulos rojos y en el próximo segundo, se reemplazará el mismo número. ¿Cuánto tiempo viviríamos si tuviéramos que concentrarnos en hacer que todo esto suceda? Una mente mayor (más expandida) debe estar orquestando todo esto para nosotros.

Por favor, deja de leer por un segundo. En este momento, se produjeron unas 100.000 reacciones químicas en cada una de sus células. Ahora multiplique 100,000 reacciones químicas por los 70 a 100 billones de células que componen su cuerpo. La respuesta tiene más ceros que la mayoría de las calculadoras pueden mostrar, pero cada segundo, ese número alucinante de reacciones químicas tiene lugar dentro de ti. ¿Tienes que pensar para realizar incluso una de esas reacciones? Muchos de nosotros ni siquiera podemos equilibrar nuestras chequeras o recordar más de siete artículos de nuestras listas de compras, por lo que es una suerte para nosotros que una inteligencia más inteligente que nuestra mente consciente esté dirigiendo el programa.

En ese mismo segundo, 10 millones de sus células murieron, y en el siguiente instante, casi 10 millones de nuevas células tomaron su lugar. (2) El páncreas mismo regenera casi todas sus células en un día. Sin embargo, no pensamos ni un momento en la eliminación de esas células muertas, o en todas las funciones necesarias que intervienen en la mitosis, el proceso que da lugar a la producción de nuevas células para la reparación y el crecimiento de los tejidos. Cálculos recientes estiman que la comunicación entre las células en realidad viaja más rápido que la velocidad de la luz. En este momento, probablemente estés pensando un poco en tu cuerpo. Sin embargo, algo más que su mente consciente está causando la secreción de enzimas en cantidades exactas para digerir los alimentos que consumió en sus nutrientes componentes. Algún mecanismo de orden superior es filtrar litros de sangre a través de los riñones cada hora para producir orina y eliminar los desechos. (En una hora, las máquinas de diálisis renal más avanzadas solo pueden filtrar del 15 al 20 por ciento de los desechos del cuerpo de la sangre). Esta mente superior mantiene con precisión las 66 funciones del hígado, aunque la mayoría de las personas nunca adivinarían que este órgano funciona tan bien. muchas tareas.

Y, por último, si te comprometiste a no levantarte para enfrentar el día hasta que realmente te sintieras como ese nuevo ideal, también estarías condicionando el cuerpo para finalmente trabajar junto con tu nueva mente. En realidad, tus pensamientos condicionan tu mente y tus sentimientos condicionan tu cuerpo. Y cuando tienes mente y cuerpo trabajando juntos, tienes el poder del universo detrás de ti. Cuando caminas por tu vida ese día, manteniendo este estado modificado, algo debería ser diferente en tu mundo como resultado de tu esfuerzo. Nadie está excluido de este fenómeno.

La misma inteligencia puede dirigir proteínas diminutas para leer la secuencia sofisticada de la hélice de ADN mejor que cualquier tecnología actual. Es una hazaña, teniendo en cuenta que, si pudiéramos desentrañar el ADN de todas las células de nuestro cuerpo y estirarlo de extremo a extremo, ¡llegaría al sol y volvería 150 veces! (3) De alguna manera, nuestra gran mente organiza pequeñas enzimas proteicas que constantemente atraviesan las secuencias de ácido nucleico de 3.200 millones que son los genes en cada célula, buscando mutaciones. Nuestra propia versión interna de Seguridad Nacional sabe cómo combatir miles de bacterias y virus sin que tengamos que darnos cuenta de que estamos bajo ataque. Incluso memoriza a esos invasores para que, si vuelven a entrar en nosotros, el sistema inmunitario esté mejor preparado.

Lo más maravilloso de todo es que esta fuerza vital sabe cómo comenzar con solo dos células, un esperma y un óvulo, y crear nuestros casi 100 billones de células especializadas. Después de darnos vida, la regenera continuamente y regula una cantidad increíble de procesos. Puede que no notemos nuestra mente superior en el trabajo, pero en el momento en que morimos, el cuerpo comienza a descomponerse porque este poder interno se ha ido.

Al igual que las personas que entrevisté, he tenido que reconocer que algo de inteligencia está trabajando en nosotros que supera con creces nuestras capacidades conscientes. Anima nuestro cuerpo cada momento, y su funcionamiento increíblemente complejo tiene lugar prácticamente a nuestras espaldas. Somos seres conscientes, pero típicamente, prestamos atención solo a eventos que creemos que son importantes para nosotros. Esas 100,000 reacciones químicas cada segundo en nuestros 100 billones de células son una expresión milagrosa de la fuerza vital. Sin embargo, el único momento en que se vuelven importantes para la mente consciente es cuando algo sale mal.

Este aspecto del yo es objetivo e incondicional. Si estamos vivos, esta fuerza vital se expresa a través de nosotros. Todos compartimos este orden innato, independiente del género, la edad y la genética. Esta inteligencia trasciende la raza, la cultura, la posición social, el estado económico y las creencias religiosas. Da vida a todos, ya sea que lo pensemos o no, si estamos despiertos o dormidos, si estamos felices o tristes. Una mente más profunda nos permite creer lo que queramos, tener gustos y disgustos, permitir o juzgar. Este dador de vida presta poder a lo que sea que seamos; nos otorga el poder de expresar la vida de cualquier forma que elijamos.

Esta inteligencia sabe cómo mantener el orden entre todas las células, tejidos, órganos y sistemas del cuerpo porque creó el cuerpo a partir de dos células individuales. Nuevamente, el poder que hizo el cuerpo es el poder que lo mantiene y lo cura.

Las enfermedades de mis sujetos significaron que, hasta cierto punto, se habían desconectado o se habían distanciado de parte de su conexión con este orden superior. Tal vez su propio pensamiento había dirigido de alguna manera esta inteligencia hacia la enfermedad y lejos de la salud. Pero llegaron a comprender que si aprovechaban esta inteligencia y usaban sus pensamientos para dirigirla, sabría cómo curar sus cuerpos por ellos. Su gran mente ya sabía cómo ocuparse de los negocios, si solo pudieran hacer contacto con ellos.

Las habilidades de esta inteligencia innata, mente subconsciente o naturaleza espiritual son mucho mayores que cualquier píldora, terapia o tratamiento, y solo está esperando nuestro permiso para actuar deliberadamente. Estamos montando a lomos de un gigante, y estamos recibiendo un viaje gratis.

Coincidencia # 2: los pensamientos son reales; Los pensamientos afectan directamente al cuerpo

La forma en que pensamos afecta tanto a nuestro cuerpo como a nuestra vida. Es posible que haya escuchado este concepto expresado anteriormente de varias maneras, por ejemplo, en esa frase "mente sobre la materia". Las personas que entrevisté no solo compartieron esta creencia, sino que también la usaron como base para realizar cambios conscientes en su propia mente, cuerpo y vida personal. Para entender cómo lograron esto, comencé a estudiar el creciente cuerpo de investigación sobre la relación entre el pensamiento y el cuerpo físico.

Hay un campo emergente de la ciencia llamado psiconeuroinmunología que ha demostrado la conexión entre la mente y el cuerpo. Puedo describir lo que aprendí en estos términos simplistas: cada uno de tus pensamientos produce una reacción bioquímica en el cerebro. El cerebro luego libera señales químicas que se transmiten al cuerpo, donde actúan como mensajeros del pensamiento. Los pensamientos que producen los químicos en el cerebro permiten que su cuerpo se sienta exactamente de la forma en que estaba pensando. Por lo tanto, cada pensamiento produce una sustancia química que se corresponde con un sentimiento en su cuerpo. Esencialmente, cuando tienes pensamientos felices, inspiradores o positivos, tu cerebro fabrica químicos que te hacen sentir alegre, inspirado o elevado. Por ejemplo, cuando anticipa una experiencia que es placentera, El cerebro produce inmediatamente un neurotransmisor químico llamado dopamina, que enciende el cerebro y el cuerpo en anticipación de esa experiencia y hace que empiece a sentirse excitado. Si tiene pensamientos de odio, enojo o autocrítica, el cerebro también produce químicos llamados neuropéptidos a los que el cuerpo responde de manera comparable. Te sientes odioso, enojado o indigno. Ya ves, tus pensamientos de inmediato se convierten en materia.

Cuando el cuerpo responde a un pensamiento mediante un sentimiento, esto inicia una respuesta en el cerebro. El cerebro, que constantemente monitorea y evalúa el estado del cuerpo, se da cuenta de que el cuerpo se siente de cierta manera. En respuesta a ese sentimiento corporal, el cerebro genera pensamientos que producen mensajeros químicos correspondientes; comienzas a pensar cómo te sientes. Pensar crea sentimiento, y luego sentir crea pensamiento, en un ciclo continuo.

Este ciclo eventualmente crea un estado particular en el cuerpo que determina la naturaleza general de cómo nos sentimos y nos comportamos. Llamaremos a esto un estado de ser. Por ejemplo, supongamos que una persona vive gran parte de su vida en un ciclo repetitivo de pensamientos y sentimientos relacionados con la inseguridad. En el momento en que piensa en no ser lo suficientemente buena o lo suficientemente inteligente como para nada, su cerebro libera sustancias químicas que producen una sensación de inseguridad. Ahora se siente como estaba pensando. Una vez que se sienta insegura, comenzará a pensar de la manera en que se sentía. En otras palabras, su cuerpo ahora le está haciendo pensar. Este pensamiento conduce a más sentimientos de inseguridad, por lo que el ciclo se perpetúa. Si los pensamientos y sentimientos de esta persona continúan, año tras año,

Cuanto más pensamos los mismos pensamientos, que luego producen los mismos químicos, que causan que el cuerpo tenga los mismos sentimientos, más físicamente nos modificamos por nuestros pensamientos. De esta manera, dependiendo de lo que estemos pensando y sintiendo, creamos nuestro estado de ser. Lo que pensamos y la energía o intensidad de estos pensamientos influye directamente en nuestra salud, las decisiones que tomamos y, en última instancia, nuestra calidad de vida.

Aplicando este razonamiento a sus propias vidas, muchos entrevistados entendieron que muchos de sus pensamientos no solo no servían a su salud, sino que también podrían ser la razón por la cual sus condiciones infelices o poco saludables se desarrollaron en primer lugar. Muchos de ellos habían pasado casi todos los días durante décadas en estados internos de ansiedad, preocupación, tristeza, celos, ira o alguna otra forma de dolor emocional. Pensar y sentir, sentir y pensar así durante tanto tiempo, dijeron, es lo que había manifestado sus condiciones.

Aquí hay un ejemplo: desarrollar una enfermedad digestiva tras otra y vivir con un dolor constante en la columna vertebral finalmente llevó a Tom a examinar su vida. Al reflexionar sobre sí mismo, se dio cuenta de que había estado reprimiendo los sentimientos de desesperación causados ​​por el estrés de quedarse en un trabajo que lo hacía sentir miserable. Había pasado dos décadas enojado y frustrado con su empleador, compañeros de trabajo y familia. Otras personas a menudo experimentaron el mal genio de Tom, pero durante todo ese tiempo, sus pensamientos secretos habían girado en torno a la autocompasión y la victimización. Experimentar repetidamente estos patrones rígidos de pensar, creer, sentir y vivir equivalía a actitudes tóxicas de que el cuerpo de Tom simplemente "no podía soportar". Tom me dijo que su curación comenzó cuando reconoció que sus actitudes inconscientes eran la base de su estado de ser, para la persona en la que se había convertido.

Para comenzar a cambiar sus actitudes, estos individuos comenzaron a prestar atención constante a sus pensamientos. En particular, hicieron un esfuerzo consciente para observar sus procesos de pensamiento automáticos, especialmente los dañinos. Para su sorpresa, descubrieron que la mayoría de sus declaraciones internas negativas y persistentes no eran ciertas. En otras palabras, solo porque tengamos un pensamiento no necesariamente significa que tenemos que creer que es verdad. De hecho, la mayoría de los pensamientos son ideas que inventamos y luego llegamos a creer. Creer simplemente se convierte en un hábito. Por ejemplo, Sheila, con todos sus trastornos digestivos, notó con qué frecuencia se consideraba una víctima sin la capacidad de cambiar su vida. Ella vio que estos pensamientos habían provocado sentimientos de impotencia.

Algunos de mis sujetos compararon sus pensamientos repetitivos con programas de computadora que se ejecutan todo el día, todos los días, en el fondo de sus vidas. Como estas personas eran las que operaban estos programas, podían elegir cambiarlas o incluso eliminarlas.

Esta fue una idea crucial. En algún momento, todos los que entrevisté tuvieron que luchar contra la idea de que los pensamientos de uno son incontrolables. En cambio, tenían que elegir ser libres y tomar el control de su pensamiento. Todos habían decidido interrumpir los procesos habituales de pensamiento negativo antes de que pudieran producir reacciones químicas dolorosas en su cuerpo. Estas personas estaban decididas a manejar sus pensamientos y eliminar formas de pensar que no les sirvieron.

Los pensamientos conscientes, repetidos con suficiente frecuencia, se convierten en pensamientos inconscientes. En un ejemplo común de esto, debemos pensar conscientemente en cada una de nuestras acciones mientras estamos aprendiendo a conducir. Después de mucha práctica, podemos conducir 100 millas desde el punto A al punto B y no recordar ninguna parte del viaje, porque nuestra mente subconsciente está típicamente al volante. Todos hemos experimentado estar en un estado inconsciente durante una conducción de rutina, solo para sentir que nuestra mente consciente se vuelve a conectar en respuesta a un sonido inusual del motor o al golpe rítmico de una rueda pinchada. Entonces, si continuamente entretenemos los mismos pensamientos, comenzarán como conscientes, pero finalmente se convertirán en programas de pensamiento automáticos e inconscientes. Hay una explicación sólida en neurociencia de cómo sucede esto.

Estas formas inconscientes de pensar se convierten en nuestras formas inconscientes de ser. Y afectan directamente nuestras vidas tal como lo hacen los pensamientos conscientes. Así como todos los pensamientos desencadenan reacciones bioquímicas que conducen a la conducta, nuestros pensamientos repetitivos e inconscientes producen patrones de conducta automáticos y adquiridos que son casi involuntarios. Estos patrones de comportamiento son hábitos y, seguramente, se vuelven neurológicamente cableados en el cerebro.

Se necesita conciencia y esfuerzo para romper el ciclo de un proceso de pensamiento que se ha vuelto inconsciente. Primero, necesitamos salir de nuestras rutinas para poder ver nuestras vidas. A través de la contemplación y la autorreflexión, podemos tomar conciencia de nuestros guiones inconscientes. Luego, debemos observar estos pensamientos sin responder a ellos, de modo que ya no inicien las respuestas químicas automáticas que producen el comportamiento habitual. Dentro de todos nosotros, poseemos un nivel de autoconciencia que puede observar nuestro pensamiento. Debemos aprender a separarnos de estos programas y, cuando lo hagamos, podemos tener dominio sobre ellos. En última instancia, podemos ejercer control sobre nuestros pensamientos. Al hacerlo, estamos separando neurológicamente los pensamientos que se han conectado en nuestro cerebro.

Como sabemos por la neurociencia que los pensamientos producen reacciones químicas en el cerebro, tendría sentido, entonces, que nuestros pensamientos tuvieran algún efecto en nuestro cuerpo físico al cambiar nuestro estado interno. No solo nuestros pensamientos importan en cómo vivimos nuestra vida, sino que nuestros pensamientos se convierten en materia directamente dentro de nuestro propio cuerpo. Pensamientos.

Debido a su creencia de que los pensamientos son reales y que la forma en que las personas piensan impacta directamente en su salud y sus vidas, estos individuos vieron que sus propios procesos de pensamiento fueron los que los metieron en problemas. Comenzaron a examinar su vida analíticamente. Cuando se inspiraron y fueron diligentes para cambiar su forma de pensar, pudieron revitalizar su salud. Una nueva actitud puede convertirse en un nuevo hábito.

Coincidencia # 3: podemos reinventarnos

Motivados por enfermedades graves tanto físicas como mentales, las personas que entrevisté se dieron cuenta de que, al pensar en nuevos pensamientos, tenían que ir hasta el final. Para convertirse en una persona cambiada, tendrían que repensarse en una nueva vida. Todos los que restauraron su salud a la normalidad lo hicieron después de tomar una decisión consciente de reinventarse.

Rompiendo a menudo de las rutinas diarias, pasaban tiempo a solas, pensando y contemplando, examinando y especulando sobre qué tipo de personas querían ser. Hicieron preguntas que desafiaron sus suposiciones más profundas sobre quiénes eran. Las preguntas “¿Qué pasa si?” Fueron vitales para este proceso: ¿Qué pasa si dejo de ser una persona infeliz, egocéntrica y sufriente, y cómo puedo cambiar? ¿Qué pasa si ya no me preocupo o me siento culpable o guardo rencor? ¿Qué pasa si empiezo a decirme la verdad a mí mismo ya los demás? Esos "qué pasaría si" los llevaron a otras preguntas: ¿Qué personas conozco que suelen ser felices y cómo se comportan? ¿Qué personajes históricos admiro como nobles y únicos? ¿Cómo podría ser como ellos? ¿Qué tendría que decir, hacer, pensar y actuar para presentarme de manera diferente al mundo? ¿Qué quiero cambiar de mí?

Recopilar información fue otro paso importante en el camino hacia la reinvención. Aquellos a quienes entrevisté tuvieron que tomar lo que sabían de sí mismos y luego reformatear su pensamiento para desarrollar nuevas ideas sobre en quién querían convertirse. Todos comenzaron con ideas de sus propias experiencias de vida. También profundizaron en libros y películas sobre personas que respetaban. Al unir algunos de los méritos y puntos de vista de estas figuras, junto con otras cualidades que estaban contemplando, usaron todo esto como materia prima para comenzar a construir una nueva representación de cómo querían expresarse.

A medida que estos individuos exploraron las posibilidades de una mejor forma de ser, también aprendieron nuevos modos de pensar. Interrumpieron el flujo de pensamientos repetitivos que habían ocupado la mayor parte de sus momentos de vigilia. Dejando de lado estos hábitos de pensamiento familiares y cómodos, reunieron un concepto más evolucionado de en quién podrían convertirse, reemplazando una vieja idea de sí mismos con un nuevo ideal mayor. Se tomaban tiempo diariamente para ensayar mentalmente cómo sería esta nueva persona. Como se discutió en el capítulo 1, el ensayo mental estimula al cerebro a desarrollar nuevos circuitos neuronales y cambia la forma en que funcionan el cerebro y la mente.

En 1995, en el Journal of Neurophysiology, se publicó un artículo que demuestra los efectos que el ensayo mental solo tuvo en el desarrollo de redes neuronales en el cerebro.6 Las redes neuronales son grupos individuales de neuronas (o células nerviosas) que trabajan juntas e independientemente en un funcionamiento cerebro. Las redes neuronales, como las llamaremos cariñosamente, son el último modelo en neurociencia para explicar cómo aprendemos y cómo recordamos. También se pueden usar para explicar cómo cambia el cerebro con cada nueva experiencia, cómo se forman los diferentes tipos de recuerdos, cómo se desarrollan las habilidades, cómo se demuestran las acciones y comportamientos conscientes e inconscientes, e incluso cómo se procesan todas las formas de información sensorial. Las redes neuronales son la comprensión actual en neurociencia que explica cómo cambiamos a nivel celular. En esta investigación particular, Se pidió a cuatro grupos de individuos que participaran en un estudio de cinco días que involucraba practicar el piano, para medir los cambios que podrían tener lugar en el cerebro. El primer grupo de voluntarios aprendió y memorizó una secuencia específica de cinco dedos con una sola mano que practicaron físicamente todos los días durante dos horas durante ese período de cinco días.

Al segundo grupo de individuos se le pidió que tocara el piano sin ninguna instrucción o conocimiento de ninguna secuencia específica. Tocaron al azar durante dos horas todos los días durante cinco días sin aprender ninguna secuencia de notas.

El tercer grupo de personas nunca tocó el piano, pero tuvieron la oportunidad de observar lo que se le enseñó al primer grupo hasta que lo supieron de memoria en sus mentes. Luego ensayaron mentalmente sus ejercicios imaginándose en la experiencia durante el mismo período de tiempo por día que los participantes en el primer grupo.

El cuarto grupo fue el grupo control; No hicieron nada en absoluto. Nunca aprendieron ni practicaron nada en este experimento en particular. Ni siquiera aparecieron.

Al final del estudio de cinco días, los experimentadores utilizaron una técnica llamada estimulación magnética transcraneal junto con algunos otros dispositivos sofisticados, para medir los cambios que tuvieron lugar en el cerebro. Para su sorpresa, el grupo que solo ensayó mentalmente mostró casi los mismos cambios, involucrando la expansión y el desarrollo de redes neuronales en la misma área específica de su cerebro, como los participantes que practicaron físicamente las secuencias en el piano. El segundo grupo, que no aprendió ninguna secuencia de piano, mostró muy pocos cambios en su cerebro, ya que no jugaban la misma serie de ejercicios una y otra vez cada día. La aleatoriedad de su actividad nunca estimuló los mismos circuitos neuronales de forma repetitiva y, por lo tanto, no fortaleció ninguna conexión adicional de células nerviosas. El grupo de control.

¿Cómo produjo el tercer grupo los mismos cambios cerebrales que el primer grupo sin tocar el teclado? A través del enfoque mental, el tercer grupo de participantes disparó repetidamente redes neuronales específicas en áreas particulares de su cerebro. Como resultado, conectaron esas células nerviosas juntas en mayor medida. Este concepto en neurociencia se llama aprendizaje hebbiano. (7) La idea es simple: las células nerviosas que se disparan juntas, se conectan entre sí. Por lo tanto, cuando las pandillas de neuronas son estimuladas repetidamente, construirán conexiones más fuertes y enriquecidas entre sí.

De acuerdo con los escáneres cerebrales funcionales en este experimento en particular, los sujetos que ensayaban mentalmente activaban su cerebro de la misma manera que si realmente estuvieran realizando el esfuerzo. El disparo repetitivo de las neuronas moldeó y desarrolló un grupo de neuronas en una parte específica del cerebro, que ahora apoyaba el patrón de intención consciente. A voluntad, sus pensamientos se mapearon y se trazaron en el cerebro. Curiosamente, los circuitos se fortalecieron y desarrollaron en la misma área absoluta del cerebro que el grupo que practicaba físicamente. Crecieron y cambiaron de cerebro con solo pensar. Con el esfuerzo mental adecuado, el cerebro no sabe la diferencia entre el esfuerzo mental o físico.

La experiencia de Sheila de curar su enfermedad digestiva ilustra este proceso de reinvención. Sheila había resuelto que ya no volvería a visitar los recuerdos de su pasado y las actitudes asociadas que la habían definido como víctima. Habiendo identificado los procesos de pensamiento habituales que quería liberar, cultivó un nivel de conciencia donde tenía suficiente control para interrumpir sus pensamientos inconscientes. Por lo tanto, ya no disparaba las mismas redes neuronales asociadas a diario. Una vez que Shelia ganó dominio sobre esos viejos patrones de pensamiento y ya no disparó esos hábitos neurológicos de pensamiento, su cerebro comenzó a eliminar esos circuitos no utilizados. Este es otro aspecto relacionado del aprendizaje hebbiano que podemos resumir de la siguiente manera: las células nerviosas que ya no se disparan juntas, ya no se conectan entre sí. Esta es la ley universal de "usarlo o perderlo" en acción, y puede hacer maravillas en el cambio de viejos paradigmas de pensamiento sobre nosotros mismos. Con el tiempo, Sheila eliminó la carga de los viejos y limitados pensamientos que habían estado coloreando su vida.

Ahora se hizo más fácil para Sheila imaginar a la persona que quería ser. Exploró posibilidades que nunca antes había considerado. Durante semanas, se centró en cómo pensaría y actuaría como esta nueva persona desconocida. Constantemente revisaba estas nuevas ideas sobre sí misma para poder recordar quién iba a ser ese día. Finalmente, se convirtió en una persona sana, feliz y entusiasmada con su futuro. Creció nuevos circuitos cerebrales, tal como lo han hecho los pianistas. Es interesante notar aquí que la mayoría de las personas que entrevisté nunca sintieron que debían disciplinarse para hacer esto. En cambio, les encantaba practicar mentalmente en quién querían convertirse.

Al igual que Sheila, todas las personas que compartieron sus historias de casos conmigo lograron reinventarse. Persistieron en atender su nuevo ideal hasta que se convirtió en su forma familiar de ser. Se convirtieron en otra persona, y esa nueva persona tenía nuevos hábitos. Rompieron la costumbre de ser ellos mismos. La forma en que lograron esto nos lleva al cuarto credo compartido por aquellos que experimentaron curaciones físicas.

Al igual que Sheila, todas las personas que compartieron sus historias de casos conmigo lograron reinventarse. Persistieron en atender su nuevo ideal hasta que se convirtió en su forma familiar de ser. Se convirtieron en otra persona, y esa nueva persona tenía nuevos hábitos. Rompieron la costumbre de ser ellos mismos. La forma en que lograron esto nos lleva al cuarto credo compartido por aquellos que experimentaron curaciones físicas.


Coincidencia # 4: somos capaces de prestar atención tan bien que podemos perder la noción del espacio y el tiempo relativos

Las personas que entrevisté sabían que otros antes que ellos habían curado sus propias enfermedades, por lo que creían que la curación también era posible para ellos. Pero no dejaron su curación al azar. Esperar y desear no serviría. Simplemente saber lo que tenían que hacer no era suficiente. La curación requería que estos individuos raros cambiaran de opinión de forma permanente e intencional para crear los resultados que deseaban. Cada persona tenía que alcanzar un estado de decisión absoluta, voluntad absoluta, pasión interna y enfoque completo. Como dijo Dean, "¡Solo tienes que decidirte!"

Este enfoque requiere un gran esfuerzo. El primer paso para todos ellos fue la decisión de hacer de este proceso lo más importante en su vida. Eso significaba separarse de sus horarios habituales, actividades sociales, hábitos de ver televisión, etc. Si hubieran seguido sus rutinas habituales, habrían seguido siendo la misma persona que había manifestado la enfermedad. Para cambiar, dejar de ser la persona que habían sido, ya no podían hacer las cosas que normalmente hacían.

En cambio, estos rebeldes se sentaron todos los días y comenzaron a reinventarse. Hicieron esto más importante que hacer cualquier otra cosa, dedicando cada momento de su tiempo libre a este esfuerzo. Todos practicaban convertirse en observadores objetivos de sus viejos pensamientos familiares. Se negaron a permitir cualquier cosa excepto sus intenciones de ocupar su mente. Quizás esté pensando: “Eso es bastante fácil de hacer cuando se enfrenta a una grave crisis de salud. Después de todo, mi propia vida está en mis manos. “Bueno, ¿la mayoría de nosotros no sufrimos alguna aflicción física, emocional o espiritual que afecte la calidad de nuestra vida? ¿No merecen esas dolencias el mismo tipo de atención enfocada?

Ciertamente, estas personas tuvieron que luchar con creencias limitantes, dudas y temores. Tuvieron que negar tanto sus voces internas familiares como las voces externas de otras personas, especialmente cuando estas voces los instaron a preocuparse y a concentrarse en el resultado clínico predicho de su condición.

Casi todos comentaron que este nivel mental no es fácil de alcanzar. Nunca se habían dado cuenta de cuánta charla ocupa la mente no entrenada. Al principio se preguntaban qué pasaría si comenzaran a caer en patrones de pensamiento habituales. ¿Tendrían la fuerza para evitar regresar a sus viejas costumbres? ¿Podrían mantener la conciencia de sus pensamientos durante todo el día? Pero con experiencia, descubrieron que cada vez que volvían a ser su antiguo yo, podían detectar esto e interrumpir ese programa. Cuanto más practicaban prestando atención a sus pensamientos, más fácil se volvía este proceso y mejor se sentían acerca de su futuro. Sintiéndose tranquilo y calmado, aliviado por una sensación de claridad, surgió un nuevo yo.

Curiosamente, todos los sujetos informaron haber experimentado un fenómeno que se convirtió en parte de su nueva vida. Durante largos períodos de introspección para reinventarse, se involucraron tanto en enfocarse en el momento presente y en su intento que sucedió algo notable. Perdieron completamente la noción de su cuerpo, tiempo y espacio. Nada era real para ellos excepto sus pensamientos.

Déjame poner esto en perspectiva. Nuestra conciencia cotidiana y consciente generalmente se relaciona con tres cosas:

Primero, somos conscientes de estar en un cuerpo. Nuestro cerebro recibe comentarios sobre lo que sucede dentro del cuerpo y los estímulos que recibe de nuestro entorno, y describimos lo que siente el cuerpo en términos de sensaciones físicas.

En segundo lugar, somos conscientes de nuestro entorno. El espacio que nos rodea es nuestra conexión con la realidad externa; Prestamos atención a las cosas, objetos, personas y lugares de nuestro entorno.

Tercero, tenemos una sensación de pasar el tiempo; Estructuramos nuestra vida dentro del concepto del tiempo.

Sin embargo, cuando las personas se enfocan internamente a través de una seria contemplación autorreflexiva, cuando ensayan mentalmente nuevas posibilidades de en quién podrían convertirse, son capaces de sumergirse tanto en lo que están pensando que, a veces, su atención se desvía completamente de su cuerpo y su entorno; estos parecen desvanecerse o desaparecer. Incluso el concepto de tiempo se desvanece. No es que estén pensando en el tiempo, pero después de esos períodos, cuando abren los ojos, esperan descubrir que ha pasado un minuto o dos, solo para descubrir que han pasado horas. En estos momentos, no nos preocupamos por los problemas ni sentimos dolor. Nos desasociamos de las sensaciones de nuestro cuerpo y las asociaciones con todo en nuestro entorno. Podemos involucrarnos tanto en el proceso creativo que nos olvidamos de nosotros mismos.

Cuando se produce este fenómeno, estos individuos no son conscientes de nada más que de sus pensamientos. En otras palabras, lo único que es real para ellos es la conciencia de lo que están pensando. Casi todos han expresado esto en palabras similares. "Iría a este otro lugar en mi mente", dijo un sujeto, "donde no había distracciones, no había tiempo, no tenía cuerpo, no había nada, nada" excepto mis pensamientos ". En efecto, se convirtieron en un no-cuerpo, un no-nada, en poco tiempo. Dejaron su asociación actual con ser alguien, el "usted" o "uno mismo", y se convirtieron en un don nadie.

En este estado, como iba a aprender, estos individuos podrían comenzar a convertirse exactamente en lo que estaban imaginando. El cerebro humano, a través del lóbulo frontal, tiene la capacidad de bajar el volumen o incluso excluir los estímulos del cuerpo y el medio ambiente, así como la conciencia del tiempo. La última investigación en tecnología funcional de escaneo cerebral ha demostrado que cuando las personas están realmente concentradas y concentradas, los circuitos cerebrales asociados con el tiempo, el espacio y los sentimientos / movimientos / percepciones sensoriales del cuerpo literalmente se calman.8 Como seres humanos, tenemos el privilegio de hacer que nuestros pensamientos sean más reales que cualquier otra cosa, y cuando lo hacemos, el cerebro registra esas impresiones en los pliegues profundos de sus tejidos. Dominar esta habilidad es lo que nos permite comenzar a reconectar nuestros cerebros y cambiar nuestras vidas.


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